El festival vivió en su regreso su edición más multitudinaria hasta la fecha, recibiendo a más de 300.000 asistentes y 100 bandas durante 5 días

Quién haya vuelto al ruedo de los festivales de verano sabe lo especial que está siendo este regreso. Madrid lo ha vuelto a comprobar la pasada semana con la quinta edición de Mad Cool, la cual ha llenado de música y de experiencias el recinto de Valdebebas IFEMA durante 5 días intenso, del 6 al 10 de julio. Se trataba de uno de los festivales más destacados de la temporada, ofreciendo en este año su edición más multitudinaria hasta la fecha. Nosotros tampoco queríamos perdérnoslo, os contamos nuestra experiencia en Mad Cool 2022.

Antes de introducirnos en lo musical, no podemos obviar algunos puntos a destacar que han formado parte de esta quinta edición. Y es que los grandes festivales de la talla de Mad Cool van mucho más allá de sus actuaciones. Todo el que haya estado sabe que más que un festival, Mad Cool es toda una experiencia. Una especie de parque de atracciones de la diversión en el que, por supuesto, tienes la oportunidad de ver a artistas de primer nivel y para todos los gustos, pero también puedes disfrutar de una amplia zona gastronómica con todo tipo de opciones, participar en el sinfín de activaciones a cargo de marcas conocidas o, simplemente, sentarte a compartir un momento agradable con tus amigos o familiares. Porque sí, es realmente sorprendente como, cada vez, podemos ver una mayor asistencia de familias y niños (e incluso bebés) en este tipo de eventos

En este sentido, nos encontramos con una organización muy buena generalmente, haciendo especial hincapié a las barras que pese a la cantidad de gente que hubo en días como el jueves o el viernes, sobre todo en actuaciones marcadas en rojo para el mainstage y el escenario 2, todos los trabajadores sacaron el trabajo adelante impecablemente. También la zona de food trucks, baños y accesos, que funcionaron realmente bien, creándose colas únicamente a horas punta en ciertos momentos de la noche, pero la gran oferta que había hacía que siempre pudieras encontrar una opción viable. Los 7 escenarios que componían el festival (excepto el domingo que fueron 5) estaban bien conectados entre sí, no habiendo que dar largos paseos para ir de uno al otro.

En cuanto al transporte, se podría llegar fácilmente al festival gracias a las líneas C-1 y C-10 de cercanías, el metro o los buses de la EMT. En cambio, a la vuelta consideramos que Mad Cool debió reforzar más las opciones de transporte ya que las opciones para aquellos que no contaban con vehículo propio, eran bastante limitadas. Si bien el servicio especial de lanzaderas a Plaza Castilla o la apertura extraordinaria de la línea 8 de metro hasta Nuevos Ministerios funcionaron, la realidad es que no fueron en absoluto suficientes para atender la gran demanda. La opción de Uber, partner oficial del festival, se volvía una opción apta para pocos bolsillos, superando los 80 euros en los diferentes trayectos de vuelta a Madrid y generando larguísimas colas para poder coger un taxi.

Fotografía de Paco Poyato

Quien acude a Mad Cool sabe que el festival nos ofrece día tras día una variada apuesta musical llena de nombres destacados de diferentes panoramas, que invita en cada jornada a descubrir nuevos artistas en los diferentes escenarios. En esta apuesta musical destaca la presencia de bandas muy populares de estilos tan variados como el indie, folk, heavy metal, rock o pop. Es más, estas bandas suelen ser el gran reclamo para acudir al festival por parte de todos los asistentes y este año no iba a ser menos.

Aunque nuestro foco estaba muy centrado en los sonidos electrónicos que se dieron cita en la gran carpa de The Loop, no podíamos resistirnos a ver cómo funcionaban estas actuaciones ya que son donde están el mayor potencial del festival a niveles de organización. Sin duda eran las pruebas de fuego y podemos decir que las pasaron con creces. Disfrutamos con el ímpetu de una banda tan legendaria como Metallica cantando a viva voz ‘Nothing Else Matters’ o vibrando con el final donde sonó ‘Master Of Puppets’ y su magnífico solo de guitarra (si has visto la última temporada de Stranger Things, seguro que le tienes un cariño especial a esta canción), además de las majestuosas visuales y fuegos artificiales que llenaron el cielo de luz para cerrar el primer día de festival.

Fotografía de Javier García

Twenty One Pilots era una de las actuaciones más esperadas ya de antes de que se cancelara por la pandemia y demostraron el por qué de esta expectación, firmando un show increíble, lleno de energía y aprovechando todas las inmediaciones posibles del escenario incluso subiéndose a unas tarimas entre el público. Imagine Dragons volvió a Madrid tras su pequeño retiro a finales de 2019 y puso patas arriba a todos los fans de la banda norteamericana con clásicos como ‘Radioactive’ o algunos de sus últimos éxitos como ‘Enemy’ de su reciente álbum ‘Mercury’.

Fotografía de Andrés Iglesias

The Killers nos dejaron, a nuestro parecer, uno de los conciertos más especiales en la historia del festival con todos los elementos para una actuación memorable: energía, un setlist redondo y 100% festivalero lleno de sus grandes hits como ‘Human’, ‘Mr. Brightside’ o ‘All These Things That I’ve Done’ y un derroche de actitud liderado por Brandon Flowers, todo un frontman que, sin duda alguna, sabe perfectamente como meterse al público en el bolsillo desde el minuto uno. Al igual que hizo Yannis Philippakis, vocalista de Foals. Los de Oxford nos regalaron un final apoteósico para la jornada del viernes y momentos memorables marcados por algunos de los temas más potentes de su discografía como ‘What Went Down’ o ‘Two Steps, Twice’.


Muse era otro de los platos fuertes del festival y lo pudimos comprobar con un mainstage lleno hasta la bandera. La banda británica desplegó todo su arsenal, tanto en escenografía, trayendo dos elementos visuales muy imponentes como fueron ese logo ígneo que mostraba las siglas de su próximo álbum ‘Will Of The People’ y la figura con la máscara y la bengala que se apoderó de todos los ojos una vez hizo acto de presencia en el escenario; como musicalmente. Porque Muse es sin lugar a dudas uno de los grupos de rock más brillantes de la última época y lo volvieron a demostrar con clásicos como ‘Supermassive Black Hole’, ‘Uprising’ o un cierre de lo más épico a ritmo del ya convertido en un himno ‘Knights of Cydonia’. Sus compatriotas Alt-J, en cambio, aportaron el toque mágico a la jornada del sábado con su característico sonido alternativo de folk psicodélico, combinando momentos más intimos con otros de puro baile.

Fotografía de Andrés Iglesias

Pero no todo el festival se reduce a esos dos escenarios principales, el escenario 3 ofertaba también un line up un poco más enfocado al público joven pero igualmente lleno de mucho talento por donde pasaron artistas de la talla de Carly Rae Jepsen y su famosísimo ‘Call Me Maybe’, la maravillosa cantante sueca Tove Lo que con su presencia tan imponente en el stage hizo un show sublime, Zara Larsson que nos dejó tintes de música electrónica con sus colaboraciones con David Guetta ‘This One’s For You’ o la más reciente con Alesso llamada ‘Words’.

En este escenario también disfrutamos de uno de los shows que más ganas teníamos de presenciar. La banda británica CHVRCHES era algo que no nos podíamos perder y ofrecieron un increíble directo de synthpop, entremezclando su estilo indie con el componente electrónico, firmando una de las actuaciones más destacadas del primer día en la que no faltaron algunos de sus temas más reconocidos como ‘The Mother We Share’ o ‘Clearest Blue’. De nuevo, volvimos a caer rendidos ante los encantos de una brillante Lauren Mayberry que, al igual que los allí presentes, no dejó de bailar y moverse por todo el escenario.

Y el fin de semana no fue menos, ya que los dos escenarios principales albergaron actuaciones de primer nivel y que se tradujo en muchísimo público viendo a bandas como Kings Of Leon, Royal Blood o Florence + The Machine, actuaciones que sabíamos que iban a tener un gran impacto y que hicieron las delicias de los presentes. El domingo se cerró con Nathy Peluso haciendo una auténtica sesión de cardio en el escenario dos, Natos y Waor jugando en casa e invitando a Recycled J para que los Hijos de la Ruina hicieran arder un mainstage lleno hasta la bandera que disfrutó de la actuación del dúo de rap y acabamos en The Loop para poner el broche de oro al festival con el inigualable directo de La MODA (La Maravillosa Orquesta Del Alcohol).

Fotografía de Andrés Iglesias

Todas estas actuaciones eran las más esperadas por la mayor parte del público que acude asiduamente a Mad Cool, por lo que serían las que tendrían que estar más planificadas para que todo saliera correctamente, y así ocurrió. Fue un auténtico placer disfrutar de todos estos shows con un gran sonido en términos generales, organización, evitando la mayor parte de solapes posibles (aunque es imposible que no haya alguno que te fastidie el planning) y haciendo todo lo posible para que las más de 300.000 personas que se pasaron por el recinto durante la semana disfrutaran de su grupo favorito.

Pese a todo esto, como hemos mencionado antes, no podemos negar que gran parte de nuestro foco estaba puesto en la electrónica, que también estuvo presente en el festival en su gran mayoría entre el jueves y el sábado, con artistas sumamente importantes que hicieron que The Loop tuviese un gran aspecto pero sin llegar a abarrotarse como otros escenarios, mostrando que no es el estilo favorito del público pero, sin duda, un apartado esencial y de gran peso en el el festival. Pudimos disfrutar de un sonido muy bueno con muy pocos peros durante el festival, aunque, sin embargo, opinamos que el escenario tiene un potencial visual mayor a lo aprovechado que está.

El jueves los amantes del sonido house estuvieron de enhorabuena, con una selección musical que fue desarrollándose durante el día. El toque deep y melódico, con importante influencia del sonido UK, lo aportaron los ingleses Floating Points y Four Tet quienes nos hicieron bailar con una gran selección musical donde no pudieron faltar las producciones propias. Octo Octa previamente introdujo al público a este aura con el componente downtempo, el house y el UK garage como principales armas. El punto álgido de esta jornada lo protagonizó la surcoreana Peggy Gou, quien remarcó su prestigio consiguiendo prácticamente llenar el escenario The Loop por primera vez a través de su característico sonido tech. Un set que nos sorprendió gratamente y que funcionó como un chute de energía para todo el público presente.

El viernes fue una buena muestra de que en The Loop, al igual que en Mad Cool, hay espacio para todo. Arrancamos la jornada sudando la gota gorda con una espectacular Sherelle, quien nos deleitó con todo un recital de breaks y ese sonido jungle tan característico de la escena rave británicas a lo largo de un set de altos BPMs que consideramos digno merecedor de un horario algo más avanzado. Le siguió Folamour, uno de los artistas que mayor popularidad ha ido ganando en los últimos tiempos, tal y como pudimos comprobar. No hubo ABBA Moment esta vez, pero sí mucho baile, disco y algún que otro clásico como el ‘Staying Alive’ de los Bee Gees que recibieron una gran ovación y sacaron una sonrisa a los allí presentes.

Disfrutamos también del live de Stephan Bodzin, tan elegante como de costumbre y respaldado por unas visuales llenas de color siguiendo la línea estética de su último álbum; y aquellos que preferimos acabar la noche con sonidos más contundentes (¡y vaya si fueron contundentes!), quemamos zapatilla a ritmo de Paula Temple.


El sábado nos esperaba uno de los platos fuertes del festival en lo que a electrónica se refiere: tras su actuación en la edición de 2016, Flume regresaba a Mad Cool y a la capital con su nuevo álbum ‘Palaces’ bajo el brazo. Pero antes no podíamos perdernos al británico Mura Masa, quien nos ofreció un live de 10 en el cual sonaron algunos de sus hits como ‘Lovesick’, ‘Doorman’ o ‘Firefly’. Con la carpa considerablemente llena a pesar de que el solape con Florence and The Machine no se lo puso nada fácil, llegaba por fin el turno del australiano, arropado por una gran acogida por parte del público. Todo un viaje musical tan vibrante como emocionante, acompañado de un juego de visuales extraordinario que convirtieron al live en una experiencia inmersiva con la que conectar desde el primer minuto. No faltaron algunos de sus grandes éxitos como ‘Never Be Like You’ o su remix al ‘You & Me’ de Disclosure ni tracks de su nuevo ábum como ‘Say Nothing’ o ‘Highest Building’ que ya van camino de serlo y nosotros volvimos a recordar por qué Flume es uno de los productores más destacados de los últimos tiempos.

La noche (y la electrónica) acabó a manos de la brasileña ANNA, quien supo como guiar al público de The Loop desde el primer momento de su set, con un techno a 128 BPMs que pedía mucha zapatilla a ritmo de temas como ‘Rave’ de Sam Paganini o el mítico ‘Kernkraft 400’ de Zombie Nation.


Esta nueva edición de Mad Cool nos ha vuelto a demostrar que el festival está diseñado para los más melómanos, ofreciendo cada día una nueva experiencia en donde podemos descubrir a nuevos artistas pocos conocidos y marcar el check de las grandes actuaciones. En cuanto a sus precios del recinto los vimos bastante adecuados, siendo más baratos que muchos clubes de la capital.

Como bien comentamos antes, también se trata de un evento hecho para los que buscan amplificar su experiencia de festival, a través de las diferentes actividades presentes. Un ejemplo de lo bien que conoce Mad Cool a su público. Salimos muy contentos de esta quinta edición, ya pensando en el año 2023, año en que, tal y como anunció la semana pasada el ayuntamiento de Madrid, trasladará su ubicación a la zona de Villaverde.

Alejandro Ruiz
Viviendo a ritmo de groove, jungle, techno, house, breakbeat, trance, ambiental y mucho más. Quiero saber si hay after después de la muerte