El open air más famoso del mundo acogió al reconocido artista en una velada que contó con varios invitados y sorpresas
El nombre de Michael Bibi ha resonado con fuerza en los últimos meses. Tras superar una difícil enfermedad que lo mantuvo alejado de las cabinas desde el verano pasado, el productor volvió a su happy place reapareciendo en Coachella el pasado mes de abril y anunciando la gira One Life, que ha tenido fechas en varios puntos clave alrededor del globo, incluyendo ciudades como Sevilla. En su cita de Finsbury Park (Londres) batió récords, congregando a nada más y nada menos que 45000 personas y convirtiendo el evento en el de mayor asistencia de la historia de la ciudad.
One Life es el altavoz del artista para transmitir la urgencia de vivir y de sentirse vivo, así como un agradecimiento a sus fans por el aliento constante. Además, la gira ha apoyado causas y organizaciones benéficas en la lucha contra el cáncer. Sin contar las paradas de esta, Michael Bibi tan solo ha aparecido en fechas puntuales en las pistas de baile.
Las actuaciones de la noche fueron las de los teloneros Salomé Le Chat, Josh Baker y un sobresaliente Chris Stussy, que tras un contundente, enérgico, y muy bien ejecutado set de groovy house cerró con un tema específicamente creado para la cita.


Tras su primera aparición en Ushuaïa Ibiza en 2019, año en el que Michael Bibi también fue premiado como mejor artista del género en los DJ Awards, el jefe de Solid Grooves y una de las figuras referentes en la escena underground subió al escenario, decorado para la ocasión con una mariposa gigante, recibiendo una esperable y sonora ovación, para hacer gala de su espíritu indomable y contar su historia personal a través de beats.
Vestido con una camiseta de su merchandising en la que había un QR de gran tamaño que derivaba a una página de donación de sangre para pacientes con cáncer, el inglés dio rienda suelta a su creatividad durante las 2 horas y media de su actuación. Bajo nuestro punto de vista, su set estuvo demasiado enfocado al público internacional, con vocales que buscaban calentar la garganta de los presentes y en el que nos faltaron producciones más clásicas y rompedoras.
Cargado de house y con algo de groove, tuvo momentos reseñables, como las 2 sorpresas que nos tenía preparadas: en la parte final del set su padre se unió a la fiesta para interpretar un solo de guitarra eléctrica, y seguidamente un dúo de trompetistas le dieron su toque personal al clásico ‘La Murga’ del protagonista. También hubo mensajes y vídeos emotivos proyectados en las pantallas acompañados de canciones realmente profundas, como ‘Now We Are Free’ de Elysian.
Tras reproducir ‘Most Precious Love [Df’s Future 3000 Mix]’, de Blaze, UDAUFL y Barbara Tucker, y con varios de los asistentes de camino a la salida, el productor reprodujo la versión extendida de ‘Get Get Down’ de Paul Johnson, indicando a todos los miembros del backstage (entre cuyos presentes se encontraban sus amigos, su novia y sus padres) que se agacharan, gesto que fue imitado por el público, expectante durante una larga subida que culminó con un drop que desató la locura y dio pie a uno de los cierres más épicos de la temporada, en contraposición a un set que, a nuestro modo de ver, fue mejorable.
En resumen, una celebración inspiradora en uno de los puntos de encuentro globales de la música y un día lleno de emociones que pasará a la historia. One Life, Live It.