Que salir a un determinado evento nocturno puede convertirse en toda una aventura, no es algo nuevo para ninguno de nosotros/as. Los festivales y eventos de música electrónica tampoco se libran de ciertos comportamientos o personas de dudosa reputación. Con el verano (a nivel personal) finalizado, quiero en este artículo repasar brevemente ciertas cosas que he visto y que cada vez me gustan menos.

El “postureo” se podría definir con la frase ‘Si no lo subo a redes sociales, es que no ha pasado’. Como es lógico, no tengo nada en contra de las redes sociales, pero estamos llegando a límites insospechados. Una de las salas de electrónica más demandadas por el gran público, es por ejemplo Ushuaïa Ibiza, hotel que hemos tenido la suerte de visitar hasta seis veces este verano.

¿Y que fue lo que nos encontramos en Café Mambo?

Ushuaïa se ha convertido en un lugar repleto de personas sin ningún conocimiento sobre música electrónica. Y tampoco hace falta. Lo bonito de cualquier movimiento artístico, es que sin saber bien lo que te vas a encontrar puedes salir encantado, y a todos nos ha pasado en determinado concierto, obra de teatro o pase de cine. Disfrutar del ambiente, abrir los oídos (y la mente) y dejarte llevar por las transiciones de un DJ que está cobrando por un trabajo que tratará de desempañar de la mejor manera posible. Que fácil es.

Sin embargo, en los últimos años he notado cierta tendencia a la falta de respeto, bien al artista, bien al resto de espectadores, en muchísimas ocasiones a raiz de esa nula cultura musical, o directamente a la falta de educación. Y esto si que no puede ser. Por enumerar algunos ejemplos, hablo de esa despedida de soltero de espaldas al stage y voceando durante toda la sesión, de esos asistentes “pasados de copas” que se dedican a abuchear a un DJ porque les gustaba más el estilo del predecesor en cabina, o de ese grupo de chavales en su primer gran evento que tan solo están ahí para cruzar algo más que palabras con el primero que le roce el hombro. Todos estos actos, más habituales en pequeñas fiestas y congregaciones, son cosas ya habituales en Ushuaïa Ibiza.

CRÓNICA: Vivimos la fiesta de Dimitri Vegas & Like Mike en Ushuaïa

No es el único ejemplo, y lógicamente esto también existe en los grandes festivales. La mezcla de inexperiencia, alcohol, y muchas veces falta de educación, hacen que muchas veces el usuario salga de una sala o festival sin saber que DJs han pinchado. Creedme, esto pasa. ¿Os imagináis que vuestro amigo, en el cine, se pasa las dos horas de película jugando con su smartphone, y al acabar no sabe ni el título del film? ¿Salir de un partido de fútbol sin saber cuál ha sido el resultado final? Pues eso.

El problema se acrecenta más aún cuando estas continuas molestias hacen que el resto de aficionados o espectadores no puedan disfrutar de manera plena del show, teniendo que cambiar continuamente de sitio, o yendo ya directamente a la parte de atrás de la pista, sabiendo de antemano que ahí tendrá menos problemas para disfrutar de su artista preferido.

Quiero finalizar afianzando la idea que he querido transmitir en este pequeño artículo, porque no quiero que tampoco se malinterprete mi intención: Cada uno hace con su dinero lo que quiere, va a los eventos que quiere, y presta la atención al mismo que quiere. Pero nunca esto puede chocar con la falta de respeto al artista, o al espectador que si que le interesa el acto. A ninguno nos gustaría actuar para un público distante, pasado de copas o que tan solo sabe abuchear. Quizá alguno/a de los que está leyendo esto, pequeños artistas que están empezando, en la faceta que sea, sepan de lo que les estoy hablando, y no es plato de buen gusto.

Adrian Oller
Cofundador y redactor. Melómano, leonés y obseso de las cosas bien hechas. Imposible encasillarme en un sólo género. “Si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en grupo”