Después de 365 días de larga espera, el desierto volvía a abrir sus puertas para ofrecernos más de 22 horas non-stop de música electrónica. Efectivamente, volvíamos a Monegros Desert Festival, un año más, regresábamos a Monegros Desert Festival con muchas ganas, y no era para menos: el equipo del festival había preparado una 32ª edición cargada de novedades, con más de 150 artistas repartidos en 13 escenarios, lo que aumentaba nuestras expectativas ante el comienzo de esta larga aventura por el desierto.
Como ya es tradición, muchos de los asistentes del festival, procedentes de más de 70 paises del mundo, se reúnen en el caluroso parking, unos desde el viernes 25, y otros desde el sábado 26, para empezar esta larga marcha con buen pie, donde las raves autogestionadas por los asistentes del festival ganan una gran importancia en las horas previas a la apertura del mismo.

Cuando el reloj marcaba las 14:00, comenzaba oficialmente el festival, con temperaturas que superaban los 32 °C desde temprano. Pese al calor y la inclemencia del terreno, se notaron mejoras logísticas: más zonas de agua potable gratuita, mejor señalización y un sistema de accesos más eficiente que en ediciones anteriores. También se optimizó el sistema de asistencia médica y los accesos a las zonas de descanso.
Poco a poco, el recinto se fue llenando y el encargado del opening, un set con mucha relevancia dentro de Monegros, sería Joseph Capriati, precisamente el encargado de cerrar la pasada edición. La sensación general era clara: el festival acababa de arrancar, pero ya era descomunal.
A medida que el sol alcanzaba su punto más alto, el festival fue mutando por cada uno de los diferentes escenarios. El formato Face-2-Face en ‘Industry City 1’, inaugurado este año como novedad, fue una de las grandes apuestas de la edición, y cumplió con creces en cuanto a espectacularidad. Pero la alta demanda generó largas filas de espera, debido a la limitada capacidad del recinto, a pesar de la solidez del cartel presentado. Entre los sets más esperados destacaron el de Chlär y Yanamste, así como el encuentro entre Adrián Mills y Andrés Campo, quienes ofrecieron una actuación marcada por la precisión y la energía que cautivó a la audiencia.

El Industry City 2, hermano pequeño del 1, volvió a demostrar que es uno de los escenarios más infravalorados del festival. Si ya en la pasada edición nos dejó un gran sabor de boca, este año con el host de Kaotic Soundsystem y uno de los mejores equipos de sonido de Europa la experiencia fue aún mejor. Es cierto que los artistas que suelen pasar por este stage no tienen la misma popularidad que los de los escenarios principales, pero quedó claro que aquí lo que se respira es técnica y pasión por la mezcla. Vinilo y digital se cruzaron constantemente en un espacio donde la música fue protagonista de principio a fin.
Si tuviéramos que destacar algunos momentos clave, sin duda mencionaríamos el set homenaje 30 Years Liberator, donde los hermanos Chris, Aaron y Julian ofrecieron una auténtica lección a los platos. También brilló Vandal, fundador de Kaotic, que se mostró comprometido con su stage en todo momento, dejando claro por qué es un referente en la cultura Soundsystem.
Otro de los grandes aciertos de esta edición fue el escenario de Unreal, una colaboración con la reconocida marca alemana. Este espacio se destacó por su imponente estructura circular formada por más de 60 contenedores, plataformas y una estética industrial que evocaba una fortaleza futurista en medio del desierto. La atmósfera se completaba con un sistema de sonido de última generación y visuales envolventes que sumergían al público en una experiencia sensorial única. Uno de los momentos más esperados fue el set de Vendex, quien se presentó en este escenario entre las 4:00 y las 5:30 de la mañana. El artista ofreció una gran actuación de schranz melódico, acompañada de un espectáculo audiovisual que combinaba luces láser y proyecciones en 3D creando una atmósfera electrizante que mantuvo a los asistentes en un estado de éxtasis colectivo. Según sus propias palabras, tocar en el escenario Unreal de Monegros fue un sueño hecho realidad.

La tercera gran novedad que presentaba Monegros en cuanto a escenarios fue la aparición de Brunch Electronik. La marca barcelonesa está caracterizada por apostar especialmente por grandes nombres dentro del melodic y el house, reuniendo un cartel de artistas de talla mundial como Mind Against, Miss Monique, Mathame, Jimi Jules B2B Trikk o Dennis Cruz.
No obstante, la sensación fue de que su lugar en el desierto cayó a un papel secundario. Aunque, sin duda, en momentos puntuales llamaron la atención del público, a rasgos generales, el escenario se vio sensiblemente vacío durante gran parte de la jornada. Es algo que contrasta con las colas o las aglomeraciones de otros puntos del festival y que dan a entender que igual no es el lugar idóneo para establecer un espacio tan grande, debido especialmente al perfil de público que abunda en Monegros, mucho más atraído por ritmos rápidos y contundentes.

Paralelamente tuvimos una sensación parecida con elrow, que vio reducido drásticamente su espacio en el recinto durante esta edición. En esta ocasión cubierto por una extensa carpa, la marca más internacional de la familia Arnau se encargó de traer el mejor house y tech house del panorama con su característica parte inmersiva llena de confeti, figurantes disfrazados y toda la parafernalia habitual en sus fiestas.
A lo largo del día y la noche, elrow vivió grandes momentos que reunieron una extensa multitud, como el regreso de Paco Osuna concentrando todas las miradas o uno de los B2B más curiosos y esperados del festival con Seth Troxler y Mau P, que se unieron en una fusión única. Por lo que sensación agridulce, en los stages mas house de Monegros, donde la producción y nivel de los DJs estuvo a la aultura del festival, pero sin duda el público no acompañó como se esperaba, por lo que quizá el año que viene veamos reducido el house a un solo escenario.

Uno de los puntos de reunión más concurridos a lo largo de las 22 horas de festival fue la Techno Cathedral. Con un cartel de lujo, envolvió a muchos de los asistentes a lo largo de las horas con actuaciones increíbles y de primer nivel, además de una extensa variedad musical para todos los gustos. El atardecer fue uno de los momentos clave de este emplazamiento, que coincidió con el set de Funk Tribu. El DJ de ascendencia colombiana encajó a la perfección y conectó con el público de una forma sublime, apostando por sus melodías más tranceras y unos ritmos de lo más bailables para ese punto del día, además de dejar caer alguna de sus producciones más virales como ‘Azul’, uno de los momentos más vividos del festival.
La Techno Cathedral reunió a grandes artistas del momento, con actuaciones de calibre como las de Otta, Anetha o el B2B entre SHDW y Blawan, sin duda uno de los sets de esta edición, tal y como anunciabamos la semana pasada en nuestras recomendaciones del festival. Vinilo y digital se entremezclaron para ofrecernos un set único en el mundo. Hardgroove, melodías, algo de techno industrial, texturas experimentales pero mucha clase, fue lo que nos deparó este gran set.

También momentos de más caña como con Clara Cuvé, aunque sin duda hay que dejar mención especial a dos artistas que saben tratar los amaneceres con destreza y habilidad. Primero Andrés Campo con un set de hardgroove que hizo revivir las energías de los exhaustos asistentes, que tuvo momentos épicos y un ambiente festivo y alegre digno de admirar y qué pocos pueden lograr tras tantas horas de acción en el cuerpo de los presentes.
Pero la continuación fue perfecta, con un Hector Oaks que supo aprovechar el momento y continuar creando una atmosfera placentera, con altibajos musicales que aceleraban o desaceleraban los continuos ritmos de cada espectador. El DJ y productor español supo deleitar con verdaderos himnos pero, la guinda del pastel llegó con el más que tradicional ‘La Línea de la Vida’, momento eufórico y exaltante de un set que, para muchos, le convierte ya como el candidato ideal para cerrar la futura edición de 2026.

Awakenings volvío al desierto un año más, pero esta vez lo hizo acertadamente regresando a sus origenes y apostando por un line up de techno de principio a fin, donde se combinaban viejas leyendas junto a estas nuevas generaciones de techno groovero que van arrasando allá por donde pasan. Muy destacables sets como el de Chlär, Ben Sims o Marron. Pero si nos tenemos que quedar con dos sets, por todo lo que significan, nos quedariamos con el impresionante B2B entre Fadi Mohem y Rodhad, una sesion donde la sobriedaz, el groove y la hipnoticidad quedó mas que demostrada, y con el espectacular cierre que se marcaron Ilario Alicante y Adam Beyer, un set que a prioirí no llamaba mucho la atención por lo que significan estos dos artistas a día de hoy, pero que parecío que estos dos titantes, se reencarnaron en su yo de los años 2000, ofreciendo al público dos horas de un techno clásico, subido de BPMS, donde las mezclas y los temazos estaban a la orden del día.
Otro de los puntos más emblemáticos de Monegros es, sin lugar a dudas, el avión. Un pequeño club creado dentro de un Airbus A330 que acoge a lo largo de todo el festival distintos sets secretos. Obviamente, por su escasa capacidad, se forman algunas colas para acceder, pero siempre valiendo mucho la pena porque nunca sabes que puedes encontrar dentro. En esta edición han pasado grandes nombres por ahí en una inédita colaboración con HÖR Berlin. Se han presenciado multitud de artistas, en los que destacamos un inesperado set de techno de Paco Osuna, el ya tradicional bakalao de Andres Campo con su aka Kuki, algunos de los nombres de 240 KM/H con un espectacular hardgroove de Fumi o un desatado Adrian Mills de día, incluso hubo tiempo para el Khaos de Vendex que puso patas arriba el avión entero.

El recinto contaba con otros pequeños puntos no tan concurridos tal vez, pero que forman parte de la esencia de este festival como son el Corral y el Pajar, paradas obligatorias para cualquier monegrino para sentir la música desde los orígenes de este terreno. Además de la Pinada, lugar que repitió acto de presencia hosteado por Own Spirit y que ejerció como encuentro de los amantes del psytrance o como break en una zona de chill out perfecta para descansar mientras descubres nueva música, al igual que el Greenlight Corner con géneros como reagge, dub o drum&bass.
Mención especial al extenso set matutino de 4 horas por parte de Laurent Garnier, quién anunció previamente que reduciría sus actuaciones por el mundo tras décadas de carrera y que cautivó muchas miradas en el Corral. De hecho, podríamos afirmar que el francés ha sido el artista que más público ha movido hacia esa zona en las últimas ediciones de Monegros. Obviamente, por una buena razón, ya que llevó a cabo un emotivo set que cautivó a un público que parecía acudir en forma de despedida y agradecimiento por su legendaria trayectoria.

Tampoco podíamos olvidarnos del main, Soundsytem Temple.
Una estructura de madera de más de 70 metros de ancho y capacidad para más de 30 000 personas que superó los 1.400.000 vatios de potencia acústica. La programación en este escenario fue impecable, Nico Moreno abrió la traca final de la madrugada seguido de Fatima Hajji con un set totalmente alineado con su reputación como icono del hard techno y I Hate Models considerado uno de los momentos más explosivos.
Las horas ya comenzaban a pasar factura, el cansancio se hacía notar y el calor, una vez más, volvía a apretar con fuerza. Sin embargo, había que aguantar para el ultimo arreón del festival, el esperado cierre de Indira Paganotto la primera mujer española en cerrar Monegros, quien dejó un sabor agridulce a los valientes que aguantaron las ultimas dos horas de festival. Si bien, no tenía una tarea facil como era la de contentar a los diversos públicos que se encuentraban en el desierto. La gente esperaba que Indira se reencontrara con sus raices y apostara por un cierre mas techno, tal y como había hecho Joseph Capriati en la edición pasada.
Algo que en un primer momento cumpliría, apostando por un techno acelerado, groovero y contundente, un método que sin duda estaba siendo bien acogido por el público. El problema llegaría después, cuando por intentar contentar a todo el mundo, su estilo varió hacia una corriente mas hard y psytrance que al gran público no le termino de gustar, convirtiéndose en un popurrí algo extraño.

Monegros 2025 volvió a demostrar por qué sigue siendo una de las propuestas más singulares y radicales del circuito europeo. No es un festival para cualquiera. Requiere preparación, aguante físico, y sobre todo, una actitud determinada. Pero para quienes logran abrazar su crudeza, el desierto devuelve algo que pocos eventos son capaces de ofrecer: una sensación de verdad.
Desde su regreso en 2022 podríamos estar hablando de la edición más completa y perfeccionada de Monegros Desert Festival. Y es que se tomaron muy en serio las críticas sobre sus mayores errores el año pasado y lo han resuelto con creces. No faltó nada de agua, servicios mucho más cuidados, se redujeron colas en muchas zonas y el servicio de lockers que sustituía el guardarropía funcionó con creces, siendo un añadido muy cómodo y funcional. Zonas de descanso ampliadas y en las que podías encontrar sitio a toda hora y una mayor variedad de opciones de restauración. Poco más se puede pedir en un festival tan grande y una zona tan remota y extrema como son los Monegros, la comodidad ha aumentado y era un reto difícil de conseguir.

Si tenemos que resaltar algún aspecto negativo seguramente nos vamos directamente al asunto del 240 KM/H y el Industry City. Era evidente que el problema iba a suceder, un espacio tan reducido para una de las marcas de moda en España no era lo adecuado. Se formaron colas kilométricas y esperas de más de 1 hora en ciertos puntos de la jornada, además que los Face2Face contaron con un cartel repleto de artistas de renombre, lo que multiplicaba las ganas de poder presenciar los sets. Un factor que fue clave durante las 22 horas, para que muchos espectadores que pretendían ver a sus artistas favoritos, no pudieran verles, debido a colas.
Unas colas, que también afectaron al público que pretendía entrar en el segundo escenario de Industry City, donde se estaba presenciando el host de Kaotic Soundsystem, un colectivo que atraía a un publico que no estaba interesado a priori en los Face to Face, por lo que indirectamente, se estaba provocando que este stage estuviera mas vacío de lo que de normal estaría y que parte del público objetivo pasara de ir al ver las kilométricas colas.

Por desgracia, muchísima gente se quedó con las ganas de ver sus momentos más deseados, y es algo que ensucia un poco el debut triunfal de la marca española. Que, sin duda, ha tenido el éxito que se esperaba aportando esa espontaneidad única al desierto. ¿Solución? Fácil, el formato de 240 KM/H ha funcionado con creces y debe seguir el año que viene, pero lo debe hacer en un espacio apropiado a la gran demanda que se prevé, tal y como se ha solucionado este año las aglomeraciones pasadas en el hard techno con la llegada de esa bestialidad del DUST x Unreal, uno de los mayores aciertos de esta edición si no el que más.
Más allá de la música, Monegros 2025 se consolidó como un punto de encuentro para una comunidad diversa que comparte una misma pasión. Fue una muestra de resistencia frente a las condiciones extremas y, al mismo tiempo, un espacio de libertad, donde cada asistente encontró su lugar. Porque Monegros no es únicamente un festival: es una experiencia que trasciende generaciones y fronteras. Con el cierre de esta edición, se abre ya el horizonte hacia la próxima, que volverá a transformar el desierto el 25 de julio de 2026. La cuenta atrás ya ha comenzado.