La importancia de la banda electrónica Kraftwerk en la música electrónica, tal y como la conocemos, es inimaginable. El pasado miércoles conocíamos la triste muerte de uno de sus creadores, Florian Schneider. A raíz de este hecho y navegando por redes sociales, hemos podido comprobar que no todo el mundo conoce a este grupo, ni sabe de la primordial y necesaria importancia del mismo en la historia de la música. En este artículo vamos a intentar explicar rápidamente (no es sencillo) qué o quiénes son Kraftwerk, repasando su carrera a grosso modo.

Florian Schneider ha fallecido a los 73 años a causa de un cáncer del que solo tenían conocimiento su familia y sus amigos más cercanos. Con su muerte desaparece uno de los principales exponentes de la revolución electrónica que empezó a transformar los cimientos de la música popular a principios de los 70. La banda iba a celebrar este año su 50 (¡cincuenta!) aniversario con un tour mundial donde Florian no iba a participar porque se había desvinculado de los directos de Kraftwerk desde el año 2008, que había dejado en manos de su socio Ralf Hütter (antiguo editor de vídeo de la banda y conocedor de la misma desde sus inicios). No obstante, nunca dejó de ser parte del proyecto, aunque solo fuera de manera emérita. De hecho, Kraftwerk, aunque se ha presentado siempre como un cuarteto, en realidad era cosa de dos. Como en su disco de 1973: Ralf und Florian. Pero empecemos por el principio.

Düsseldorf, 1970. La República Federal de Alemania acaba de salir de la crisis económica arraigada desde la segunda guerra mundial y ya se empieza a ver la luz. La música y el ocio vuelven a tener un papel importante en el día a día de los germanos y aparecen nuevos e innovadores sonidos experimentales y estilos como el krautrock (rock con tintes psicodélicos). Ese mismo año nuestros protagonistas Ralph y Florian deciden profesionalizar su estudio amateur e incorporar un novedoso equipo de sintetizadores, osciladores, máquinas de eco, percusión electrónica y secuenciadores, abandonando así los instrumentos convencionales – de la flauta a la guitarra – que utilizarán en sus tres primeros discos. Una trilogía musical que marcará el inicio de una carrera estelar. Su estudio, al que llamaron Kling Klang, es todo un misterio y muchos aseguran que su ubicación era algo que mantenían en secreto desde sus inicios. La tranquilidad y el anonimato, piezas claves en ese momento de la carrera del dúo. En noviembre de 1970 sale a la venta ‘Kraftwerk‘, el álbum debut del dúo.

Durante estos años los dos artistas habían dado diferentes shows a lo largo y ancho de Alemania. Sin grandes focos ni grandes colas, sus actuaciones incluían coloridas luces de neón y los famosos letreros de neón con sus nombres, así como diapositivas proyectadas de Emil Schult. El dúo estableció un ritmo frenético de música experimental con tres álbumes en tres años hasta llegar a Autobahn, el verdadero punto de inflexión de sus carreras. Este disco salía a la venta en 1974 y según los críticos de la época, era como “ver una película”. El tema principal del disco duraba 22 minutos y está (o debería estar) considerada como una de las mejores piezas de la historia de la música electrónica.

En la producción de este disco el dúo contó en varios cortes con Wolfgang Flür y Karl Bartos como percusionistas electrónicos e introdujeron el término Die Mensch Maschine para el póster de la gira. Kraftwerk se había convertido en un cuarteto y tenía un concepto y un show en directo muy definido. Tras sus siguientes discos,  ‘Radio-Activity (1976) y Trans Europa Express (1977), Kraftwerk ya eran considerados como una referencia en toda Europa, sobre todo en Reino Unido. Cuenta la leyenda que su éxito era tal que el mismo David Bowie se presentó una tarde en el estudio de los artistas (aún en Düsseldorf) y que se llevó a cabo una colaboración que nunca vio la luz. Durante estos años el sonido de Kraftwerk se vio seriamente alterado y dieron paso hacia ese pop electrónico por el que se les reconoce mundialmente y que tantas influencias ha generado hoy en día.

1978 fue otro año importante para Kraftwerk. En este año sacaron a la venta ‘The Man-Machine’, el séptimo álbum de la banda. Eran sin duda otros tiempos, unos en los que la distribución musical no era tan global ni tan inmediata como hoy en día y los discos completos eran la única opción para unos artistas que no podían permitirse el lanzamiento de los singles de manera paulatina e individual. Durante la grabación de este disco la banda alemana jugó totalmente a la improvisación, método donde Schneider tuvo gran culpa. Cada músico se sentaban detrás de la consola de mezclas mientras los secuenciadores y el equipamiento del estudio repetía melodías. Florian se desplazaba hacia un secuenciador lanzando una nueva secuencia musical, repitiendo este proceso hasta concretar el sonido de las pistas. Este disco tuvo que ser masterizado por primera vez fuera de su estudio, en Los Ángeles, dada la complejidad del mismo. Sin embargo, y por interesante que parezca todo esto, lo más famoso y característico de aquel álbum fue su carátula, vistiendo por primera vez a los cuatro artistas con sus características camisas rojas.

La década de los 80 fue un periodo más calmado en la trayectoria de los artistas. El volumen de shows y trabajo en el estudio bajó considerablemente y fueron varios los periodos de descanso. El proyecto ‘Tour De Francia’ para la ronda ciclista de 1983 fue lo más reseñable de la formación en esa década. El concepto para este álbum trataba sobre los aspectos mentales y físicos del ciclismo, sobre hombres y sus máquinas. Otras ideas como la salud, medicina, entrenamientos, nutrición y regeneración estaban incluidas en el guion. Simultáneamente, Florian Schneider experimentaba con su primera unidad de sampler digital. Ruidos de ciclistas, respiración humana y otras fuentes de sonido se utilizaron para crear los ritmos de las pistas secuenciadas. Si bien el hit fue todo un éxito, el proyecto completo no fue finalizado hasta 2003.

En los 90, tras otro sonado periodo de descanso musical entre 1993 y 1997, daría paso a la segunda gran gira de los artistas. Totalmente renovados, en septiembre 2002 presenciamos el inicio de la gira mundial Minimum-Maximum. Kraftwerk presentó la nueva tecnología digital transportable en los conciertos con el uso de cuatro ordenadores portátiles y una pantalla de vídeo de 16 metros, algo totalmente inusual en la época para una gira individual. Los vídeos en la pantalla gigante estaban en perfecta sincronización con la música y el nuevo sistema creaba un sonido nítido y cristalino. En junio de 2005 se editó ‘Minimum-Maximum’, el primer álbum en vivo oficial de Kraftwerk, recibiendo críticas positivas. ‘Minimum-Maximum’ incluye temas reconstruidos de sus álbumes de estudio existentes y el tema ‘Planet of Visions’, remix de ‘Expo2000’. El álbum fue nominado a un Premio Grammy al mejor álbum dance/electrónico. Poco más tarde se confirmaría que el difunto Florian Schneider dejaría la banda para trabajar en diferentes proyecto en solitario.

Llegando a esta última época, a finales de 2011, se anunció el proyecto Kraftwerk 3-D. Kraftwerk actuó con este formato en el Ultra Music Festival de Miami el 23 de marzo de 2012. Posteriormente, el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) anunció un evento titulado Kraftwerk – Retrospective 1 2 3 4 5 6 7 8, en el que interpretarían en directo su discografía completa, desde ‘Autobahn’ a ‘Tour de France Soundtracks’ por orden cronológico, en el transcurso de ocho días, con ocho conciertos. Este proyecto tendría continuación en 2013 con una nueva gira mundial que duraría años y que pudimos presenciar en su máximo esplendor en el museo Guggenheim de Bilbao durante ocho días consecutivos en 2016. En 2019 volvimos a ver a los artistas en nuestro país, con nueva visita a Bilbao, Barcelona, Madrid o incluso su debut en Ushuaïa Ibiza.

La influencia de la banda germana en la música actual tal y como la conocemos es inmensurable. Tanto el pop electrónico como la estructura musical de alguno de los géneros más mainstream del momento basan su sonido en las ideas originales de estos artistas, que se han quedado cojos tras la muerte de uno de sus fundadores el año en el que iban a celebrar una nueva gran gira mundial.

Adrian Oller
Cofundador y redactor. Melómano, leonés y obseso de las cosas bien hechas. Imposible encasillarme en un sólo género. “Si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en grupo”