Tras celebrarse durante 17 años en Gijón, L.E.V. volvió a instalarse en la escena madrileña durante el fin de semana del 21 al 24 de septiembre como L.E.V. Matadero con su quinta edición, ofreciéndonos una rica variedad de proyectos de artistas nacionales e internacionales. Como cada año, L.E.V. nos brindó una experiencia musical y visualmente inmersiva, al mismo tiempo que otras propuestas como sus exposiciones y proyectos de realidad virtual. En este extracto presentaremos el aspecto musical y la experiencia que Matadero pudo ofrecernos en nuestra acogida.

Jueves, día 21, supuso el inicio de su programación, trayéndonos tres interesantes propuestas, todas muy diferentes entre sí. Con cierta antelación de las actuaciones, se formó una cola delante de la Central de Diseño con los asistentes, con cierto nervio de ver qué es lo que depararía esta edición, frente a las anteriores. Fue el caso, sobre todo, para los fieles seguidores del festival que han estado acudiendo a todas o, al menos, a la mayoría de ediciones en las que se ha celebrado el festival.

Una vez dentro, se mantuvo cierto suspense hasta el primer acto que fue encabezado por Rocío Guzman. Un instante antes de poder ver a la artista, se apagaron todas las luces y, acto seguido, su llegada fue anunciada mediante focos parpadeantes y una mezcla de sonidos electrónicos y la voz de la artista rebotando por las paredes de la sala. Un increíble inicio, tras el cual Rocío Guzman se unió al escenario para poder conocerla más allá de la voz que estábamos escuchando a ciegas. La artista andaluza consiguió unir las vocales típicas de su hogar, junto a elementos electrónicos, pudiendo así crear un nueva mezcla de sonidos que no se han estado explorando a menudo, dado su grado de diferencia entre sí. Cada una de sus canciones fue acompañada de focos de distinto color que anunciaron diferentes tipos de tonalidades: algunas que invocaron más fuerza y, otras, más sentidas y pautadas. Por ello, tanto el inicio de su acto, como el final, fueron bañados de color rojo por su gran potencia.

Katarina Gryvul y Alex Guevara fueron el segundo acto de la noche, uniendo a la compositora ucraniana y el artista digital peruano en una experiencia inmersiva. Mientras que Gryvul usó elementos en su performance como los jadeos, los guturales y sonidos clásicos con raíces en la ópera, su compañero Guevara acompañó estos sonidos mediante visuales distorsionados. Parte de su intención fue trasladarnos cierta sensación de ansiedad, que la artista quería traducir en los recientes acontecimientos ocurridos en su tierra natal. Su llegada al escenario fue bañada, también, en color rojo, posiblemente haciendo más alusión a ello. Sin embargo, su vestimenta enteramente blanca, hacía el contraste necesario para proporcionar la inocencia o el comienzo de la liberación.

El último acto de la noche, NSDOS, consiguió levantar a toda la sala, unidos en un baile conjunto, a través de sus visuales y sus sonidos cercanos al techno. El artista destacó por usar distintos sistemas no convencionales para emular sonidos, entre los cuales, una gran cantidad de lo que parecían ser sensores de biorritmos que fue acercando a distintas personas, interactuando, de esta forma, con el público y haciéndole partícipe en su performance.


La jornada de viernes, día 22, nos trajo dos propuestas distintas: una, en la Casa del Lector, en la cual actuaron Oval, Riccardo Giovinetto y Venus Ex Machina & Xtrux, y otra, en la Central de Diseño, encabezada por CoH & Abul Mogard, Joakim, Konx-om-Pax y Beatrix Weapons junto a Ruido.Frio. Dado que sus pases coincidían, decidimos disfrutar de las actuaciones de la Central de Diseño.

La noche comenzó con el dúo CoH & Abul Mogard, en cuya performance el artista ruso (CoH) y el italiano (Mogard), nos proporcionaron un sonido suave y envolvente, un lento build-up, que no llegó a culminar en ningún momento, dado que no pretendía hacerlo, sino ofrecer una atmósfera discreta. El dúo no contó con visuales durante toda su actuación, probablemente porque la intención era que cada oyente fuera intérprete de los visuales que imaginara al cerrar los ojos: trasladarle a su propio mundo imaginario.

Joakim, segundo artista de la noche, pudo ofrecernos este contraste respecto el primer acto, dado que el mayor peso de su actuación fue dado a los visuales. Es más, ni siquiera formó parte del escenario, para no distraer nuestra vista de lo que quería proporcionarnos: un proyecto sobre la naturaleza con el nombre Second Nature. En este, contaba con visuales que incluían la vida vegetal, marina y animal, la alimentación, la mitología, la geografía y algunos fenómenos naturales como las tormentas y los rayos o la erupción de volcanes. Con estos visuales, recopilados durante años, quería hacernos cuestionar nuestra cambiante relación con la naturaleza y cómo poder volver a conectar con ella, a pesar de los retos. Todo ello fue acompañado mediante el estilo ambient y el IDM, en los cuales se incluyeron distintos sonidos de pájaros y otros animales para aportar más riqueza al proyecto sobre la naturaleza.

Trás dos actos de sonidos suaves y pautados, Konx-om-Pax pareció seguir el ritmo anterior en un primer momento. Sin embargo, su sonido melódico se mostró más marcado y movido con el paso de su actuación. El escocés presentó su quinta y última entrega de proyecto System Works Av e inmergió a su público mediante su sonido y su arte generativo.

El público de la Central de Diseño estalló en un baile conjunto nada más Beatrix Weapons pisó el escenario, junto al artista visual 3D Ruido. Frio., formando el acto estrella de la noche. La artista de origen español recibió la atención de los oyentes de inmediato al ofrecer un proyecto mayoritariamente definido por los 200bpm, dificultando el no acompañarla en el frenesí. Su sonido experimental hizo que melodía y ruido se juntaran en una perfecta propuesta en la que la oscuridad y distorsión de los visuales ofrecen “destrucción y deconstricción”.


Sábado, día 23, pisó fuerte con un total de seis actos, dos de los cuales se pudieron disfrutar en la Casa del Lector, y el restante, en la Central de Diseño.

Zan Lyons fue el primero de estos dos, proponiéndonos su proyecto Interactive Visual Audio, una performance muy melódica y hasta cierta parte melancólica, que unió sonidos acústicos convencionales, tal como el violín que tocó a tiempo real, como otros inconvencionales que admitió haber usado en la creación de sus melodías: el empleo de sonidos de llaves o de puertas cerrados de golpe, entre otras cosas. El artista mostró una clara inspiración en los videojuegos y el cine por dos razones. En primer lugar, la música con la que nos sorprendió Lyons asemejaba el sonido de una banda sonora, proponiendo este toque de suspense en el aire. Y, en segundo lugar, sus visuales eran manejados por un mando de Playstation, mostrando así su creatividad y maestría.

Con la llegada de Lorem al escenario, pudimos vernos envueltos del todo en sus visuales que ofrecían un toque tenebroso, con bosques encantados, criaturas extrañas o caras distorsionadas. Contó con un sonido fuerte y marcado, que fue suavizando a medida que acababa su actuación, junto a la desaparición de estos visuales. El artista alemán presentó su proyecto Tesh en el que nos ofreció un viaje a través de su imaginación y sus sueños, empujándonos a crear también nuestra propia interpretación.

El proyecto con el que nos presentó Verbose recibe el nombre de Cýra. En este, nos presentó una sensación generalmente melódica y envolvente desde el comienzo, entremezclando esto con sonidos distorsionados que recordaron al estilo glitch, mientras que usó visuales simplificados que acompañaron el ritmo exacto del sonido mediante la técnica del pixel mapping.

La actuación de CORIN demostró la maestría de la artista que, como compositora y productora de electrónica, elaboró sonidos cautivantes de una fineza exquisita. Estos fueron combinados con unos visuales en los que pudimos reconocer a CORIN en su forma digitalizada, siendo como tal, un icono divino y celestial . Sus sonidos invocaron un estilo parcialmente clásico, dado que durante su actuación le pudimos escuchar tocando el piano, entremezclando este estilo con propuestas innovadoras y sonidos hiperdigitales. Algo que destacó mucho de la artista fue su capacidad de invocar la emoción y los sentimientos del público a través de su música.

Halina Rice presentó su proyecto New Worlds en el que ofreció una experiencia inmersiva, conseguida mediante un estilo musical compaginado por la música experimental, la electrónica, el bass y el ambient. Mientras tanto, hacía uso de visuales usualmente predominados por figuras geométricas que ofrecían una ilusión 3D. Su propuesta musical y artística fue positivamente recibida por el público, que siguió el ritmo de sus canciones.

LustSickPuppy le robó el show al festival, acudiendo con una actitud y presencia únicas y consiguiendo que el público entero se implicara en un baile frenético desde el primer momento. Nacide en Brooklyn, la artiste demostró una capacidad de combinar elementos de distintos estilos y conseguir un sonido propio. Así es cómo unió rap, gabber y hardcore, creando una atmósfera positivamente caótica en la sala y ofreciendo una experiencia catártica, en la que se desprendía de su frustración con el sistema a la hora de decidirse por los ritmos altamente acelerados y el uso del grito para la liberación.


Y así es como, tras cuatro días llenos de propuestas culturalmente envolventes, tres de los cuales fueron dedicados al sonido experimental y las actuaciones en directo, nos despedimos de L.E.V. Matadero hasta el próximo año.

Ann Emilova
Dreamy vocals, melodías oscuras y un toque nostálgico me hacen fluir al ritmo del sonido experimental. Interesada en el arte en todas sus formas.