Desde hace varias semanas este pasado fin de semana estaba en boca de todos los amantes del melodic techno, de la marca Afterlife o de la industria musical en general. Uno de los eventos más espectaculares y visuales que pueden verse hoy en día en la escena internacional llegaba por primera vez a Madrid y, como es lógico, este hecho fue algo que ningún promotor, medio o amante de la electrónica quiso perderse. La viralidad de Afterlife, una discográfica que hace tiempo rompió la cuarta pared de lo musical y que es ya todo un movimiento, provocó entre otros muchos factores que tanto viernes como sábado la marca colgara el cartel de sold out. Dos llenos que quedan para la historia de la música electrónica en Madrid.

En unos tiempos donde las redes sociales se han convertido en el principal canal de difusión para todo tipo de empresas, colectivos, personalidades, festivales o salas, el éxito logrado por Afterlife tiene pocos precedentes. Su espectacular producción en lugares como Londres o Tulum ha hecho que público de toda edad y procedencia haya consumido alguna vez en sus redes vídeos de Afterlife. Cuando el colectivo italiano anunció su llegada a Madrid muchos pensamos que lo hacían en el momento perfecto, en su pico de popularidad en España. No nos equivocábamos.

Lo bueno, o malo según a quién le preguntes, del evento al que pudimos asistir el viernes, es que íbamos a bailar en un recinto con todo tipo de público. Desde fieles acérrimos de un estilo/movimiento como es el del melodic techno a curiosos poco expertos en la materia pero que querían comprobar como es vivir un show de tales dimensiones. Pese a algún que otro pero, creemos que la mayoría de los asistentes quedó satisfecho con lo que sucedió en el pabellón número 12 de IFEMA.

Este recinto, que cada vez parece más ligado a la música electrónica, es realmente espacioso y albergó sin problema los más de 10.000 cuerpos y almas que se dieron cita. En cuanto a servicios, el principal problema fue uno de los clásicos en estos grandes eventos: El ropero. Realmente escaso y lleno desde apenas las 00:30h. Un contratiempo importante pero que tampoco ensombreció lo que sucedía en cabina. Una espectacular y nítida pantalla que nos dejaría embelesados durante 8 horas de show.


Como todos sabréis a estas alturas, Afterlife se caracteriza por regalar experiencias completas a sus asistentes, una vivencia que va mucho más allá de lo musical. De hecho, el mayor riesgo que corre la marca en mi opinión es este, que la música cada vez tenga menos protagonismo y el público solo busque la experiencia visual que regalan. Sea como fuere, los que seguimos el movimiento desde hace más de cinco años podemos afirmar que el sonido Afterlife sigue más vivo que nunca y los cinco artistas del evento se encargaron de demostrarlo.

El malagueño Marino Canal y el alemán Recondite fueron los encargados de abrir la noche. La línea musical de estos dos djs no tiene demasiado que ver, pero si que encontramos puntos en común en el buen gusto musical de ambos y lo bien que se desenvuelven actuando fuera de los “horarios principales”. El nacional, ante una oportunidad única para darse a conocer aún más en su propio país, y el veterano Recondite rubricando un trabajado set y demostrando que el melodic techno tiene diferentes matices y vertientes.

La noche avanzaba con el británico Massano, una de las revelaciones de Afterlife en los últimos tiempos. Con su actuación empezamos a ver los numerosos detalles del escenario y de la producción en un set cargado de ritmo y de sorpresas y donde no faltó su ‘2022 Remaster’ a ‘The Feeling’, el hit que le dio la fama.

Quizá este ritmo lo echamos un poco de menos en la sesión de Adriatique, que prefirieron optar por cortes más armónicos tirando de breaks más largos y cargados de synths. Dos horas de sesión en este caso donde notamos que el dúo no quiso subir la velocidad lo más mínimo actuando así de complemento y, a su vez, de perfecto warm-up del plato fuerte de la noche.


Tale Of Us aparecían en escena para hacer historia. Hacer historia no por sus transiciones, ni por sus canciones. Ni si quiera por el espectacular arsenal audiovisual que se nos venía encima. Tale Of Us hicieron historia en Madrid por conseguir reunir durante dos noches a oyentes de música electrónica de todos los puntos del país (y del extranjero), de todas las edades y de todas las tendencias. Un público de lo más heterogéneo se disponía a vibrar durante dos horas con un estilo que hace seis años no hubiera llenado ni la sala más recóndita de la ciudad. Los italianos estaban en cabina y el show podía comenzar.

Y vaya si comenzó. Tale Of Us, Anyma y Mrak, Matteo y Carmine, nos regalaron una vez más 120 minutos de cine de primera calidad, un regalo visual perfecto cargado de sorpresas y de momentos muy esperados. Una historia con un principio y un final como si de un concierto de los de la vieja escuela se tratara. Un perfecto equilibrio entre canciones inéditas, otras que también lo son pero que muchos ya nos sabemos de memoria, y alguno de los últimos éxitos que tanto han sonado y resonado en nuestros móviles y redes sociales durante estos últimos meses. Una sesión que cumplió con el objetivo de hipnotizarnos alrededor de melodías eternas y canciones, algunas, que ya son parte de la historia reciente del techno. Porque sí, el techno más melódico y (relativamente) pausado también existe, su público está más vivo que nunca, y ha quedado demostrado rotundamente este primer fin de semana de marzo en Madrid.

Por nuestra parte, en Wololo Sound no podíamos cerrar este capítulo sin agradecer a la familia de Brunch -In la voluntad y oportunidad de haber acercado a la capital este show tan esperado, en la que es tan solo la primera de las muchas sorpresas que nos tiene guardada la promotora para este 2023. Un año que apenas acaba de comenzar y que ya se intuye como uno de los grandes años para el ocio nocturno nacional ¿Tú qué opinas?

Adrian Oller
Cofundador y redactor. Melómano, leonés y obseso de las cosas bien hechas. Imposible encasillarme en un sólo género. “Si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en grupo”