No es noticia que hace tiempo que la radio ha dejado de ser canal principal a la hora de escuchar música, fuertemente reemplazo para la mayoría de personas, por distintas apps, ya bien sean Spotify, Soundcloud, Bandcamp, Amazon Music u otras, que facilitan a tomar rienda suelta a la hora de elegir música.

A raíz de una opinión escrita por el artista salute sobre si las personas acuden a los clubs para descubrir a nuevos artistas, podemos abrir el melón sobre por qué, de forma general, se suele apostar por los artistas favoritos de cada uno y no por descubrir nuevos sonidos.


A la hora de hablar sobre música y la vida nocturna, la mayoría de personas estaría de acuerdo en que hay más posibilidad de acudir a eventos o fiestas que cuenten en sus line-ups con sus artistas de confianza, o que al menos sean de gran renombre. En parte, esto podría darse por el factor económico. Es un hecho que las entradas para cualquier evento con música involucrada son más caras que nunca, y que a la hora de hacer esta inversión, los asistentes quieren asegurarse de que la experiencia sea lo más acertada posible y “haya valido la pena”. Esto deja poco margen a que se puedan descubrir nuevos ritmos, sonidos o estilos de música. Se puede decir que todo ello se remonta, sobre todo, en qué es lo que escuchamos en nuestros hogares.

¿Le damos ‘play’ a las mismas canciones y álbumes de siempre o, por el contrario, la curiosidad nos tienta a innovar a menudo nuestro repertorio? En todo ello entra mucho que ver la inquietud o falta de esta de cada persona, dándose el caso de que, de forma general, cuanto más creativo seas en tu ámbito personal o laboral, más posibilidad existe de que tu curiosidad musical también vaya ligada a ello.

En un estudio hecho por Deezer en el que se entrevistaron los hábitos de escucha de 1000 participantes, quedó retratado que el 60% de los oyentes de música apuestan por los mismas canciones una y otra vez, y el 25% raramente se salen de sus estilos favoritos, escuchando así apenas géneros desconocidos para ellos. Entre estos porcentajes parece ser que no todos son por falta de interés en sí, sino por otros motivos, tales como trabajos exigentes y agotadores o el cuidado de niños, en el caso de los padres. Además, la cantidad de oferta musical es ciertamente abrumadora y nunca nos daría tiempo a descubrirlo todo.

En otros estudios que se han realizado a lo largo de estos años, se afirma que después de los 30 es más complejo y menos común dedicar suficiente tiempo a nuevos artistas, ya que, es en la adolescencia y los pocos años posteriores cuando los gustos sufren más cambios. Esto se debe a que somos más sensibles y aún nos estamos formando en todos los ámbitos, construyendo así nuestra forma de ser y gustos más maduros a partir de los 30.


Otra cosa que tener en cuenta es el poder del recuerdo que nos evocan ciertos temas que hemos escuchado en previas épocas de nuestras vidas. Este toque nostálgico hace que volver a las mismas canciones sea algo casi automático. Además, los efectos químicos que se producen en nuestro cuerpo como la serotonina, la dopamina o la oxitocina están a flor de piel cuando escuchamos nuestras canciones favoritas. El hecho de conocernos la letra, si es que la canción la contenga, o saber qué ritmos o palabras vienen a continuación, hace que la anticipación de este momento nos produzca una sensación de confort y placer.

Frente a todas estas razones lógicas de por qué solemos retornar a la misma música, ¿cuál es el punto favorable en continuamente descubrir sonidos nuevos? Nuestras canciones o artistas favoritas estarán siempre ahí, no significa que los abandonamos para nunca volver a ellos de nuevo. Sin embargo, sí hace que abramos nuestro horizonte, nuestra mentalidad y nos movamos por la inquietud y curiosidad que supone indagar más profundo. De la misma forma en que nuestra forma de ser cambia con el paso de los años, nuestros gustos musicales no pueden expandirse si nos quedamos en la superficie. De esta forma, no solo nos retamos a nosotros mismos a evolucionar, sino que damos voz a artistas y sonidos emergentes, cuyo crecimiento no podría ser posible si nosotros no formemos parte de este cambio.

Ann Emilova
Dreamy vocals, melodías oscuras y un toque nostálgico me hacen fluir al ritmo del sonido experimental. Interesada en el arte en todas sus formas.