Hablábamos hace unas semanas de Pedro José Mariblanca Corrales, el autor de un libro que está resonando desde hace unas semanas entre los medios y entendidos de la industria musical electrónica. En Wololo Sound, como no puede ser de otra manera, hablamos también hace quince días de la edición de ‘El Trueno que sigue al rayo’, que nos analiza y contextualiza la implosión de las músicas de baile en España tras la caída de la Ruta del Bacalao y repasa los grandes clubes, deejays, productores, festivales, colectivos y sellos que surgieron tras la irrupción de estos sonidos en el país y aquellos que han ido apareciendo entre los 90 y los primeros años del siglo XXI.

Yendo un paso más allá nos hemos sentado con Pedro para conocer a fondo la historia personal y profesional que se esconde tras este documento de investigación. ‘La Otra Escena‘ hablará esta semana sobre libros, editoriales e historia de la música de baile en España. ¿Te vienes?


WS – Buenas tardes y encantado de saludarte de nuevo Pedro. Muchas gracias por atender a Wololo Sound en esta entrevista exclusiva unas semanas después del lanzamiento de tu libro ‘El trueno que sigue al rayo’, que ahonda en profundidad en las últimas décadas de historia de la música electrónica en España. ¿Cuál sería tu eslogan principal si quisieras vender el libro a nuestros seguidores? ¿A qué público va dirigido?

Pedro José: Muchas gracias, Adrián. El placer es mío.

El eslogan, como quien dice, ya viene en el título. EL TRUENO QUE SIGUE AL RAYO es una pequeña historia sobre la gran Historia (con mayúscula) de las músicas de baile en el estado español, un humilde acercamiento al potente devenir de la electrónica en dicho país y todo cuanto éste supuso y supone para el mismo.

Por lo que al público al que va dirigido respecta, nadie se escapa, pues ha sido escrito tanto para las personas que han formado parte de esta historia y aman esta música de músicas como para todas aquellas que apenas saben algo de ellas y pueden descubrir a partir de las mismas una explicación distinta a lo acontecido en España entre los últimos coletazos del siglo XX y los primeros compases del XXI, peques, jóvenes y mayores.


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WS – ¿En qué momento llega un seguidor de música electrónica “raso” a investigar hasta el punto de ilustrar 189 páginas sobre el género? ¿Cómo fue el momento en el que decidiste hacer real este proyecto?

PJ: Llevo poniendo música 15 años, más de la mitad de mi vida. Pero, por suerte o por desgracia, nunca me he dedicado a ello a tiempo completo ni lo he buscado, pues siempre he estado metido en muchas cosas y me centré en otras. Estudié Historia, anduve por bastantes sitios, compartí grandes experiencias con muchas personas al calor de la electrónica y tras montar unas jornadas en Barcelona sobre contracultura en la Transición (con la grandísima gente del Centre de Documentació dels Moviments Socials de Can Batlló), empaparme de gran parte de los grandes libros sobre electrónica que se han escrito (el Loops, Der Klang der Familie, Energy Flash, Electroshock, Techno Rebelds, En Éxtasis, Bacalao!, entre otros) y ver que apenas había algo sobre España más allá de lo acontecido en Valencia, sentí que algo había que hacer al respecto. Así, hace ya casi tres años, tras varios tumbos por la vida y por el mundo, decidí que había llegado el momento de sentarse a trabajar y dejar de pensar que sería muy bonito hacer una historia sobre la electrónica en España, que había llegado la hora de devolverle a ésta todo cuanto ella me había dado desde que tengo uso de razón con aquello que más he venido haciendo de un tiempo a esta parte: escribiendo.


WS – ¿Cuánto tiempo te ha llevado escribir este libro y recopilar todos los datos históricos que leemos en él? ¿Cuáles son los escollos más complicados que te has encontrado?

PJ: Entusiasmado, me puse a investigar, me puse a leer y releer, me puse a escribir, fui viendo cómo podía ser la cosa… Me emocioné, me entraron las dudas, hice, deshice, contacté a numerosas personas para hablar sobre el tema, cambié esquemas, aprendí muchísimo. Y en dos años, más o menos, estaba todo casi hecho, a sabiendas, eso sí, de que había cosas que se quedaban ahí en el tintero y sobre las que volveré más pronto que tarde.

No he tenido grandes problemas para hacer el trabajo. Quizás lo más complicado ha sido el tema de las fechas, encontrar cierta información sobre un pasado del que apenas hay nada formalmente escrito y documentado, dar con algunos artistas… Pero no me puedo quejar, la verdad. Así se supone que es trabajar la historia, ¿no?


WS – En el libro cuentas con el testimonio de personalidades muy importantes de la industria. ¿Cómo fue para ti, desde la nada, conseguir el contacto y las declaraciones de todo este elenco? ¿Te has quedado con la “espinita” de entrevistar a alguien?

PJ: Pues que gente como la que ha participado del libro (y gente que no) te escuche, te dedique parte de su tiempo, comparta contigo experiencias y debates y se anime con un proyecto como el del trueno es lo que dota de sentido, en gran parte, al libro. Que esas personas a las que llevas siguiendo mucho tiempo se pongan a tu lado es lo que anima a seguir.

Claro que me he quedado con la “espinita” de hablar con unas cuantas personas. Tanto con las que he contactado y no ha podido ser como con aquellas a las que no me he acercado (para evitar que la cosa se me fuese de las manos o por presuponer que no responderían) pero me acercaré para el siguiente viaje.


WS – ¿Cómo se publica un libro? Queremos decir, dentro de la complejidad de escribirlo, ¿cuáles son los pasos a seguir para la publicación del mismo en una editorial?

PJ: Supongo que cada cual tiene su manera de proceder. En mi caso, me pongo a buscar editoriales afines y que me gusten, les presento la idea, les cuento, les planteo cosas y ya, en función de las respuestas y no respuestas de cada una, en función de lo que te transmiten y las sensaciones que te dan cada una, pues veo por dónde tirar. En este sentido, dar con la gente de La Fonoteca y trabajar mano a mano junto a ella ha sido un puntazo que no veas y yo que me alegro por ello. Pero no me olvido de mi trabajo con Brumaria, la primera editorial que me dio la oportunidad de publicar algo en España, pues seguro que sin ella hubiera sido de otra manera.


WS – ¿Cómo de difícil es a día de hoy ganarse la vida como escritor en nuestro país? ¿Valoras esta opción como fuente principal de ingresos o simplemente un hobby ligeramente remunerado?

PJ: Ser de letras en España y en cualquier parte del mundo es bastante complicado. A los estigmas por los que gran parte de la población piensa que lo que estás haciendo es rascarte las partes nobles, hay que sumarles la precariedad, la falta de oportunidades, el intrusismo y las cada vez menos numerosas realidades desde las que poder expresarse, entre unas cuantas cuestiones más (es lo que tiene este mundo del capital en el que todo es producir y donde los peces grandes no dejan de causar estragos en los chicos).

A sabiendas de cómo está el percal, pero independientemente de dicha situación, creo firmemente en lo que hago e intento ganarme la vida con ello. Unas veces con más suerte, otras con menos; unas veces tienes que compaginar la escritura con otros trabajos, otras trabajando en diferentes esferas de la cultura (pero siempre de la mano del pensamiento crítico). Pero sí, creo que se puede, aunque en una lucha así tengas que renunciar a ciertas comodidades (materiales, sobre todo).


WS – El libro está escrito cronológicamente, siendo el primero de los hechos que nos cuentas el declive de la Ruta del Bakalao. ¿No te planteaste hablar más a fondo de este movimiento o es que simplemente da para un libro a parte?

PJ: No, la verdad es que no. Porque con el trabajo previo sobre Valencia hecho por otros, y destacando entre ellos Joan Manuel Oleaque (En Éxtasis) y Luis Costa (Bacalao!), ya hay más que suficiente.


WS – Tras escribir todas estas historias, ¿qué crees que le ha faltado a la industria española para estar a la altura de, por ejemplo, Gran Bretaña, Alemania u Holanda?

PJ: A la industria española no le ha faltado absolutamente nada. De hecho, diría que ésta ha estado durante mucho tiempo muy por encima de la de los países que comentas. Lo que pasa es que, en este país, tan derrotista muchas veces, se ha terminado por ver con mejores ojos y valorar más lo que sucede fuera que lo pasa a su interior. Pasa con la ciencia, pasa con numerosas cosas y a la cultura de club le ocurre exactamente lo mismo. No te sabría decir a qué se debe exactamente, pero lo de que nadie es profeta en su tierra aquí se ha empezado a cumplir a rajatabla de un tiempo a esta parte. Y es una pena, porque hay bastante gente de acá que viene haciendo unas cosas que flipas y, sin embargo, no tienen la consideración que tienen en esos países de los que hablas. A ver si ahora, que estamos como estamos, nos lo miramos de una vez por todas.


WS – Pregunta obligada en estos días: ¿y ahora qué? Con la situación actual hay momentos de tu libro donde nos invade el desasosiego al pensar en todo lo que hemos vivido estos años y el futuro incierto que tenemos ante nosotros. ¿Cómo estás llevando la situación? ¿Cómo de fuerte o débil crees que saldrá la industria de este momento?

PJ: ¿Ahora qué? Pues como siempre, a luchar. Con más trabas, en una situación complicadísima para la escena, con todas las incertidumbres y los miedos que eso conlleva, pero no queda otra que luchar. Viendo la situación actual, la cosa, en el corto plazo, no se presenta nada halagüeña. Pero con tesón y luchando en común por aquello en lo que cree cada una de las realidades al interior de esta escena (DJs, productores, sellos, colectivos, clubs, medios, etc.), ¿por qué no se va a poder recuperar ésta? Saldremos adelante, volveremos a bailar, no lo dudo. Así que a apretar los dientes se ha dicho, y a conspirar, tramar y unirnos para luego urdir planes en común. Sé que es muy fácil decirlo, pero no voy a ponerme a llorar sin más. Si no hay peña que anime desde fuera, mal plan, ¿no? Ahora bien, si podemos hacerlo sin caer en los errores del pasado, mejor que mejor.


WS – ¿Dónde se encaja Pedro José Mariblanca en toda esta historia? ¿Cuántos clubs de todos los que hablas has visitado y cuáles sigues soñando con visitar?

PJ: ¿Dónde se encaja Pedro aquí? En la posición del público, por todo cuanto he vivido y experimentado gracias a esta escena y gran parte de las realidades que le han ido dando forma a lo largo de su historia. En la posición de los medios de comunicación, por participar humildemente, de una forma u otra, en la labor de éstos. En la de las personas que se ponen detrás de una cabina para compartir con la gente su manera de ver el mundo y tratar, por lo menos en mi caso, de concienciar a ésta sobre toda la potencia y toda la magia que la electrónica tiene en su haber y los posibles que se desprenden de ella –si bien es verdad que, como digo muchas veces, no soy deejay sino diyoyie, por eso de que ese lugar es para quienes están ahí al pie del cañón siempre, algo que en mi caso no es así–. En la posición del historiador, reivindicando que han de hacerse más trabajos así –no porque yo haya hecho éste– para conocer, dar a conocer y poner en valor esa parte de la historia que no se cuenta casi nunca, muy importante para comprender nuestro camino hasta aquí. En la posición de los malditos –que de malditos no tienen nada–, la posición de aquellas personas que han tenido que remar siempre a contracorriente por escuchar una música generalmente menospreciada y formar parte de una escena a la que, generalmente también, se ha visto siempre bastante mal.


WS – ¿Te planteas volver a poner delante de un folio en blanco para contarnos una nueva historia relacionada con la música electrónica? ¿Algún otro proyecto que tengas en mente fuera de este “mundillo”?

PJ: Claro que sí. Está todo por hacer, y hay que seguir trabajando en ello. Y fuera del “mundillo”, igual, ya estoy con un proyecto sobre la utopía en la historia contemporánea y seguro que surgen más cosas. Ya sabes, como dice el refrán, gente pará, malos pensamientos, jejeje.

Muchísimas gracias por la entrevista, mucho ánimo para con todo y, sobre todo, magia y salud.


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Adrian Oller
Cofundador y redactor. Melómano, leonés y obseso de las cosas bien hechas. Imposible encasillarme en un sólo género. “Si quieres llegar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en grupo”