El artista alemán ofreció toda una cátedra sonora en Nazca, en el paso de Primavera Sound On Tour por la capital

Qué gusto da escribir una crónica cuando el show que has ido a ver te ha calado tanto por dentro y te ha dejado una sensación enorme de satisfacción al acabar. David August es conocido por muchos por ser catalogado como uno de los prodigios de la electrónica moderna, con una carrera envidiable y más que curiosa. Como melómanos electrónicos que somos no podíamos perdernos su primera visita a la capital después de más de 9 años de ausencia. Vamos con nuestra experiencia.

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Quien haya escuchado a fondo a David August puede empatizar con nosotros a la hora de no saber muy bien qué esperar de él antes de el show. Hablamos de un artista que mostró un enfoque dirigido hacia un tono deep house a comienzos de su carrera, estrenando música en 2014 en sellos como Innervisions y Diynamic, pero que a partir de 2016, ya con la ingeniería de sonido acabada, cambio su enfoque y adoptó una visión de compositor de forma muy natural.

El lunes pasado estuvimos hablando con él (podréis leer la entrevista completa la semana que viene) y le preguntamos que quería mostrar con sus actuaciones en formato live, ¿qué sería lo que el público iba a recibir? Nos respondió que dependía mucho del lugar en el que se encontraba, si era un público habitual para él, que ya lo conocía, o si este le permitía jugar con el libre albedrío al no estar acostumbrado a verlo actuar. La hora del show también tenía que ver y, por supuesto, la reacción del público. Esto es lo que vivimos en Nazca el pasado jueves.

21:15, el show comenzaba ante una sala Nazca que podía tener mejor aspecto en cuanto a público, pero que daba sensación de estar en comunidad, y durante el desarrollo del show vimos que la gente que estaba, estaba por que de verdad venían a ver a David, lo que se agradeció. Lo que esperábamos. El show empezó con la componente ambiental que tanto le ha estado caracterizando en los últimos 7 años. Cortes que nos trasladaban a su álbum DCXXXIX o VIS, que se entrelazaban con discursos con un claro componente político.

¿Nos sentamos? Pensamos pasados los primeros 25 minutos, a los 10 minutos el artista alemán nos hizo cambiar de opinion. La percusión comenzaba a hacernos vibrar, de una forma orgánica y perfectamente introducida, cohesionando a la perfección con la atmósfera que había creado desde el inicio de la sesión. Sonidos étnicos y tribales, plasmados con una visión experimental, empezaron a protagonizar los primeros movimientos, algunos de ellos tímidos, pero que se fueron soltando con temas como ‘WORKOUT II’, su último EP enfocado a la pista de baile.


A partir de este momento vivimos una especie de montaña rusa sonora, en la que vivimos subidas y bajadas, aunque también momentos de continuidad, siempre teniendo presente ese componente tribal, orgánico y ético como principal premisa. A través de vocales indias y diferentes patrones percusivos, como el 4 x 4 que le dio a su actual re-interpretación de su version al ‘Because I’m Black’ de Syl Johnson publicado en 2015, llegó al éxtasis final, dándonos un cierre a ritmo de breakbeat. Sublime.


Puntos muy positivos para el sonido y para la iluminación, siendo esta última muy sencilla, pero justo lo que la propuesta musical necesitaba. Se valora, y mucho, que Primavera Sound apueste por este tipo de actuaciones en su programación, siendo algo difícil de escuchar durante la temporada. Nos vemos en la siguiente.

Alejandro Ruiz
Viviendo a ritmo de groove, jungle, techno, house, breakbeat, trance, ambient y mucho más.