El joven japonés se divirtió transitando entre géneros para crear una espectáculo único en una localización muy apropiada para su sonido
Experimentar la escena nocturna era algo que no me podía saltar en mi reciente visita turística a Barcelona. Mi elección fue INPUT High Fidelity Dance Club, discoteca que ha experimentado un gran crecimiento en la escena electrónica en los últimos años. El club se define como “la puerta de entrada a un espacio creativo en el que arte, música y espectáculo se entremezclan de forma espontánea y natural, ofreciendo múltiples posibilidades de transformación del espacio visual y sonoro con la finalidad de interactuar con las sensaciones del público”. Desde su apertura en 2016 ha acogido a grandes nombres del panorama musical, como Adam Beyer, Charlotte de Witte, Chris Stussy, Kobosil, Kölsch, Seth Troxler o Vendex, lo que le ha valido para convertirse en una de las opciones preferidas por los locales en el panorama house y techno.
Situado en las entrañas del Poble Espanyol (museo al aire libre que recrea diversos lugares tradicionales de diferentes localizaciones de la península, acompañados de las respectivas ofertas gastronómicas), INPUT High Fidelity Dance Club prima la experiencia de la pista, del sonido y de las sensaciones que percibes. Con una decoración consistente en tonos blancos y principalmente negros, poca luz y sin apenas opciones de mesas, el colectivo y la música toman el protagonismo total. La sala es circular y consta de 2 alturas, desarrollándose la acción a nivel del suelo. La cabina se encuentra en uno de los extremos, protegida por pantallas horizontales, luces led y lásers y flanqueada a lo largo de toda la sala por altavoces Funktion-One, para muchos la mejor opción acústica del mercado. Tras subir unas escaleras puedes acceder a una especie de palco abierto que te permite bailar con más privacidad o ver a los protagonistas con mayor perspectiva.
Charlie Sparks estuvo a la altura de un público muy activo, que aceptó y vitoreó su diversidad en la selección musical, en una actuación de la que extrajimos mucho industrial, rave y psy trance. A lo largo de la noche pudimos escuchar ‘Eyes On Us’ de Luca Agnelli y PISAPIA (IT), la versión de Monster Mush al tan reproducido este año ‘It’s That Time’ o incluso un remix de Diego Step del eterno ‘Maricarmen’ de La Pegatina, que provocó una explosión de júbilo y felicidad en los presentes. Tras finalizar su set (organizado por la promotora PRISM Hard) y mientras se deleitaba con los aplausos de los últimos valientes el artista aprovechó para sacarse fotos con varios de ellos, emocionados por la experiencia vivida y su energía y amabilidad.
Cada viernes, sábado y en víspera de muchos días festivos podrás disfrutar de grandes talentos en las sesiones vespertinas y nocturnas de una de las salas referencia de la ciudad condal comprando tus entradas a través de su página oficial.