Pacha Ibiza hizo posible el pasado domingo 3 de agosto la unión en cabina de dos nombres mayúsculos de la escena electrónica: Steve Angello y Solomun. Cuando el anuncio se hizo oficial hace algunos meses ya nos olíamos que no se iba a tratar de una noche cualquiera y estábamos deseando presenciar el exquisito B2B que cierra la fiesta y que ya había tenido lugar en la misma discoteca y residencia en 2023. Lo que se vivió dentro de la sala de las cerezas fue una clase magistral de como construir una narrativa sonora a fuego lento, llevando a cabo la trama sin prisa pero con un pulso firme y perfectamente calibrado. Tras el pitido final se confirmó lo previsible: la actuación ha ido directa al top de la temporada.

La primera parte del set —cerca de 120 minutos sin respiro que se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos— arrancó con un techno oscuro y underground de atmósferas densas y texturas melódicas que atrapó al público con una contundencia elegante a la par que cruda. El sonido, alejado del registro más comercial de Steve, no perdió profundidad ni alma en ningún momento, mientras los técnicos de luces ayudaban a que la experiencia fuera de lo más inmersiva en una de las fiestas con mejor y más apropiada producción de la isla.


Poco a poco ambos fueron abriendo el espectro hacia vertientes de melodic techno, tech house y mucho progressive con tracks de impacto que encendieron a toda la sala como el remix de Solomun a ‘Samstag Ist Krieg’ de K.I.Z o ‘The Chant’ de Duke Dumont, una de las joyas de la noche que a los más pasionales nos provocó un nudo en la garganta y una sonrisa de oreja a oreja al tomar acto de conciencia de la belleza de noches como estas.

El cuerpo de la sesión estuvo cargado de tensión: canciones extendidas, loops hipnóticos y subidas milimétricamente medidas que desembocaban en drops liberadores coreados por una pista completamente entregada que mantuvo la energía y el aforo hasta el último minuto, como suele ser habitual cada domingo. ‘Redlight’ fue el único tema de Swedish House Mafia que sonó en toda la noche, incorporado de forma sutil y casi como un guiño a mitad de un set en el que el sueco demostró que su talento va mucho más allá del show fácil y donde pudimos percibir la conexión real con el sonido que define la residencia del anfitrión.

Solomun +1 volvió a ofrecer una noche de esas que justifican cualquier vuelo y cualquier desvelo, y todavía queda verano y la visitas de artistas como Four Tet, Anyma, Caribou o Job Jobse. Nosotros también estuvimos presentes en la fecha de Skrillex y volveremos más pronto que tarde.