La capital alemana es uno de estos lugares que nunca duermen cuando se trata de la escena techno

¿Alguna vez te has preguntado por qué existen clubs alemanes que nunca cierran puertas cara a público? ¿O has escuchado historias de amigos de tus amigos, que con suerte, han entrado a Berghain un viernes por la noche y han salido un domingo por la mañana? ¿Cuál es realmente el comienzo del cambio en la política horaria que mantiene con vida este concepto de ‘never-ending party’?

Podemos decir que todo se remonta a los años 1949 durante la época de la Guerra Fría, de la que Berlín sale perdiendo. Aún faltarían 12 años para construir el muro, sin embargo, Berlín ya está dividida en 4 sectores: el oeste queda ocupado por el sector francés, el inglés y el americano; y el este, por el sector soviético. Mientras que, en un principio, la parte oeste empieza cerrando sus pubs a las 21:00, en el este cierran una hora después. Con ello, la parte oeste busca prolongar la noche yendo al este y a partir de ahí, se crea una carrera horaria. Los sóviets añaden 1 hora más a la noche (23:00), la parte oeste, otra, (24:00) y, por último, la parte este una más (1:00).

Es en este momento cuando entra en cuestión Heinz Zellermayer, propietario de un hotel y restaurante en la parte oeste de la ciudad, que no quiere perder clientes y crea como misión abolir los horarios y velar por valores más liberales en la parte oeste. Los británicos rechazan su propuesta y lo mandan a los americanos. Se cuenta que es ahí donde, seguido de varias copas de whisky con el comandante americano Frank L. Howley, este consideró que Zellermayer llevaba razón y ante el consejo creado a posteriori, la propuesta ganó con una gran mayoría de votos y fue puesta en marcha de inmediato. Años después, tras la caída del Muro de Berlín, la antigua parte este, decidió adoptar la misma política horaria.

Heinz Zellermayer delante de la Puerta de Brandeburgo celebrando los 50 años que cumplía la reunión que tuvo como consecuencia el cese del toque de queda

Tras un estudio hecho por Ben Gook, especializado en la escena techno de Berlín, este revela que a pesar de haber más ciudades que abren sus clubs hasta muy tarde, o más bien hasta temprano por la mañana, no hay otra igual a Berlín que cuente con con este permiso exclusivo. Esto se debe, principalmente, al control que hay respecto las licencias para la venta de bebidas alcohólicas.

Por todo lo mencionado anteriormente, Zellermayer se considera venerado dentro de la historia alemana como una figura revolucionaria, al menos a ojos de los propietarios de clubs, que acabaron ganando a nivel monetario, atrayendo a más clientes y, por ende, consumiciones.

A día de hoy, el tal llamado techno tourism usa a su favor la abolición horaria, consiguiendo atraer a aproximadamente 3 millones de personas al año con el lema de “bailar hasta el amanecer”, generando unos ingresos importantes que mantienen fluyendo el modo de vida en la capital alemana.

Ann Emilova
Dreamy vocals, melodías oscuras y un toque nostálgico me hacen fluir al ritmo del sonido experimental. Interesada en el arte en todas sus formas.