Aunque parece que la luz empieza a asomar al final del túnel, 2020 no será un buen año. No lo será para casi ninguno de nosotros, pero mucho menos para la gente que afronta cada día, con capital propio, el reto que significa construir un negocio o evento desde la nada. Se ha hablado mucho estos días de los grandes festivales, de las grandes salas y de todos los problemas que tendrán para volver a la absoluta normalidad, algo que sinceramente aún parece muy lejano. Esta semana en Wololo Sound presentaremos material y entrevistas que nos darán una opinión más profesional y cercana sobre el estado actual de la situación de la industria musical. Hasta entonces y a modo introducción, en este artículo vamos a centrarnos en las “medidas” que podemos tomar nosotros, usuarios finales y al fin y al cabo jueces en esta crisis, para solventar la situación lo antes posible.

¿En qué punto estamos ahora mismo? Yo diría que en el de la improvisación. Esta semana que cerramos en el día de hoy nos ha dejado imágenes curiosas. Mientras que en Alemania han optado por probar un “autofestival“, con los asistentes disfrutando del directo del dj desde sus vehículos, desde otros lugares del mundo nos han llegado diferentes proyectos de festivales divididos en palcos o parcelas con separación entre si, o estrambóticos trajes de noche para asegurar la no contaminación del prójimo. En mi opinión, no creo que ninguna de estas tres novedosas medidas tengan mucho éxito en un país como el nuestro, ni seguramente en ninguno.

Dejando de lado esta, creo que entendible improvisación, parece complicado aventurar cuánto afectará realmente este virus a los macro festivales en el plazo de dos o tres años . ¿Tomarán medidas agresivas en 2021 y luego todo quedará en un susto, o realmente tenemos que imaginarnos esa “nueva normalidad”? Es casi imposible saber qué va a pasar en dos meses, por lo que todas estas teorías a uno o dos años vista suenan totalmente vacías.

Fluido, una de las sesiones de mediano formato con más demanda en Madrid en la actualidad

Con estas premisas es por tanto momento de cambiar el chip. Volver a bajar al mundo real y hablar de un futuro a medio plazo y sobretodo en qué podemos hacer nosotros para levantar cuanto antes esta situación. Una “escena”, esa palabra que tanto nos gusta decir, – y en nuestro caso escribir – que se construye en el 100% de los casos desde abajo. Es por tanto desde abajo desde donde tenemos que empezar a levantar esta situación. Todos y cada uno de nosotros conocemos a algún artista o músico y otros tantos a algún promotor o dueño de sala, bar, o pub.

Es el momento de entre todos ayudar a que esta persona que tantos buenos ratos nos ha dado, reciba ahora algo de nuestra parte. Adquirir música, escuchar música en streaming, merchandising o cualquier apoyo que pueda valer a este/a artista para subsistir y pasar la situación, será bienvenido. Si hablamos de pequeños artistas tenemos que hablar también de pequeñas salas. Las grandes plazas y festivales tendrán que esperar y las pequeñas sesiones y las salas de 200/300 personas cogerán una nueva importancia. Este tipo de salas podemos encontrarlas en todas las ciudades, pero es en las grandes urbes donde hasta ahora se hacía más difícil subsistir y hacerse un hueco. Estos locales serán los primeros en abrir, pero también pueden ser los primeros en caer. Está en nuestra mano apoyarlos.

No va a ser fácil ni inmediato que volvamos a ver esas programaciones de salas punteras con uno o dos artistas internacionales cada semana. El artista nacional, local, va a ganar más peso en la escena nacional y esto no debe ser razón de menos para optar por estos eventos o discotecas. Puede incluso darse la casuística de que un promotor no quiera llenar su local y para mantenerlo al 50% opte por artistas de un corte más local o “amateur”. Las programaciones volverán a ser lo que eran, pero para empezar desde abajo necesitarán nuestro apoyo.

Si continuamos subiendo la escalera llegamos pronto, ahora sí, a esos festivales de gran formato. Esos recintos abarrotados que tantas experiencias nos han dado tienen detrás a un equipo humano muy importante y numeroso. No es justo, cuando pensamos en un evento como Dreambeach, A Summer Story, Mad Cool o Arenal Sound, pensar tan solo en el gran promotor o promotores que hay detrás. Estos/as empresarios sufrirán el golpe de la crisis, pero también lo harán los miles de empleados que mueven estos festivales. Todos estos profesionales no podrán prácticamente trabajar en 2020 y por eso es importante seguir apoyando a nuestro festival favorito cuando pueda volver a celebrarse. Hasta entonces tendremos (y será a corto plazo) el eterno debate de si pedir la devolución de mis entradas, o aprovecharla para 2021. Esto dependerá, como no puede ser de otra manera, de la situación personal de cada usuario, pero es lícito también conocer el escenario completo y la situación de ese evento antes de tomar una decisión que en muchos casos puede resultar hasta egoísta.

En definitiva, la vuelta será dura y paulatina. Si de verdad sientes la cultura musical como algo tuyo es importante estar presente también en estos tiempos difíciles, siempre en la medida de lo posible y dentro de las posibilidades de cada persona. Muy pronto volveremos a bailar juntos y podremos decir que hemos creado, o recreado, casi desde cero, de nuevo una escena musical de calidad en nuestro país.

Adrian Oller
Cofundador y redactor. Melómano, leonés y obseso de las cosas bien hechas. Imposible encasillarme en un sólo género. “Si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en grupo”