Acudimos al festival de Ron Barceló para vivir cinco días y cuatro noches consecutivas de los mejores artistas de diferentes géneros, cientos de invitados VIP, más de mil personas viviendo una experiencia única y muchísimas sorpresas
Hay experiencias que empiezan siendo un plan y acaban siendo una religión. Y Desalia es una de ellas. Como en cada edición, Ron Barceló volvió a demostrar que lo suyo no es montar una fiesta, sino crear un universo paralelo en el que todo el mundo baila, se abraza y se olvida de sus problemas durante cuatro días de desenfreno tropical, música sin descanso y algún que otro after que no podemos confirmar ni desmentir. Aquí va lo que sí se puede contar.
Más de 900 invitaciones y 100 VIP convivieron en el hotel El Paso, ubicado en Tarragona, dentro del PortAventura World. Uno de los eventos al que todo el mundo quiere asistir pero muy pocos pueden. Y es que solo hay dos maneras de acudir a Desalia: siendo uno de los VIP, o consiguiendo un pase en alguno de los sorteos o activaciones que influencers y la propia cuenta de Ron Barceló hacen a través de Instagram. Exclusividad a raudales, mil personas en un hotel, y mejor música, ¿qué más se puede pedir?

Día 1. Recibimiento y Flow2000
El primer día ya empezaba con ambiente desde el viaje en AVE con muchísima gente al mismo destino. Risas, altavoces, cánticos… animaban todo el vagón. Después de un AVE y un autobús, llegamos al destino. Un recibimiento que adelantaba lo que serían el resto de días. Mojitos, bailarines, música, pancartas, banderas … cuidado todo hasta el más mínimo detalle.
Una vez ya asentados allí, nos dieron una vuelta de reconocimiento para tantear el terreno, y lo primero que hicimos una vez terminada, fue meternos a la piscina y empezar la ronda de mojitos que nos preparaban los bartender, con mucha delicadeza, y otros ya empezaron con los combinados de todos los tipos de Barceló que existen. Dani del Lío amenizaba la pool party mientras iban llegando en tandas los autobuses llenos de gente que iban llenando las habitaciones del hotel poco a poco.

La primera sorpresa que vivimos fue la aparición de Sandra Barneda para presentar El Chupinazo que daba comienzo a Desalia. Una plataforma con micrófonos la elevaba en medio de uno de los pasillos principales para dar una charla (más bien motivar a la gente entre gritos y que valoraran el estar en el evento, porque no todo el mundo puede acceder). Y es por esto último por lo que Desalia se ha convertido en uno de los mejores eventos del verano. Lo primero, por todo lo que os vamos a describir a continuación, porque como dicen, hay que vivirlo una vez en la vida. Y segundo, porque no es accesible salvo que tengas muuuuucha suerte.
Mientras Sandra terminaba de hablar, Kiko Rivera cogió los mandos y a golpe de micrófono, cambio el interés de todo el mundo del speech a la cabina donde estaba subido para empezar a ambientar la primera pool party con canciones míticas como ‘El mambo’ o ‘Malibú’. La gente que no se había metido a la piscina aun lo terminó haciendo, porque no había una persona que no salpicara cada vez que sonaba cualquier drop de las canciones, fueran de electrónica o de reggaeton.

Tras la cena, espectacular por cierto, comenzaba la primera fiesta temática, Flow2000. Como su nombre indica, una temática de los años 2000: Pantalones a la cadera, gafas enormes y gloss y gomina hasta en la frente. Perreo hasta el suelo con reggaetón antiguo en manos de Dani del Lío, Color, Hidalgo, Carmen de la Fuente y la aparición de Lucía de la Puerta. Esta última artista, sin quererlo (o sí), mostró un remix de su canción ‘Si no te olvida’ junto a Jayxme, que establecería el himno de esta edición de Desalia.
Aunque la fiesta tenía un sonido claramente urbano, algunos de los artistas, como Dani del Lío, empezaron a meter canciones de house, o Carmen de la Fuente con algunos temas típicos de EDM, que encajaban muy bien en la fiesta. Una escenario sobre arena, lleno de pantallas, láseres, visuales, humo … vamos, no escatimaron nada en que la primera fiesta asombrara a todos los asistentes, pero esto solo había hecho más que que empezar.
Día 2. PortAventura y Blink Pink Party
Este día nos lo reservaron para disfrutar de las atracciones de PortAventura ya que lo teníamos a 1 minuto de nuestro hotel. Shambhala, Dragon Khan, Angkor, Tutuki Splash … en resumen, tiempo para probar todas y cada una de las atracciones que quisieras y disfrutar de la compañía del resto de barcelovers.
Por la noche llegaba el turno de la segunda fiesta temática, la Blink Pink Party. Una noche llena de rosa. Desde el outfit hasta el decorado del lobby del hotel. Una cabina de DJ dentro de un ring de boxeo forrado de pelo rosa. Y por si fuera poco, el suelo y el techo también estaban decorados. Hileras de flotadores rosas adornaban el techo de la sala. Confeti, láseres, luces, globos … muy cuidada el aspecto visual de la fiesta.

Por el cuadrilátero pasaron artistas como Innmir, Luc Loren, Quike AV, Color y Mar Lucas. Cada uno de ellos aportando su granito de arena a la noche, manteniendo su estilo musical, pero encajando especialmente bien en esta noche. No falto ningún himno típico de cualquier fiesta pop y mucho baile, tanto por parte de los asistentes como de los bailarines y animadores que hicieron que la velada fuera perfecta.
Día 3. La noche Desalia
La fiesta principal de Desalia no se negocia: todo el mundo de blanco (no roto ni beige, nuclear, rezaban los avisos de la marca), todos entregados y todos —literalmente— montados en un bus que conducía hacia la locura.
La jornada ya empezaba fuerte con una pool party donde apareció Kiko Rivera subido a una pedaleta (sí, eso pasó) tras el icónico momento de patos en la piscina, después del set de Isaac Corrales, que puso la banda sonora del desmadre, mientras el público, mojito (gratis) en mano, alternaba bailes con chapuzones y vídeos para el recuerdo.
Ya por la noche, una discoteca open air nos esperaba con luces, fuego, producción cuidada al milímetro y un escenario en el que se sucedieron Abraham Mateo, Lérica Vilu, Gontero y Barce ante un público que no paró de saltar ni un minuto. Antes del show, una alfombra roja sirvió de entrada triunfal para influencers, tiktokers y demás VIPs luciendo sus mejores outfits, por supuesto, blancos.

Y cuando parecía que todo había terminado… empezaba el after de Roni. En una sala cubierta del venue, xune y Michenlo tomaron los mandos hasta el final. xune optó por un house elegante y accesible, mientras que Michenlo se desató con un set de hard techno mucho más contundente, de los que hacen que los focos suden, y como ya nos tiene últimamente acostumbrados el gallego.
Grosso Napoletano se encargó de que el hambre no frenase la locura: foodtruck, pizza y buena vibra hasta el amanecer en una recena que se desplazó hasta la fiesta. Ya sabes lo que dicen: si la pizza no va a la fiesta… o algo así.
La electrónica convenció hasta a los más reacios, y muchos se quedaron hasta el final. Otros, simplemente, no tenían escapatoria emocional. El caso es que, a pesar de que Desalia pueda parecer un evento comercial, ha visto cómo en los últimos años el auge de la electrónica está siendo imparable. Y ahora, a posteriori, podemos confirmar, que solo era un anticipo del día siguiente.

Día 4. La electrónica llegaba a ritmo de Parkineo
El sábado fue el día oficial de la electrónica. La última fiesta requería de un extra de contundencia y música que levantase a los difuntos, y Ron Barceló era plenamente consciente de ello. Por la tarde, bingo en la piscina con Barceló Imperial y unos mojitos de mango que debería ser la bebida oficial del verano. De nuevo, Isaac Corrales ambientando a una piscina embravecida. Justo antes de la cena, una actuación de un grupo indie.
Ya por la noche, el Parkineo: una rave legal en el parking del hotel, con stage montado sobre un autobús retro, coches tuning de atrezzo y entrada triunfal de DJ Nano subido a uno de ellos. Puro folklore electrónico. Los outfits de la gente no dejaban lugar a dudas: chándal, cadenas, tatuajes tribales, camisetas interiores y calzoncillos/tanga vistos, y muchísimas gafas de sol. Y por supuesto, Wololo Sound en su salsa con una temática musical en la cual, durante unas horas, éramos “los entendidos.”
Juan Valiente arrancó con un warm-up de house y deep house muy fino, ideal para ir soltando el cuello, y adaptándose a su horario. Luego Michenlo elevó BPMs y temperatura, con ese estilo suyo de pegada y melodía que hace que la gente se enamore sin saber de qué. Y es que, como me dijo una amiga al volver de la experiencia: “Desalia no existiría sin Michenlo.”

DJ Nano, leyenda viva y máxima atracción de la noche, lo dió todo: bumping, remember, techno, trance, hits… todo mezclado con experiencia y potencia. Algo anticipaba su aparición encima de un coche tuning con las puertas abiertas en forma de gaviota y que al astro madrileño, según conversaciones posteriores mantenidas con este medio, le encantó a pesar de ser un coleccionista amante de los vehículos de serie.
El cierre fue cosa de Selecta, quien tiró de vocales, contundencia y remixes a Estopa, Pereza o Melendi que dejaron el parking vibrando. Cualquiera que haya tenido la suerte de ir a alguna vez a Alerón sabrá de lo que hablamos, y si no basta con que busque algún vídeo en YouTube porque la presencia en cabina de “El Niño” es difícil de explicar con palabras.

Después de la última fiesta: recena en el comedor y… misterio. Solo diremos que continuamos la fiesta invitados por un artista con cierta predilección por los afters y el color azul. A partir de ahí, lo que pasa en Desalia se queda en Desalia.
Día 5. D-E-P-R-E-S-A-L-I-A
El día más triste del año. Las maletas pesaban más que el equipaje, y las caras largas iban envueltas en gafas de sol y silencios de reflexión. DEPRESALIA, en mayúsculas. Pero también un rayito de esperanza: Desalia 2026 ya empieza a olerse. Y si no puedes esperar tanto, siempre nos quedará Nevalia. Viaje en tren con pocas personas más despiertas aparte del staff y llegada a Madrid en la que los abrazos y las despedidas anticipaban lo único que había faltado en todo Desalia: el descanso.

BONUS TRACK: El jueves siguiente: La Comentada
Como dicen todos los barcelovers que asisten, la “depresalia” pega fuerte, y como asistentes podemos atestiguarlo. Después de vivir 5 dias consecutivos con una dopamina por las nubes, llegar a casa se hace más duro de lo normal, pero Ron Barceló piensa en todo. El jueves 29 tenían preparado una sorpresa para unas 150 personas. Junto con el podcast Vaya Vaina organizaron La Comentada, un evento perfecto para revivir (y debatir) los momentos más top del fin de semana. Se grabó en directo, con cóctel y picoteo, y Michenlo volvió a pinchar un rato, como quien no quiere la cosa, y como si no hubiese tenido suficiente la semana anterior.
Un evento en un local de Madrid ambientado por la marca como de costumbre, con barra para pedir cócteles e infinidad de bebidas, además de catering para los invitados. Pudimos vivir también la primera proyección del aftermovie oficial que fue recibido entre vítores por los asistentes y que a más de uno le puso nostálgico, y la noche acabó en Juanita 2.0 como parte del último after de Desalia 2026, y con Lucía de la Puerta cantando “Si no te cuida” una vez más entre flashes y brindis infinitos. Sin duda, la canción de Desalia 2025.
Y es que Desalia ha vuelto a dejar claro por qué es mucho más que una fiesta. Es un sentimiento compartido, una fantasía colectiva de verano y una realidad alternativa en la que todo el mundo baila, se abraza, y entiende por fin lo que significa vivir ahora.
