El pasado fin de semana asistimos a un nuevo evento relacionado con música electrónica y encuadrado en la costera y asturiana ciudad de Gijón. IN DOOR Gijón presentaba sus cartas hace ya varios meses: Organización a cargo de La Real (promotora de Aquasella), varias ubicaciones en un solo fin de semana, y un cartel que combinaba perfectamente underground melódico y underground más oscuro. Estuvimos en la primera edición de IN DOOR, y podemos asegurar que fue un completo éxito.
El festival se desarrollaba entre viernes y sábado con seis ubicaciones diferentes, teniendo el grueso del cartel el sábado noche en el recinto ferial de Gijon (Luis Adaro), del que hablaremos más adelante. El evento que daba el pistoletazo de salida estaba programado para la tarde-noche del viernes, en una ubicación realmente única: La sala de las pinturas de ‘La Laboral’ de Gijón. Una hora de duración un magnifico y completo live del dúo AKKAN. El recinto tenía un aforo reducido, de unas 300 personas. Esto, unido a una iluminación tenue que dejaba todo el protagonismo a la zona reservada para los artistas, daba como resultado un gran ambiente. Otro acierto de la organización para este evento fue el de no distribuir bebidas alcohólicas (solo cerveza), para así evitar posibles actos o conflictos que pudieran manchar el ambiente o la propia sala cultural.
El viernes por la noche el festival se dividía en dos, y veíamos por primera vez la intención de IN DOOR de separar claramente los eventos por estilos: Artistas melódicos a un lado, y techno contundente al otro. Teatro Albeniz y Sala Acapulco (casino de Asturias) fueron los lugares elegidos para la noche del viernes. Separados entre si por exactamente seis minutos andando, hacía que los asistentes pudieran moverse a su antojo entre salas. Nosotros, por supuesto, estuvimos en las dos. En el Teatro Albeniz vivimos los sets de Boston 168 y de David Mallada, que jugaba en casa… Y se notó. Algún fallo de sonido puntual no deslució dos grandes actuaciones ante un público entregado y una sala bastante abarrotada. No es ningún secreto que en esta zona del país “se lleva” mucho el techno añejo y oscuro, y esta sala lo respiraba por los cuatro costados. Por contraposición, en Sala Acapulco, los artistas tenían un corte más deep y melódico. Estuvimos en los sets del madrileño Pional y en el cierre de Kresy. La sala, con menos público que Albeniz, contaba con mucho espacio para moverse y bailar, y las actuaciones de ambos artistas no dejaron a nadie indiferente.
La segunda jornada, la del sábado, arrancaba en el Mercado Del Sur de Gijón, en una sesión cuanto menos… Sorprendente. En la parte superior del mismo, en uno de los espacios reservados para el alquiler de locales, una pequeña barra y un dj-set con CDJ y vinilos anunciaban que no iba a ser un show cualquiera. Entre hortalizas y verduras pudimos presenciar una sesión de dos horas de música funky-disco muy noventera, nada que ver con los contundentes ritmos que escuchamos la noche anterior (y que escucharíamos esa misma). En este apartado es importante señalar también la correcta presencia de staff del festival, que se encargó de que la compra diaria de los ciudadanos y la pequeña fiesta del piso superior conviviera en perfecta armonía.
Llegaba la noche del sábado y con ella el gran show del fin de semana. Pese a las bajas de última hora de Dennis Ferrer y Vitalic por enfermedad, y la confirmación sorpresa de SNTS para sustituir a los mismos, se presentaban 9 horas de música underground con grandes nombres como Mind Aginst, Ame, Jeff Mills, Oscar Mulero o Booka Shade. El recinto estaba dividido en dos naves colindantes, con una tercera entre medias dedicada a roperos, Cruz Roja, etc… La diferenciación era clara, y los artistas estaban divididos por estilos. Nos llamaron la atención varias cosas, como por ejemplo un mayor número de asistentes en muchas franjas de la noche en el escenario melódico, incluso con el cierre de Booka Shade y pese a actuar Oscar Mulero en el otro stage. El sonido de ambos escenarios no entusiasmó a nadie. Las naves eran demasiado bajas y el sonido rebotaba demasiado. Esto, junto a otros pequeños detalles como las eternas colas en los baños femeninos, hicieron que la noche no fuera completamente redonda, pero si muy positiva gracias a la gran entrega de los artistas, y de nueva una gran organización.
A modo resumen podemos decir que la primera edición de IN-DOOR fue un gran éxito gracias a sus originales localizaciones, aunque quizá deberían plantearse una nueva ubicación para el show principal, el del sábado noche. Por las publicaciones vistas por la organización en las redes sociales estos días, se puede casi dar por confirmada una segunda edición en 2020, a la que muy seguramente asistiremos. ¡Un nuevo festival en nuestras agendas!