El evento catalán se estrena con unos artistas y un paisaje idílicos

Es la tarde del sábado, y con las energías bien cargadas y una sed de baile indescriptible, gente de toda Cataluña hizo rumbo hacia el pequeño pueblo interior de Castellbisbal. A pocos minutos de Barcelona, se congregaron alrededor de un millar de amantes de la música de club para celebrar juntos el que, para muchos, fue la primera muestra de “la nueva normalidad” por lo que a festejar se refiere… Y se notó. Tanto, que se tuvo que colgar el cartel de soldout 24 horas antes de abrir las puertas de la utópica villa que iba a albergar el primer Cosmonaut Safari.

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John Woods (Créditos: Cosmonaut Safari)

El evento catalán, pese a no poder acreditar su valía con ningún historial puesto que era el debut de la marca, se hicieron notar. ¿Cómo? Usando una fórmula que suele resultar infalible: una localización de ensueño y un line up de infarto, con headliners de los que mueven masas. Y así, consiguió convencer a gente de todas partes del país –incluso también de fuera de él– para que celebraran juntos una fiesta de las que se recuerdan.

Con el sol regalando los últimos rayos antes de esconderse tras las montañas, arrancamos nuestra aventura en el Cosmonaut Safari con John Woods en cabina, que compartía los minutos finales de su set en un magnífico sistema de sonido antes de pasar el relevo, siendo muy consciente de su papel en la jornada y calentando la pista de baile a la perfección.

Cosmonaut Safari Squire b2b Karcelen
Squire y Karcelen (Créditos: Cosmonaut Safari)

Tras él, un back to back que se ocupó de empezar a sacudir el suelo con una transición de la elegancia de su antecesor al dinamismo de su sucesor. Estamos hablando de Karcelen y Squire –este último, como dato curioso, es el “aka” del expiloto de Fórmula 1 Jaime Alguersuari–, que consiguieron dar la bienvenida de la mejor forma posible a los centenares de personas que iban entrando por momentos al recinto en plena golden hour.

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Paradoks (Créditos: Cosmonaut Safari)

Empezó a llegar la oscuridad a Castellbisbal, y con ella, una nueva atmósfera musical a cargo de Paradoks. Sin duda, uno de los sets que más sorprendió al aportar los primeros atisbos de potencia tras una tarde relativamente tranquila. Allí ya pudimos ver un escenario con luces de colores que iluminaba a un público que se empezó a aglomerar ante él.

Y ya rozando la medianoche, llegó la primera estrella de la noche: el gran Denis Horvat, quien se encontró ante un paisaje que nos recordaba a cómo era todo antes de la crisis –tanto en el buen sentido pero, sobretodo en este caso, como en el malo–. Si bien al artista de Copenhague no se le pueden decir más que elogios por su sublime set, el cuál hipnotizó a la multitud de principio a fin, allí ya confirmamos una de las principales carencias de la organización.

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Denis Horvat (Créditos: Cosmonaut Safari)

Desgraciadamente, unos pocos carteles de “Party Safe, Wear Mask” no fueron suficiente para convencer a ninguno de los asistentes de ponerse la mascarilla. Ni rastro de ellas en una pista de baile que acumulaba a centenares de personas en pocos metros cuadrados. Ni en el escenario. Ni en las largas colas y aglomeraciones producidas por las barras del bar y los pocos baños disponibles.

Pese a generarse un panorama sin sentido para cualquier persona que haya visto un telediario, el público parecía estar inhibido de cualquier contexto ni situación sanitaria. Ellos venían a pasárselo bien, como antaño, y así lo hicieron, y nada les paró.

Y con esa emoción y energía, el público recibió con gran euforia a los italianos, el principal reclamo de la fiesta: a Mathame. Un set que empezó de forma muy oscura, a conjunto con el cielo, y que fue progresando con broches melódicos y eléctricos tal y como solo ellos saben hacer.

Cosmonaut Safari Mathame
Mathame (Créditos: Cosmonaut Safari)

Días después de lo vivido, creo que podemos llegar a dos conclusiones para resumir el recuerdo que tendremos del estreno de Cosmonaut Safari. Por una parte, un sublime gusto musical y una selección de artistas impecable, con un poder de reclamo que consiguió congregar a tantos feligreses con una misma pasión como pudieron. Buena música ante todo. Por otro lado, desgraciadamente, una inexperiencia que se vio desde dentro y fuera de la fiesta. Una mala previsión que les hizo ir cortos de todo, desde personal a seguridad, pasando por el material e instalaciones para acoger un evento de dichas dimensiones. Algo que nos sirve para recordar que buen festival no es solamente un buen cartel y un buen branding, sino también una buena planificación.

Pese a ese sabor agridulce que nos dejó el procesar todo lo que pasó a lo largo de la velada, creemos que de los errores se aprende. La marca tiene un gran potencial y muy buen gusto a la hora de tomar decisiones por lo que a artistas se refiere, y eso siempre es para quitarse el sombrero. La propia organización ha reconocido sus carencias en su Instagram durante esta primera edición, y ha prometido enmendarlas en su próximo evento, el cuál ya tiene fecha e invitados confirmados. Apuntad en vuestras agendas: 17 de julio con los mismísimos Mind Against, y ya puedes hacerte con tus entradas aquí.

Cosmonaut Safari Crowd