La Sala Apolo invoca a los fanáticos del DJ de moda dentro del panorama hard techno
Otro fin de semana más, Barcelona ya cuenta de antemano con un seguro de vida en sus planes de ocio nocturno. En esta ocasión, la Sala Apolo reforzó sus cimientos para acoger una actuación de esas tan potentes que hacen que tiemble el suelo. Estamos hablando de la visita de Trym a Nitsa Club, que cumplió con las expectativas y nos sorprendió con un público un tanto distinto al habitual:
Como de costumbre, tras nuestra entrada a Apolo, pasamos por la Sala 2 en la que una cara conocida se encargó de ajustar la temperatura de la pista para que los más curiosos se quedaran hipnotizados. Yozy se posó ante los platos mostrando una faceta un tanto más calmada que la que vimos cuando le tocó compartir cabina junto a Boys Noize. Su tarea era caldear el ambiente, y para ello eligió ritmos techno con tintes EBM que captaron nuestra atención más tiempo del inicialmente planeado.
Acto seguido, subimos las escaleras para ver cómo lucía el teatro. Ante la baja de última hora de Acidnena, la encargada de acompañar al headliner de la velada fue Mounique. Ya desde nuestra primera toma de contacto, los BPMs que se gastó la DJ eran elevados, conociendo bien el ambiente y con una selección musical inteligente. Su sesión buscó crear el contexto ideal para que la gente fuera entendiendo el registro de la fiesta. Un seguido de armas de techno oscuro y veloz pero sin muchos altibajos, moderando a la perfección la intensidad y progresión hasta llegar la toma de relevo.
Y con su llegada, los móviles al aire apuntando a la cabina se multiplicaron. Trym cedió una ronda de aplausos para Mounique reconociendo su excelente trabajo esa noche, y comenzó su sesión entre flashes. Desde ese instante, nos dimos cuenta de la repercusión que el francés ha tenido en redes sociales. Éramos ya conocedores de su reciente Boiler Room y sus videos pinchando particulares remezclas que suelen hacerse virales, pero no nos esperábamos un público tan predispuesto a documentar de forma tan descarada su sesión. Un factor que no suele jugar a favor para los verdaderos amantes del género, que suelen defender la idea de evitar las cámaras dentro del club y vivir el momento. Pero parece que el ex-residente de Possession no solo sabe desenvolverse en Instagram y TikTok, sino que aprovechó esas dos horas para demostrar que su calidad en cabina también le hace merecedor de ese poder de reclamo.
Con una Sala Apolo llena hasta la bandera, Trym no se hizo esperar para apretar el acelerador. Al contrario de lo que muchos ven a través de la pantalla, su USB venía cargado de bangers de diferentes épocas y autores. Su sesión destacó por saber leer de forma notable la actitud del público. Aprovechó la primera mitad del set para poner temas más crudos, oscuros e industriales, e ir introduciendo poco a poco el factor vocal que tanto le caracteriza. Un arranque muy intenso que sacó partido a la euforia del público y que no la dejó decaer gracias a su inteligencia a la hora de elegir la siguiente canción. Cuando parecía que empezábamos a acomodarnos, Trym tenía un as guardado bajo la manga. Desde sintetizadores acid a grandilocuentes momentos trance, pasando por sonidos electro apretados o incluso ritmos rotos. Se nota que, pese a su cara de niño, tiene muchas cabinas a sus espaldas.
Obviamente, no se podía ir sin su marca personal: las remezclas. El momento más esperado del público fue cuando sonó la versión de Durdenhaure al ‘Praise The Lord‘ de A$AP Rocky que tanto tiempo lleva usando como arma –ya no tan– secreta y que, tal ha sido su impacto en redes, que hoy se ha llegado a dar el lanzamiento como remix oficial en todas las plataformas digitales. El fenómeno TikTok, señoras y señores. Aún así, nuestro momento favorito fue cuando salió disparado de los altavoces el acapella del himno de The Human League cavalgando sobre un bombo que nos hizo saltar como pocas veces lo hemos hecho. Exageradamente divertido y dinámico.
Pese a que no pudimos ver mucho la cara de Trym en acción debido al gran volumen de gente que se congregó en esa fecha de Nitsa Club, el DJ ha confesado por redes que se lo pasó en grande. Y fue recíproco. El público de Nitsa Club se rindió a los pies del francés, y si uno pone la oreja a lo que de verdad importa, se comprobó que el artista sabe desarrollar una buena sesión. Se ha coronado como uno de los abanderados del hard techno usando las redes a su favor, pero su talento y la calidad musical de sus sets sigue intacta tras los años, sabiendo jugar muy bien sus cartas para satisfacer tanto a los que van allí para sacar EL vídeo, como a los que solo quieren disfrutar de la música y quemar zapatilla.
Antes de irnos, nos vimos cautivados de nuevo por la jarana que se estaba armando en la planta baja de la Sala Apolo. Juguete estaba al cargo de la banda sonora, y con un toque más “macarrilla” y navegando entre remezclas de hits del pop a intensidades elevadas, consiguió que más gente predispuesta a abandonar la discoteca aguantara un último baile con él.
Nos fuimos del recinto reflexionando sobre lo que acabábamos de ver, digiriendo el escenario con ese ya obvio cambio de público en una escena techno que asoma al mainstream. TikTok y cualquier otra red social es un arma de doble filo para ecosistemas tan puristas y tradicionales como el de este género musical, pero pese a un aparente sabor agridulce que podía dejar ese ambiente en el que se notan más las ansias por tener un buen ángulo del DJ que un espacio para bailar con tus colegas, el amargor se vio disipado al repasar mentalmente la sesión del protagonista. Citando la mítica canción de Louie Vega, “Last night a DJ saved my life“, porque gracias a la gran actuación de todos y cada uno de los encargados de custodiar los CDJs, se logró sobreponerse a una noche con un inusual cambio de público del habitual de Nitsa Club sin perjudicar la experiencia final del asistente. Fueras del palo que fueras.
