Desde el sábado por la tarde he venido leyendo en redes sociales varios resúmenes de lo que sucedió la noche del viernes en la pequeña sala Goya Social Club de Madrid. La mayoría de los djs y muchos de los asistentes allí presentes (nosotros también), han querido una vez más mostrar su incredulidad, apoyo, y fascinación por lo que consiguió una vez más (y van…) Arcadia Night. No sé si alguno de los y las que os disponéis a leer estas líneas habéis visto en alguna ocasión tal conexión entre público y artistas, o tales palabras de agradecimiento ante una sesión o evento de ambas partes. Artistas nacionales, e internacionales. Asistentes que repiten, o los que van por primera vez. Yo, sinceramente, no, y por ello necesitaba contaos más pronto que tarde que es lo que hace de Arcadia Night la sesión más humana y mágica de la capital, y lo que hace que desde el viernes contemos ya los días para la primera Arcadia Night de 2020.

Magia podría ser sin duda una de las palabras que definiera lo especial del evento del viernes. No es el progressive house, no fueron Jose de Mara y Crusy, y ni si quiera fueron Magnificence los que hicieron que jóvenes de todos los extremos del país estuvieran un puente, de marcada tradición familiar, en Madrid. Fue la magia de Arcadia Night.

San Sebastián, León, Santander, Bilbao, Alicante o Barcelona, son alguna de las ciudades desde donde Arcadia Night tuvo visitantes el viernes, alguno de ellos con más de tres y de cuatro visitas a la sesión en su haber, algo, insistimos, totalmente inusual en los días que corren. Arcadia Night es ese evento donde antes, durante y después puedes intercambiar opiniones e impresiones, o simplemente chocar la mano con miembros del equipo, con los artistas que conforman el line-up, prensa, diseñadores y cualquier persona ligada a la escena musical madrileña en cualquiera de sus formas. No hay un solo artista que no apoye este proyecto, sea del género que sea. ¿Se había visto eso antes?

Recientemente he pensado en lo que sucede en Arcadia Night como una buena comparación, a pequeña escala, de lo que significa el ADE de Amsterdam. Conexión, charla, apoyo, y mucha recompensa al trabajo bien hecho. Sobre este punto podría escribir un artículo a parte, y es que es inexpresable para mi la alegría que siento al ver a artistas como Javi Reina, uno de los productores más infravalorados del país durante toda una década, hacer bailar a más de doscientas personas a ritmo de tech-house al más puro estilo elrow. Ver la gente disfrutar y empatizar con la energía del artista, algo totalmente fuera del contexto habitual de la escena actual donde las emociones van demasiado a menudo de las redes sociales. También es inexpresable por mi parte haber vivido en primera persona el ascenso, lento, constante, y sobretodo merecido, de The Dirty Playerz. La formación cántabra, con tanto talento como dinamismo y simpatía, ha visto recompensado en los últimos meses mucho del trabajo de estos dos últimos años hasta poder ofrecer una sesión con la práctica totalidad de temas propios y momentos de renombre. Como los grandes.

Por último, pero seguramente más importante, la mención y la enésima enhorabuena a Jose De Mara y Crusy por haber creado una especie de familia, una comunidad musical que como si de un solsticio se tratara se congrega cada seis meses en busca de una noche diferente, una noche de pura música electrónica, pero sobretodo, una noche donde bailar codo con codo con todos esos conocidos de las redes sociales, amigos lejanos, o simplemente gente que comparte la misma pasión que tú. No sabemos si Arcadia Night es una experiencia religiosa, pero aún no se han visto alguien que salga de Goya Social Club sin ganar de repetir.

Nos vemos en la 7.

Adrian Oller
Cofundador y redactor. Melómano, leonés y obseso de las cosas bien hechas. Imposible encasillarme en un sólo género. “Si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en grupo”