El regreso de Aphex Twin, las visuales de Eric Prydz, el live de Bicep y los DJ sets de Peggy Gou, Amelie Lens y muchos más encabezaron una edición para el recuerdo

Cumplir tres décadas es todo un hito, y más si eres un evento de música electrónica (y encima hecho en este país). Soplar las velas para celebrar 30 años merece una celebración especial, y si de algo saben en Sónar es de celebrar. Con esa misma ilusión que el primer día y el orgullo de haber sobrevivido a viento y marea para llegar hasta aquí, así prepararon el equipo del festival barcelonés esta edición de 2023.

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DÍA 1

No es un jueves cualquiera. Es jueves de Sónar, y eso significa que Barcelona reúne a los melómanos venidos de todas las partes del mundo para inaugurar el ritual anual que venera a la música electrónica en sus vertientes más genuinas y viscerales. Para ello, en la Fira de Barcelona nos esperaba el primer Sónar by Day con un lineup que representa a la perfección la esencia del festival. Un equilibro constante de experimentación audiovisual puntera.

Una de cal con Oneohtrix Point Never, que con su live hipnotizó un SonarHall lleno hasta la bandera con su oleaje de sintetizadores, y otra de arena con Badley Zero y Moxie compartiendo CDJs y haciendo quitar el polvo de las zapatillas de un SonarVillage renovado para proteger a los asistentes del sol infernal que ha acechado la ciudad condal por estas fechas en años anteriores. De la sensibilidad y vulnerabilidad de Erika De Casier posándose sola con el micro cantando bajo los focos y la atenta mirada de centenares de personas, a la alocado ritmo y storytelling de Charlotte Adigéry y Bolis Pupul desatados en la tarima. Y todo ello, con Black Coffee y sus adictivos ritmos tribales y visuales futuristas como guinda del pastel que supuso la jornada inaugural del 30 aniversario de uno de los emblemas de la capital catalana.


DÍA 2

El viernes ya es cosa seria, y hay que ir mentalizado de que este festival esta hecho para maratonianos. Pero como dicen: “el que tenga miedo a morir, no haber nacido”. Así que nos atamos los cordones, compramos un abanico y de vuelta a Plaça d’Espanya para empezar a estirar de nuevo para una jornada intensa.

Esta vez nos paseamos por Sónar +D, otra de las claves de “la verdadera experiencia Sónar”. Un aparador para los exploradores y científicos de las ondas y las tecnologías punteras mostrando tanto a los audiófilos como a los curiosos qué nos depara el mundo de la música (electrónica). Desde cabinas de DJ en el metaverso a novedades en el mundo de la sintetización modular, pasando por stands que sacaban el niño que todos llevamos dentro.

Dosificando nuestras fuerzas, volvemos al recreo con MikeQ a los platos del escenario principal, trayendo la esencia del clubbing encarrilada por un maridaje de house y breaks con guiños a algún que otro clásico, ideal para amortizar el patrocinio de Estrella Damm pues era el vibe perfecto para tomarse la primera cerveza del día. Y con un mood totalmente distinto, nos deshacemos de los bombos para ver a Lorenzo Senni, uno de los representantes de Warp Records en esta edición de 2023 en la que nos deleitó con un directo que combinó el éxtasis con la armonía que hasta a él le hizo brincar sin control. Y de vuelta al SonarVillage, nos topamos con un escenario a reventar con The Blessed Madonna alardeando de sonrisa, donde se la vio notablemente feliz pinchando en un ambiente tan receptivo que le felicitaba en forma de gritos cada drop que salía de su USB.

Aún así, cual Cenicienta teníamos el reloj pisándonos los talones obligándonos a hacer un pensamiento e ir hasta el carruaje. Pero nosotros no teníamos que volver a casa, sino que nos íbamos a desplazar hasta la Fira Gran Via, el espacio hermano que acoge el Sónar By Night año tras año. Nuestro objetivo principal era llegar antes de las 22:00, pues señoras y señores, estábamos a punto de vivir un momento histórico –y lo digo sin que me tiemble el pulso lo más mínimo–.

Aterrizados de vuelta en el recinto de L’Hospitalet de Llobregat con tiempo de sobras para poder dar un paseo tempranero de punta a punta, vemos cómo cada escenario empieza a tener marcada no solo su esencia sino su propia historia. Hablando con un chico argentino que conocí en el trayecto y que se iba a estrenar en el festival –si estás leyendo esto, un abrazo Panto–, me contó que estaba fascinado por cómo la gente habla ya no solo del festival sino de la fama de cada stage, con actuaciones que han quedado para la posteridad en espacios totalmente emblemáticos, todos ellos dentro del mismo evento. Y es que así es, el legado del Sónar va mucho más allá de su marca, ya que cuida con detalle cada pista de baile para que la experiencia que suceda en él tenga una vida propia.

Entrando en materia y con el mapa analizado, toca hacerse hueco en el SonarClub, el hogar de los principales headliners del festival. Calentando motores, Cardopusher puso a prueba los altavoces de la inmensa nave con ritmos eclécticos abrazados por el sonido industrial. Un warm up ideal para generar el mood perfecto para lo que estaba por venir: historia de la música moderna.

Ya con la sala llena hasta la bandera, nadie se quiso perder el regreso de uno de los artistas más vanguardistas de la electrónica. Tras un largo parón, Aphex Twin volvió a los escenarios, y eligió el Sónar para traer a nuestro país uno de los shows más exclusivos y audiovisualmente transgresores que existen. Los experimentos sonoros de Richard D. James encapsulados en todos los ritmos y velocidades habidos y por haber se vieron acompañados de la mayor cantidad de láseres que jamás he visto en ningún espectáculo. Todo ello coronado por una puesta en escena que mostró su esquizofrénica visión en un inmenso cubo de LEDs flotando sobre la cabeza del rey del IDM.

Esa hora y pico fue muy difícil de procesar, pero para ello fuimos a cambiar de aires a ritmo de CC:DISCO!, que homenajeó su nombre convirtiendo el SonarPub en una fiesta en la que solo faltó la bola de espejos flotando sobre el público. Además, aprovechamos también para sacar la cabeza en el mítico SonarCar, el coliseo de telones rojos que albergó un all-night-long de Âme y Marcel Dettmann que generó colas en más de una ocasión entre la muchedumbre que quería disfrutar de los maestros del techno.

Volviendo al mainstage, el color se apoderó tanto de las pantallas como de los altavoces. Bicep presentaron su aclamado directo en un inicio mucho más “clubero” para los que lo vimos por primera vez y que parecía más un local berlinés que la música de dos estandartes de la electrónica melódica contemporánea. Aún así, la progresión fue llevándoles hasta su sonido inconfundible, desembocando en los momentos que todos estaban esperando grabar con sus teléfonos: ‘Glue‘ y ‘Apricots‘, desataron la euforia de la gente al activar los coloridos láseres que sobrevolaban suavemente en un momento visualmente precioso.

@wololosound Uno de los highlights de este último @Sónar Festival: el vibrante live de @B I C E P ✨🌈 #sonarfestival #sonarbarcelona2023 #bicep #bicepapricots #livemusic #fyp #electronicmusic ♬ original sound – Wololo Sound

Tomando el relevo, Peggy Gou está muy en forma. Más allá de sus dulces producciones a ritmo de house y de ir siempre a la moda, la DJ surcoreana no se andó con bromas y empezó su set sacando la artillería pesada. Techno y acid para empezar intercalado con grooves adictivos que, inevitablemente, acabaron llevándola al terreno que muchos esperaban de ella, incluso pinchando su recientemente estrenado (It Goes Like) Nanana. Muy disfrutón, como otra compañera como es Honey Dijon que también estaba sacándole brillo a algunos clásicos de la música house y múltiples crowdpleasers que incitan fácilmente al baile en la otra punta del recinto. Y ahí dimos por cerrado nuestro primer turno nocturno, pillando de camino a la salida algunos compases de Solomun devolviendo la oscuridad con la clase que siempre le ha caracterizado a los platos. Benditos los que seguían con fuerzas para seguir en acción, pero nos quedaban aún unas cuantas horas por delante y tocaba jugar con cabeza nuestras cartas.


DÍA 3

Con un Redbull en mano hicimos un breve acto de presencia en el último Sónar by Day de esta edición para presenciar un B2B de una de las confirmaciones de última hora que, personalmente, más ilusión me hizo. Unas leyendas vivientes de la electrónica como son 2manydjs regresaron a la ciudad condal meses después de su paso por la Sala Apolo, esta vez en muy buena compañía. Los belgas invitaron a Peach y Tiga –que iba a hacer doblete en el festival– en su paso por el SonarVillage para una sesión que homenajeó el electro techno, con producciones propias míticas de los allí presentes y algún que otro tema que me robó el corazón como el ‘À Cause Des Garçons‘ de Yelle que me hizo viajar a los años en los que el Tektonik era lo más, o el ansiado remix de Skrillex y Boys Noize a ‘It’s A Fine Day‘ que tanto les está costando soltar pese al hype que hay tras esa ID.

De vuelta al Sónar By Night, tocaba cine. Eric Prydz trajo al SonarClub su espectacular HOLO que ya pudimos vivir el año pasado en Tomorrowland, pero con visuales y tracklist actualizados para la ocasión. Una película de hora y media con luces, láseres, cañones de humo y visuales 3D que hicieron que sus habilidades a los platos fueran lo menos notorio del show. La línea progresiva de Prydz –y Pryda– fue un choque importante con Parkineos, los siguientes en nuestra lista, que apretaron a fondo el acelerador para traer una sesión divertidísima plagada de energía y remezclas que cautivaron al SonarCar. Puro disfrute del que nos costó mucho marchar para poner remedio a su solape con una de las actuaciones que más curiosidad nos generaba.

@wololosound Sónar: “¿Cuántos láseres vas a querer?” Aphex Twin: “Sí” #sonarfestival2023 #sonarbarcelona #aphextwin #sonarfestival #idm #lasershow ♬ original sound – Wololo Sound

Alizzz y su recién estrenado “Club 2000” se apoderaron del SonarPub para homenajear el electro dosmilero. El catalán, a quien entrevistamos en Wololo Sound para hablar de sus orígenes dentro de la electrónica, sacó brillo a sus pendrives con tracks de Vitalic, Soulwax o incluso Blur, cerrando de forma emotiva –menos para los técnicos, que le pedían que bajara la persiana para poder desmontar el chiringuito– con el remix de Thomas Bangalter a ‘Signatune‘ de DJ Medhi, himno para los amantes del French Touch.

Y en consonancia de donde venimos, subimos de nivel en lo que a intensidad se refiere con uno de los B2B más esperados y exclusivos. El crossover de Tiga y Cora Novoa en el escenario principal fue uno de los mejores sets del festival, uniendo a la artista de Turbo Recordings con el jefe del sello en una metralleta de ritmos de techno medianamente acelerados que coquetearon con el electro y sonidos más industriales. Una química en cabina que desembocó en uno de las sesiones más disfrutadas de esta edición.

Cogiendo el testigo, otra eminencia no solo del techno sino del Sónar. Richie Hawtin, al que se le vió especialmente ilusionado de volver al que dice que es uno de sus festivales favoritos por el factor emocional que tiene haber actuado en casi todas las ediciones de sus tres décadas de historia, hizo lo que se esperaba de él. Un galope oscuro y técnicamente meticuloso que fue “otro día en la oficina” para los que ya le conocían, y un “vaya capo” para los que acababan de ver a Plastikman por primera vez.

Y ya con los cierres en mente, hicimos un 3 en ralla de nivel. Empezando por una dupla nacional que está haciéndose notar en terrenos internacionales cada vez más. El colectivo andaluz Mareo, representados por Chico Blanco y 8kitoo, demostraron que a las nuevas generaciones de artistas no les va adaptarse al status quo de “lo que representaba ser DJ” hasta ahora. La informalidad y genuinidad de sus sesiones pasa por llevar con orgullo la cultura del DIY, y así lo demostraron cerrando el SonarCar con una sesión que no se comprometió con ningún ritmo ni velocidad.

La segunda encargada era otra de los principales reclamos para las grandes masas. Amelie Lens tomó el control de las CDJs en el escenario que compartió con el resto de cabezas de cartel para hacer sudar a los allí presentes con la energía que siempre desprende, da igual la hora y el lugar. Y en el otro lado de la Fira Gran Via, el momento más emotivo. Soplando las velas de los 30 años del festival no podía faltar Ángel Molina, nombre que siempre ha sido sinónimo de Sónar y que su legado com trackselector le ha hecho ganar ya el estatus de “leyenda” dentro del círculo nacional.

Y con ese talento para elegir la dirección sonora de cualquier momento, tocaron las 7 de la mañana. Bajo la luz del día y un aplauso unánime, nos despedimos de nuestro segundo Sónar pero el trigésimo de sus creadores, en una edición que más allá de lo emotivo volvió a brillar por su gran curación musical, su icónico savoir faire y su ímpetu en poner bajo el foco a aquellos que buscan empujar los límites de la música electrónica, ya sea desde el escenario o tras el ordenador.

Gracias una vez más, Sónar, ¡y que cumplas muchos más!