El festival regaló tres días y dos noches únicas a los visitantes de la capital catalana

Tocó vestirse de gala. Tocó visitar, por primera vez, uno de los festivales más vanguardistas –sinó el que más– no del país; del planeta. Esta introducción con tanto hype cobra sentido cuando se sabe que el escenario de nuestra historia es el Sónar, el icono de Barcelona que volvió este 2022 por todo lo alto. Así fue nuestro paso –y mi primera vez– en el festival catalán. Disculpad de antemano la doble personalidad, ya que narraremos la experiencia de Wololo como ente plural, pero compartiré algunos pensamientos internos en primera persona. A ver cómo queda.

Wololo Sound entrevista a Purple Disco Machine

Sónar by Day: Jueves 16

Jueves noche, aunque hablamos del primer Sónar by Day, tomamos un primer y ligero contacto con lo que nos depara el evento. Llegados a la Fira de Montjuïc, espacio que alberga los shows de día, descubrimos que el mítico escenario que en tantas fotos hemos visto se conserva intacto. “Así que esto es el Sónar”, pienso. Y ya ubicado y pellizcado, enciendo las orejas para empezar a dar prioridad a lo que de verdad importa: la música.

Fuimos a piñón, pues teníamos claras las cuatro actuaciones que no nos queríamos perder en este arranque del festival. La primera fue Pongo, la artista angolo-portuguesa que con su voz navegando a ritmo de afrobeat, nos dió la bienvenida con mucho ritmo y mucha alegría. Buenas vibras que siguieron en ese mismo escenario a manos de Jayda G, una de las DJs más esperadas de la jornada, que ya no solo derrochó buenrollismo con su impecable set sinó también en su actitud en cabina, sonriendo y bailando de principio a fin.

En el escenario interior de DICE había “más tralla” para los que querían quemar zapatilla. Arrancando con uno de los favoritos de la casa, Partiboi69, que con unas visuales de lo más extravagantes y un bpm muy acelerado, impartió bombo tras bombo con muchos toques acid y hard techno. Y ya para acabar con los deberes que nos propusimos en esta primera tarde-noche de Sónar, Amnesia Scanner. Uno de esos artistas que gracias a su afán de expandir límites y experimentar en sus producciones, representa fielmente los valores del festival.

Sónar by Night: Viernes 17

Arrancamos la segunda ronda del festival directamente en la Fira Gran Via L’Hospitalet, en la localidad vecina de Barcelona, con muchas ganas de bailar y cantar con ritmos muy variopintos. El primer responsable de mover nuestro esqueleto fue el andaluz Gazzi –representando su tierra con su camiseta–, que quitó el polvo de los CDJs del escenario SónarLab con mucha inteligencia. Sabía su rol, y jugó muy bien sus cartas, empezando su sesión con breaks adictivos y techno bastante suave para evitar el corte de digestión a aquellos que se bañaban por primera vez en el festival. Tal fue su ejecución, que a más de uno –incluídos nosotros– nos mantuvo más tiempo del pensado bailando con él olvidándonos de que su actuación se solapaba con uno de los headliners de la noche. Tanto, que abandonamos el set pasado su ecuador y, para entonces, ya contaba con una muchedumbre bajo su control. Una de nuestras actuaciones favoritas de la jornada, sin duda.

Apurando el reloj al máximo llegamos al SónarClub, que congregó a la aglomeración más grande de la noche. Poco de electrónico tiene a estas alturas, pero sería un pecado no mencionar el ya legendario show que C. Tangana trajo al festival catalán. Adaptando su aclamado ‘Sin Cantar Ni Afinar Tour‘ al escenario principal del Sónar, trajo una fiel versión de lo que está mostrando en su gira, compartiendo escenario con otros artistas como Nathy Peluso, El Niño de Elche –quienes también formaban parte del line up del evento– y La Húngara. Sus éxitos de ‘El Madrileño‘ y la superproducción de su show desataron el éxtasis en múltiples ocasiones.

Con las camisetas chorreando pero con más espacio en la misma pista de baile, otra de esas actuaciones míticas estaba por llegar. Moderat volvía a los escenarios, y pese a llevar años de parón, el trío ejecutó un directo fácilmente catalogable de perfecto. Los instrumentos, las voces y las visuales que pudimos disfrutar durante su espectáculo llenaron de nuevo el “mainstage” con un público con una actitud distinta a la de su predecesor pero igual de entregados.

Breaks, rumba, electrónica… ¿Queremos seguir con los cambios de ritmo? Pues nos vamos a comer un set de Critical Sound, que cuales encantadores de serpientes, nos hipnotizaron para balancearnos un buen rato por la pista a ritmo de drum and bass. Un cambio de aires que me hizo reflexionar en la belleza del festival: cada vez que acaba un show o abandonas un escenario, te encuentras ante un mar de posibilidades que requieren de una mentalidad muy abierta. Con esa predisposición, se saca el máximo partido de la exquisita programación que el equipo de Sónar confecciona año tras año.

Cerrando ya nuestra segunda jornada y primera noche, elegimos a un dúo que es pura magia. Los primos Alric, más conocidos como The Blaze, se encargaron de gastar nuestras últimas reservas de energía para un festival que iba a seguir sin nosotros –muy a nuestro pesar– hasta el amanecer. Durante su performance pudimos ver con sorpresa qué respeto tienen los franceses entre el público, pues personalmente, no me podía imaginar que tendrían un poder de convocatoria igual o muy parecido al de otros de los headliners de la noche. Esa sorpresa cobró sentido cuando se expandió el furor con los primeros compases de ‘Virile‘ o ‘Territory‘, sin duda dos de sus himnos. Una actuación y un público para el recuerdo.

Sónar by Day: Sábado 18

Sin andarnos con rodeos, pues ya conocíamos el mapa, fuimos directos a ver uno de los artistas más excéntricos del festival. Tommy Cash, quien también fue un claro contendiente al premio de “visuales más experimentales” –por decirlo de alguna forma– del festival. Con actitud de rockstar y el micro bien agarrado, trajo su peculiar savoir faire en clave de trap y techno rapeado en alemán, montando un show que divirtió a todo aquel que entró al SónarHall.

Para contraste el que vivimos cuando pasamos del “sinsentido intencionado” del rapero, al sentimiento y poesía de For Those I Love. El irlandés recitó sus sentidas y profundas letras con una intensidad emocional que dejó boquiabiertos incluso a aquellos que no entendían su idioma. Un público expectante que rompía su perplejidad con bailes cada vez que irrumpía un beat de nuevo. Sin duda, una de las performances más auténticas y emotivas del festival.

Entre actuaciones, también descubrimos nuevos artistas. Entre varios, los italianos Nu Genea, que se trajeron una banda completa con ellos para sacudir el suelo de Montjuïc a base de un disco muy orgánico y contagioso que acaparó las miradas y oídos de todo aquel que se posó ante los altavoces, estando de paso o incluso fuera del recinto.

Antes de despedirnos de la primera mitad de la jornada, tuvimos que tomar una de esas decisiones que duelen. A quién quieres más, ¿a papá o a mamá? Pues como nos es imposible elegir, ante el solape que más dolor de cabeza nos causó, optamos por quedarnos un rato a ver a Overmono en directo… Y valió la pena. Desde el minuto 1 explicaron por qué son uno de los nombres revelación del panorama electrónico europeo, intercalando breaks con house, melodías con vocales, y haciendo un guiño a la tierra con un remix al ‘A Palé‘ de nuestra Rosalía. Chapó.

Aunque nos habría encantado quedarnos hasta el final, tuvimos que emprender –no sin antes bailarnos un último tema con Kiddy Smile– el vuelo hacia L’Hospitalet De Llobregat para ver la que probablemente fue LA ACTUACIÓN de la jornada, e incluso puede que del festival.

Sónar by Night: Sábado 18

Pagamos el precio de querer llegar a todo perdiéndonos el pistoletazo de salida al mayor show audiovisual del Sónar 2022. Los mitos. Las leyendas vivientes. Los británicos, The Chemical Brothers. Una demostración de cómo hacer algo que pasará a la historia como podría ser el ‘Alive‘ de Daft Punk –guardando las distancias, pero tampoco tantas–, con una pantalla gigante que animaba cada uno de los himnos a discreción que se dispararon durante su hora y media de poesía audiovisual. Láseres, globos enormes, flashes… ¡Y dos robots gigantes! Lo que hicieron estos dos no tiene nombre, pues si su música per se ya tiene un fuerte eco en su legado artístico, su directo lo eleva a un nivel que muy pocos elegidos pueden, ni podrán alcanzar.

Acto seguido, volvimos a poner los pies sobre la tierra, y con un trozo de pizza en mano para aguantar el resto de la velada, nos fuimos a ver a una de esas artistas que es sinónimo de Sónar. Por supuesto, se trata de Arca, que con una puesta en escena digna de una diva del pop combinó en el tramo final de su espectáculo la euforia y el sentimiento reproduciendo bachata y, acto seguido, despidiéndose de forma muy íntima posándose sola con el piano.

Joy Orbinson era el siguiente de nuestra lista, y con su peculiar oscuridad nos entretuvo durante un buen rato en el SónarPub. Buena sesión que fue seguida de un paseo para disfrutar de las instalaciones del Sónar by Night que pasamos por alto la jornada anterior: food trucks a por doquier, el icónico escenario SónarCar y… ¡¿Unos autos de choque?! Definitivamente, entre la música, la comida y el entretenimiento, es fácil considerar ese lugar algo parecido a un parque temático para melómanos.

Ya en el tramo final del festival, encadenamos dos sets en el escenario principal: empezando por el gran Eric Prydz, que combinó techno oscuro como la remezcla de Boys Noize a ‘Chapel‘ con sus inconfundibles himnos de progressive house como ‘Pjanoo‘. Un set acompañado de unas visuales futuristas, marca de la casa, y que nos tuvieron atados hasta la llegada de una amiga de la casa: Charlotte de Witte.

La belga subió los bpms, la intensidad y la contundencia en una sesión que cumplió con creces las expectativas. Charlotte, que este año se convertirá en la primera mujer en cerrar el mainstage de Tomorrowland, se divirtió en cabina, y el público no solo lo vió sinó que respondió de manera incansable a cada nuevo track que la DJ soltaba de sus USB.

Tal fue la intensidad, que nos quedaron fuerzas para ver los primeros compases de una última actuación antes de abandonar el festival… ¡Y qué actuación! Folamour –a quién entrevistamos en Wololo Sound– trajo su show Power To The People A/V y, con él, una oleada de buenas vibras la mar de contagiosas. Es curioso como una transición tan drástica de pasar en cuestión de minutos de speed techno oscuro a disco house elegante fue tan natural. Y tras darle muchas vueltas, eso tiene un motivo: el público. Porque más allá del exquisito elenco de artistas y DJs que son invitados cada año al Sónar, una de las características principales del festival es la mentalidad abierta y predisposición del público a disfrutar de aquello con lo que se vayan a encontrar, sea conocido, desconocido, familiar o completamente nuevo.

Y con esa reflexión, una sonrisa de oreja a oreja y un sueño que se notó en la vuelta a la rutina el lunes, nos despedimos del Sónar 2022. Un festival que nos ha robado el corazón en muchos sentidos, y que lo convierte en una experiencia única, inimitable e imperdible. Por nuestra parte, lo tenemos muy claro: ¡nos vemos en 2023!

Si no te lo quieres perder, ya puedes hacerte con tus entradas para la próxima edición en su página web.