Recorremos la historia de la electrónica centrada en su estrecha relación con el colectivo LGTBIQ+, cuya influencia pervive hasta día de hoy

La escena electrónica ha evolucionado tanto en tan poco que, actualmente, conforma un conjunto de oyentes y artistas caracterizados por su diversidad en cuanto a valores, etnias, religiones, ideologías u orientación sexual ¡Nuestra música está por todas partes! Pero a muchos se les olvida, o ni siquiera saben, que la electrónica está donde está, gracias al esfuerzo de un colectivo concreto.

¿CÓMO EMPEZÓ TODO?

Podría afirmarse que el origen de todo está en el house, uno de los grandes géneros de la industria que consta de una larga y dilatada historia con comienzo a finales de los 70 en Estados Unidos, concretamente en Chicago. Allí, la popularidad de la electrónica comenzó a coger fuerza en The Warehouse, discoteca dirigida por Frankie Knuckles, cuyo público era mayoritariamente gay, negro y latino.

Clubes como este fueron, durante años, el único espacio seguro y clandestino donde la gente queer podía disfrutar de la música. El house se convirtió en una protesta contra las fuerzas que intentaban socavar el derecho a existir de los queer y negros. Sin embargo, poco a poco el club se inundó de clientes más blancos y heteros, lo que llevó a Knuckles a marcharse y abrir su propio club, Power Plant.

Pero mientras los queer ravers de Chicago encontraban un refugio en el Warehouse, en Detroit se desataba otro tipo de tormenta. La que sería la cuna del techno, se enfrentaba a un fuerte declive económico que proliferó la contratación de minorías. Todos estos factores se unieron en un estilo de música que atraía a una población marginada a través de la reutilización de la tecnología. Especialmente en el contexto de Detroit, donde el auge de la robótica provocó una pérdida masiva de puestos de trabajo en la época en que surgió el techno, la tecnología parecía casi ineludible.

LA EVOLUCIÓN HASTA EL TECHNO

Con Frankie Knuckles como referente, los productores Juan Atkins y Derrick May lideraron el movimiento techno de Detroit. Otros artistas como Chez Damier, Alton Miller y George Baker, inspirados por la solidaridad y el impulso del movimiento en Chicago, crearon un club propio en el centro de Detroit llamado The Music Institute. La llegada del club unió una escena previamente dispersa en una “familia” underground, dando espacio a la colaboración, y ayudó a inspirar lo que se convertiría en la segunda ola de techno, destacada por la presencia de artistas como Jeff Mills, Carl Craig y Octave One, que llevaron el sonido a la estratosfera con un toque duro.

La música electrónica en los 90

El house y el techno siguieron aumentando su popularidad entre mediados y finales de los 80, y poco a poco fueron escalando puestos en las listas de éxitos de países como Reino Unido en la segunda mitad de la década. En enero de 1987, ‘Jack Your Body’, de Chicago Steve “Silk” Hurley, alcanzó la cima en el Reino Unido, demostrando el éxito incuestionable del house como corriente principal. A medida que la música house se extendía por las ciudades de EE.UU. y Europa, cada región desarrollaba su propio sabor y versión del género.

Pero la expansión de la electrónica fue, y a veces continúa siendo, un arma de doble filo. Clubes privados, entrada en función de vestimenta y apariencia o reservados fueron algunos de los factores que sirvieron, y todavía sirven, para discriminar en una escena musical que fue originalmente creada para unir. Europeizar el sonido fue, de igual manera, una forma de atraer público muy diferente al que lo vivió y lo hizo avanzar en sus inicios, pero también fue símbolo de prosperidad y crecimiento económico para la electrónica. Gran ejemplo de ello fue el nacimiento de la multitudinaria Love Parade.

EL REFLEJO EN LA ESCENA DEL AHORA

Desde entonces, todo ha evolucionado a la velocidad de la luz. Cada día, surgen nuevos subgéneros, artistas e influencias de todas partes. Y lo más emocionante de todo, es que todavía nos queda mucho por ver. Contamos con cientos de referentes y jóvenes promesas como Honey Dijon, Kaytranada, Qrion, Sherelle,  J.Worra o Hannah Wants, entre muchos otros. Tampoco faltan las propuestas materializadas en eventos, que van desde las multitudinarias Glitterbox de Defected y Little Gay Brother, hasta conceptos nacientes como la sesión He.She.They de Amnesia Ibiza, el festival inglés Flesh Queer o nuestro colectivo madrileño de confianza, Fernweh ¡Larga vida a todos ellos!

Este artículo no es un simple grito al cielo, es un recordatorio sin fecha de caducidad para que tengamos presente que en nuestra escena, no hay lugar para el sexismo, el racismo, el clasismo o la homofobia. Que si hoy disfrutamos de la música electrónica de una forma tan variada, amplia y libre, es porque hace apenas unas décadas, hubo personas que lucharon por un futuro como este. A ellxs, les debemos el ahora. A ellxs, les debemos todo.

Constan Moreno
Todo lo que tenga bpm altos me llama la atención, pero cualquier tipo de electrónica es bienvenido.