El fenómeno Andrés Campo es algo ya más que consolidado en la escena de la electrónica durante los últimos años. Allá donde va, arrasa, y esta vez no iba a ser de otra manera, colgando el sold out en Hivernacle semanas antes del evento. Si hay un reto para cualquier DJ, este es el de construir musicalmente una noche entera desde el comienzo hasta el final. Al empezar, tienes la pista vacía, toda la noche por delante y el poder de hacer viajar al público a través de multitud de géneros musicales y diferentes intensidades. Para un artista experimentado como él, fue como jugar en el patio de su casa. Acostumbrado a noches de antaño en clubes con un solo DJ y con multitud de sesiones All Night Long a sus espaldas, lo bordó.

Colas y colas para entrar al recinto desde primera hora. Nada más abrir las puertas, en primera fila se acumularan sus fieles con multitud de pancartas (un clásico ya en los eventos donde pincha el aragonés) y preparados para darlo todo desde el minuto cero. Últimamente, nos estamos acostumbrando tristemente a eventos donde el primer DJ de la noche suena igual al DJ que cierra. En este caso, siendo literalmente el mismo dj el que abría y cerraba, la progresión fue más que evidente. Primer objetivo conseguido.


El DJ oscense realizó un recorrido musical desde primera hora de la noche tocando tracks de géneros como el techno hipnótico, pasando por el melódico y con toques groovy pero sin ser demasiado agresivo, calentando así la pista de baile para lo que iba a ser una noche memorable. Conforme se fue llenando la pista empezó a dejar destellos de su pasado como DJ Kuki mezclado con temas del Andrés Campo más moderno. Pudimos escuchar temas míticos de la talla de ‘The Bells’ y ‘Arpegia’, junto con algunos más actuales como ‘Diablo’ y ‘Soy’ entre muchos otros.

Hubo muchos momentazos y muchos super hits, pero uno de los más épicos de la noche fue cuando el rey de Florida 135 soltó a los perros y puso su famoso remix junto con K-Style para Arde Bogotá. La gente enloqueció y entre todos se pusieron a cantar la letra a puro pulmón, como si de un himno se tratara. El cierre fue algo muy especial para los amantes del sonido Coliseum, durante la última hora y media escuchamos temazo tras temazo de la época de Kuki. Pelos de punta y la fibra sensible tocada y hundida con una música y unos tracks que se resisten a morir.


Por otro lado, teníamos la Sala Upload dónde escuchamos un techno muy groovy que se apoderaba de tu cuerpo nada más entrar. Especial felicitación a Jennifer Loveless, Laia y Kiiatkina por su desempeño durante toda la noche que hicieron de la sala una auténtica pista de baile en llamas. Si seguías dando vueltas por el recinto, podías encontrarte con paradas curiosas como la famosa “Brunch fortune cookies” en la que se acumulaban las personas para saber su suerte, sin duda funcionó a la perfección.

Fue una noche mágica en la que miles de personas se llevaron el recuerdo de una experiencia única que dará mucho que hablar. La decoración salvaje, los sensacionales sets y el buen ambiente hicieron gala de un evento espectacular. Siempre es un placer ver a Andrés en directo y más si son tantas horas. Ha sido su primer All Night Long en Hivernacle, pero sabemos que no será el último. !Hasta la próxima!