El festival holandés dedicado enteramente al hardcore ha sorprendido con una edición cargada de buena música (mejor que en 2023) y con una producción sobresaliente. El paso de uno a cinco escenarios en la pre-party del viernes, que ya es una party en toda regla, le coloca en nueva dimensión y lo hace muy atractivo para el visitante de fuera de Holanda

Podría parecer que el títular es una calentada, pero la verdad es que no, y si te quedas leyendo hasta el final averiguarás por qué.
Hay muchos factores que hacen que algunos festivales sean mejores que otros. Algunos son obvios, como el cartel, los escenarios o la ambientación, pero otros no lo son tanto. Y es aquí donde Dominator, que ya era un grande de la escena holandesa, sobresale como pocos. Nos explicamos:


¿Cuántas veces has estado en un festival y dos de tus DJs favoritos pinchaban a la misma hora? “Bueno, veo media hora a uno y media hora a otro” piensas, iluso. Pero claro, no contabas con esos 15 minutos de paseo ente escenarios, agrandado además por esa masa de gente perdida que deambula de un lado a otro. Esto pasa en todos los festivales grandes, pero ya que hablamos de hard, esto pasa por supuesto en Decibel y en Defqon.1. Sin embargo, eso es algo que, afortunadamente, no pasa en Dominator.

Este es uno de los festivales con el mejor tamaño al que hemos tenido la suerte de asistir: lo suficientemente grande como para sentirse un festival potente, con escenarios amplios y buen diseño (hablaremos después de ello), pero que a la vez te permite ponerte de una punta a otra en apenas 5 minutos. Y si encima distribuyen bien las zonas por estilos (juntando en el mismo área el uptempo y el raw, por ejemplo) hacen que tu experiencia se multiplique por 10. La distribución de escenarios y la cercanía entre ellos es una bendición para locos como tú, que tendrías que dividirte en 3 para ver a todos tus DJs favoritos.


Ya que hablamos de escenarios, hablemos de la producción. Tanto el mainstage del viernes como el del sabádo eran una absoluta locura, y más aún cuando caía el sol (que tristemente era muy tarde, dejándonos apenas 1 hora de oscuridad para disfrutar del espéctaculo). Especial mención a la decoración de estilo egipcio del mainstage del sábado, que lucía increible y le daba un punto místico, con todos los jeróglíficos, que nos encantó. Y, por supuesto, los ya clásicos lanzallamas del Dominator, que son impresionantes. Además, ambos endshows fueron preciosos, con unas luces y pirotecnia notables, aunque nosotros estuvimos en el early y en el millenium, respectivamente. Culpables.

Más allá de los mainstages, el resto de escenarios no se quedaban atrás. La carpa de uptempo tenía una iluminación increible, al igual que la de hardcore classics, y también muy buen sonido. El escenario del early, que fue el de Future Heroes el sábado, era totalmente evocador, a la orilla del lago. La carpa de frenchcore pudo ser el mejor escenario que ha tenido el frenchcore este año, y hasta el área rave era pintoresca, y recordaba a una rave de verdad. No se puede pedir más.


Hablemos ahora del que para nosotros es otro de los factores que inclinan la balanza a favor del Dominator: el camping.
Este era solo el tercer año desde su nacimiento, ya que antes era un festival de un solo día, y volvió a cumplir con creces. De nuevo, lo más destacable es que tiene un tamaño perfecto. Se agradece muchísimo no tener que hacer una odisea para tener que ir al baño ni a las duchas, ni tampoco tener que andar kilómetros desde la entrada a tu lugar de acampada. Estos dos detalles hacen que la experiencia sea bastante mejor, sobre todo cuando ya se llevan unos cuantos festivales a la espalda y los campings empiezan a pesar.

Además, el hecho de que solo sean dos días hace que no quieras acabar con tu vida al despertar después de 3 o 4 días de dormir al raso.
Con unas instalaciones muy bien montadas y en una zona privilegiada, en el bosque a la orilla del lago (aunque solo para los madrugadores), el camping del Dominator es, sin duda, bastante confortable.


Antes de pasar a hablar de la música, lo último que comentaremos, queremos mencionar algo importante: la duración del festival y el público. No es tan común encontrar festivales de dos días. Solemos tenerlos de uno o de tres (o de cuatro, pero Defqon.1 es una calentada). Que sean dos días hacen que el destrozo tras el festival no sea tan severo, pero a la vez hacen del Dominator una opción muy atractiva para venir desde fuera de Holanda. Pagar vuelos para un solo día puede no ser rentable, pero quizá para algunos el pegarse 3 días de camping resulte demasiado. Dos días de festival nos pareció una duración perfecta, y es que nos sentimos plenos y satisfechos de música, pero a la vez no nos queríamos arrancar las piernas en la vuelta a casa.

Y así, que sea tan atractivo para subir desde fuera nos lleva al segundo punto: el público. Vimos una importante representación de españoles, franceses e italianos, sobre todo en el camping. Y eso, aunque aquí nos encanten los holandeses, siempre es divertido. Es agradable ver cómo el hard se siente con pasión por toda Europa y cómo la gente viaja expresamente para esto. Es también una oportunidad para entablar relación con gente de muchas partes, y de ver cómo de diferente se baila hardcore en nuestro continente. Ver la reacción de los holandeses al público español bailando streetfight siempre será divertido.


Terminamos con lo más importante, la música. Mucho mejor que en 2023 donde había demasiado uptempo en todos lados, este año nos encontramos muchísima más variedad. Sets como el de Dither del viernes, en el que pudimos oir industrial, early, frenchcore y uptempo son una muestra de la tendencia que se viene en la escena. Y se agradece.

Más allá de eso, el viernes destacamos el set de Nosferatu, de sus mejores sets de mainstage del año, el de Evil Activities y, por supuesto, el cierre de Predator, una masterclass de early hardcore. El sábado el día fue muy completo. Ophidian estuvo brillante, Invade en el Future Heroes demostró que merece un sitio más grande, y el escenario Hardcore Classics fue un delirio. Ruffneck pudo ser el mejor, con un set con mas millenium de lo habitual, pero las sesiones de Art of Fighters y el cierre de Tha Playah vs Nosferatu también fueron un espectáculo. Y por supuesto, comentar el set histórico de Wakan trayendo el newstyle a tierras holandesas.


En resumen, el Dominator cogió todo lo bueno que tuvo en 2023 y le añadió una mejor calidad musical en este 2024. Disfrutamos más de lo esperado y podemos recomendarlo sin duda para cualquiera al que le apetezca subir desde España para el 2025. Además, celebra 20 aniversario, y promete ser espectacular… sin duda un serio candidato a festival hard del año.