AQUASELLA es uno de esos festivales que poco o nada tienen que demostrar. El veterano encuentro asturiano es, para muchos, una cita obligada verano tras verano, toda una meca del techno que merece ser visitada al menos una vez en la vida… o tantas como haga falta. Asturias, paraíso natural por excelencia, transforma la zona de Arriondas durante cuatro días en un auténtico paraíso del sonido underground. Y pese a las críticas o comentarios que se puedan escuchar —de los que hablaremos más adelante— no tenemos ninguna duda: AQUASELLA es el mejor festival de techno de España.
El line-up que presentaba esta edición había generado ciertas dudas entre la vertiente más purista del género. Hay que entender —y la organización de AQUASELLA lo entiende— que hablamos de un festival con muchísima historia y con un público extremadamente fiel. Las tendencias cambian, las modas vienen y van, y al final estamos ante una promotora que busca ese delicado equilibrio entre el sonido que hizo grande a AQUASELLA y las corrientes actuales más populares, que, aunque a algunos sorprenda, son las que más entradas venden. En esta ocasión, el festival encontró ese balance perfecto con house, techno y hard techno protagonizando cada una de sus jornadas principales.
Y no, AQUASELLA no se ha vendido. Este año volvimos a comprobar que la esencia sigue intacta y que la pasión de los que pisan el prau continúa tan fuerte como siempre. Que la edad media del público haya bajado no es sino una buena noticia: asegura relevo y larga vida al festival. Que en redes sociales se multipliquen los vídeos de pura energía y locura colectiva tampoco puede verse como algo negativo. Que la forma de vivir el techno haya cambiado, que el barro y las zapatillas viejas hayan dado paso a un glamping cada vez más solicitado y un público más exigente… tampoco altera la esencia. Semana tras semana hablamos en nuestro podcast de la rápida evolución de la música de baile y, aunque siempre habrá límites difíciles de digerir, creemos que la convivencia de dos e incluso tres generaciones en un festival como AQUASELLA es más que posible.

Antes de entrar en lo puramente musical, hay que destacar el enorme esfuerzo de la organización por modernizar y mejorar sus servicios. El festival funciona como un reloj: baños, barras, accesos y sponsors cumplen sin apenas fallos. Ni un contratiempo reseñable a pesar de la exigencia logística que conlleva su ubicación. Donde el festival también ha dado un gran paso adelante es en la producción audiovisual, este año sin lugar a dudas la mejor de su historia. Más metros de pantalla, más despliegue creativo y una preparada temática gracias a la compañía Telepixel. Y, todo ello, apoyado con uno de los mejores sonidos que podemos encontrar en los festivales españoles. Si a esto se suma un público ejemplar, cercano y generoso, que aporta esa atmósfera cálida y de comunidad alrededor de la música, tenemos la receta perfecta para que nos cueste sacar un pero más grande que otro a esta edición del festival.
AQUASELLA es vivir el momento, olvidarte durante cuatro días de lo negativo que nos rodea y dejarte llevar por la vibra del bombo. Son los pies descalzos y las sonrisas en el bosque durante el closing de Tiga; las agujetas en los brazos de quienes agitaron su camiseta sin parar durante el set de Pepo en la carpa; la afonía del lunes tras cantar a pleno pulmón “La línea de la vida” en el Open Air de Héctor Oaks. AQUASELLA es todo eso… y mucho más.
Comenzando con la jornada del jueves 14, hay que destacar el especial opening set de Cristian Varela en la Carpa La Real. El año pasado lo recordamos cerrando el festival junto a Dj Pepo y en esta edición tenía la complicada y a la vez ilusionante tarea de abrir esta edición. Apenas tardamos dos minutos en daros cuenta de que el público respondería con una pista que se llenó en unos instantes.
Mientras tanto, en el Open Air, el warm-up corrió a cargo de DHV2, un artista habitual en la escena del norte de España en quien Aquasella confió, y no se equivocó. Su sesión fue, sin dudas, uno de los sets del festival. Simbiosis perfecta entre trance y techno, a una velocidad no demasiada acelerada para la hora que era, consiguiendo que el público estuviera arriba desde el primer minuto.
Tras él, llegaría Alexxandra, la integrante del duó Delaporte, quien haría su debut en el festival y posteriorimente sería el momento del ansioso y esperado hardbounce; quien vendría de parte del B2B entre Fumi y Serafina, quienes fueron abriendo poco a poco con hardgroove y fueron evolucionando hacia un sonido hard bounce.

El creador del sonido 240, Adrian Mills, les tomaría el relevo, con un set, que para muchos de los oyentes fue decepcionante. Poco dinamismo, canciones con vocales de Reggeaton que fueron abucheadas y escaso repertorio de mezclas. Por suerte, Vendex, con su imponente AV show y el respaldo incondicional del público, ofreció un set explosivo de schranz en el que no faltaron ni melodías ni dinamismo. Una actuación que volvió a elevar la energía de la pista hasta un punto en el que nadie podía dejar de bailar, confirmando, una vez más, que Vendex es (si no el que más) uno de los DJs de hard techno más queridos y aclamados por el público español.
Tras la calma, volvería a llegar la tormenta con, el DJ más polémico de la escena, Fantasm, quien volvió a demostrar una vez más porque es tan criticado. 0 criterio musical, el del estadounidense, quien destrozaría el fino hilo musical que se fue construyendo poco a poco para destruirlo en unos solos minutos a golpe de martillazos y kicks de hardcore.
Moviéndonos de carpa y aterrizando en La Real, nos encontraríamos con un line-up digno de main stage. Al principio, es cierto que muchos sentimos cierta decepción al ver que el techno no estaría en el Open Air. Sin embargo, mirándolo con perspectiva, fue una decisión lógica: el aforo pesaba, y la realidad es que había más público atraído por el sonido hard que por el terreno del techno, por lo que la organización de Aquasella acertó en cierta parte en su planteamiento.
El cartel de este escenario fue, sencillamente, un lujo. Además de Christian Varela, ya mencionado, destacó la presencia de DJ Rush, auténtica leyenda del techno. Su estilo inconfundible, lleno de percusiones poderosas y kicks contundentes, volvió a brillar. Y, como no podía faltar, el micrófono también tuvo su papel: DJ Rush es conocido por romper la cuarta pared y cantar en medio de sus sets, algo que lo convierte en un artista irrepetible y que regaló a La Real un set tan peculiar como bonito.
Tras él, llegó el turno del maestro griego Stef Mendesidis, en formato live. Lo suyo fue otro de los momentos álgidos del festival: un viaje donde las texturas hipnóticas cobraron todo el protagonismo, pero siempre sostenidas por ese kick y esas percusiones de hardgroove old school que tan único hacen a este DJ. Una mezcla arriesgada, quizá extraña para algunos, pero que funcionó como un engranaje perfecto entre lo mental y lo físico.
La noche continuó con la colombiana Adriana López, quien desplegó un set de techno hipnótico y contundente y, posteriormente con David Mallada junto a Confidencial Recipe, encargados de preparar al público para el cierre de este stage.
Un cierre, que nos dejó uno de los mejores, si no el mejor set del festival. Efectivamente, hablamos de Slin B2B Tarkno, estos dos jovenes afincado en Berlin, quien con sus vinilos, realizaron un set 100% lleno de clásicos del techno y del hardgroove, donde las mezclas y el dinamismo fue un continuo durante la hora y media que duró el set. ‘Manipulated (Ben Sims Remis)’ o ‘New Time New Place’, track que sonaría como cierre, solo fueron alguna de las continuas bombas que lanzaron durante todo el set.
Saltamos directamente al viernes, y de nuevo aterrizamos en La Real, que volvió a ser el escenario donde se respiró más calidad sobre los platos, donde las mezclas brillaron y donde se reunieron algunos de los mejores DJs del festival.
Si bien el jueves tuvo sentido ubicar el techno en esta carpa, el viernes hubo momentos en que el sobreaforo fue evidente, lo que dejó la sensación de que algunos sets podrían haber funcionado mejor en el Open Air. Aun así, estamos hablando de un line-up tan sólido que, incluso si el festival solo hubiera ofrecido este cartel del viernes en La Real, ya habría valido por completo la pena pagar la entrada.

Saltando hasta las 10 de la noche, nos encontramos con dos propuestas muy interesantes: UFO 95 en formato live y Blasha & Allat en vinilo. Aunque sus planteamientos fueron distintos, ambos compartieron un trasfondo común: sets de corte hipnótico, donde el groove tuvo un papel protagonista. Dos formas diferentes de llevar al público, pero con un mismo resultado: mantener la pista atrapada desde el primer minuto.
Tras estos primeros sets, llegó uno de los momentos más esperados y, sin duda, más curiosos del festival: el B2B entre Ellen Allien y Tensal. Un auténtico choque de titanes, con cuatro platos en cabina, dos CDJs cada uno y una mezcla constante de tracks que no dio ni un respiro.
Por un lado, la leyenda alemana Ellen Allien; por otro, uno de los grandes referentes del techno hipnótico español, Tensal (mitad de Exium). Dos estilos distintos que se complementaron a la perfección. Tensal aportó su habitual profundidad hipnótica, mientras que la alemana puso sobre la mesa su arsenal de temas intensos, con matices que rozaban el trance o el acid. El resultado fue un set variado, enérgico y exclusivo, constantemente jugando con dos y tres canales a la vez. Un B2B que difícilmente volveremos a ver y que quedará como uno de los grandes hitos de esta edición.
Después, fue el turno de Phara, en formato live. Su directo sumergió a La Real en un viaje de texturas mentales e hipnóticas, donde la pista se quedo atrapada en un estado de trance colectivo.
El siguiente en tomar el relevo fue Ben Sims, con su inconfundible hardgroove old school cargado de influencias funky y en ciertos momentos toques hipnóticos, sobre todo al inicio. Su set fue uno de los más concurridos de la noche, con un sobreaforo evidente que ya se intuía desde antes: Ben Sims atrae multitudes, y más cuando se comparte horario con artistas mas emergentes como OTTA, que pese a su buen hacer y notable evolución reciente, todavía no tiene el mismo peso como artista que él. Aun así, el de Birmingham cumplió con creces y ofreció uno de los sets más vibrantes del viernes.
La recta final del viernes en La Real nos dejó tres últimos sets de los que hay que hablar con calma. El primero de ellos fue, sin duda, uno de los más esperados del festival: el B2B entre Freddy K y The Lady Machine.
Lo que vimos fue algo totalmente diferente a lo que solemos esperar de ambos artistas. Freddy K, con su tendencia al groove, y The Lady Machine, más inclinada hacia lo hipnótico, encontraron una simbiosis perfecta entre sus estilos. No se trató de un simple intercambio de temas habituales; al contrario, nos ofrecieron una sesión dinámica, inesperada y profundamente creativa.
El groove y la hipnosis estuvieron presentes, sí, pero no a través de los patrones habituales. Los tracks seleccionados se salieron de lo común: sonidos extraños, locos, fuera del molde clásico del hypnotic groove. Y fue precisamente esa rareza lo que convirtió el set en algo memorable: una locura bien medida, perfectamente mezclada, sin un solo descuadre y con una narrativa sonora que atrapó a todo el público.
En definitiva, un set distinto, arriesgado y único, que brilló en medio de una jornada donde predominaba lo hipnótico y lo groovero, pero que aquí encontró una variante fresca y sorprendente. El segundo de estos tres últimos sets fue el del neerlandés Marrøn, uno de los nombres clave en la nueva ola del hypnotic groove raw techno. Un artista que, sin importar cuántas veces lo hayas visto, siempre logra sorprender y dejar la sensación de que merece la pena repetir. Y en Aquasella no fue la excepción.
A diferencia de lo que ofrecieron The Lady Machine y Freddy K, el enfoque de Marrøn se apoyó en un hypnotic groove digital, con un repertorio cargado de tracks actuales, mezclas más variadas y un fuerte toque tribal, aunque siempre bajo su sello minimalista y progresivo. Comenzó desde lo más sutil, construyendo poco a poco una atmósfera envolvente, y fue elevando la intensidad con cada mezcla, logrando que el groove y la hipnosis se transformaran en un viaje mental y completo, de esos que atrapan desde el inicio hasta el cierre.
Y llegamos, sin duda, al mejor momento del festival. Porque sí, hubo grandes sets, hubo variedad, hubo techno para todos los gustos… pero si hablamos de momentos inolvidables, hay que hablar del cierre de DJ Pepo.
Lo dijimos ya en el previo de recomendaciones: DJ Pepo es entender la historia de Aquasella. Y, una vez más, no defraudó. Puso todo sobre la mesa con un set marca de la casa, dominado por el hardgroove, con muchos tracks de Gonzalo M, pinceladas de techno más duro y ritmos hipnóticos. Variado, dinámico y siempre reconocible por su ritmo frenético y su particular uso de efectos, Pepo volvió a demostrar por qué es, posiblemente, el DJ más querido del momento en España y una figura imprescindible en este festival.
Solo había que mirar a la pista: era tarde, era el cierre… y, aun así, no quedaba nadie quieto. El aura de Pepo, su energía, su manera de conectar con el público… hicieron que la gente bailara como nunca. Y cuando llegó el esperado momento de ‘Player 3’, con su ya mítico scratch con los codos, la carpa entera estalló en una locura colectiva. Ese instante se convirtió en el momento del festival, un recuerdo grabado para siempre en todos los que estuvimos allí.
Y aquí conviene ser claros: DJ Pepo no es solo un set más, es parte de la identidad de Aquasella. Por eso, más allá de que la Carpa La Real tuviera sentido en cuanto a estilo y aforo, la realidad es que Pepo merece cerrar el festival en el Main Stage. Su figura lo trasciende, y lo que representa para la escena y para el propio público lo coloca en un lugar de respeto que pocos pueden alcanzar.
Por otro lado, en el Open Air en esta jornada contaríamos con grandes nombres que harían que un hervidero de gente disfrutase de otra jornada que arrancaría fuerte desde bien temprano. Y es que se nos hace extraño tener a Andrés Campo en un horario tan adelantado, no obstante, el oscense no entiende de horarios e hizo explotar un main stage a reventar pasadas las diez y media de la noche en uno de los sets que más gustó al público.
Por este escenario tampoco pasó desapercibida Lilly Palmer, que siguió aumentando el ritmo y las pulsaciones de los presentes, con una descarga de techno melódico y contundente, transmitiendo al público su energía y su intensidad. Esta iba a dar paso a otro de los grandes nombres de la noche del viernes, Nico Moreno. El francés volvió a ser un torbellino de hard techno, en un set oscuro y vibrante que hizo las delicias de un público entregado a uno de los artistas más esperados del festival, que una vez más, no decepcionó.
Por último y para cerrar el día en el Main Stage, Fatima Hajji se volvió a convertir en la reina del Sella, regalándonos un desayuno cargado de emociones y una buena selección de temas, que pusieron a un Open Air lleno hasta la bandera, patas arriba. A la técnica a la que ya nos tiene acostumbrados, se unía ese aura que solo el amanecer en Arriondas te da, e hizo que el público vibrase de emoción hasta que “Atlantis” sonó llegadas las nueve de la mañana, para hacer un cierre memorable a una jornada que se nos hizo corta.

Cerrado el viernes, pasamos a la jornada del sábado, donde el Open Air volvía a vestirse de techno con un cartel muy interesante. La tarde arrancó con Davo Black, encargado de poner en marcha la pista con un set que fue creciendo en intensidad y marcando el tono de lo que vendría después. Estaba previsto que a continuación actuaran RRonin (Raffaele Attansio y el Rebecca Delle Piane), pero finalmente no pudieron estar presentes debido a problemas en el vuelo, dejando un hueco inesperado en la programación.
Ese vacío lo recogió con nota Yanamaste, uno de los DJs que más está creciendo en popularidad actualmente. Su propuesta fue un set de techno hipnótico y groovero cargado de claps, perfecto para la hora en la que actuó. Supo calentar al público con elegancia y mantener la pista en movimiento en todo momento. Una actuación sólida que confirmó por qué su nombre está en plena proyección.
Seguidamente, llegó el turno del B2B entre Salome y SPFDJ, un encuentro que resultó ser tan variado como contundente. Con tintes melódicos y golpes más potentes en los momentos clave, consiguieron que el público disfrutara de principio a fin. Fue de esos sets que, aunque no seas experto en música electrónica, te hacen bailar y pasarlo bien, conectando con todos los que estaban en el Open Air.
Tras este set, llegó uno de los nombres más esperados del festival: Jeff Mills, la leyenda del techno de Detroit. Sin embargo, y aunque nos duela admitirlo, su actuación no cumplió con las expectativas. Es importante matizar que no creemos que fuera culpa del propio Mills: su estilo es old school, pausado y progresivo, construyendo la música de menos a más, con una propuesta que requiere paciencia y atención. El problema fue que veníamos de un set energético, contundente y bailable, y el contraste fue demasiado marcado.
La primera hora de su sesión resultó densa y minimalista: prácticamente solo kick, algunas texturas y sintetizadores esporádicos. Aun así, hubo momentos destacables, como el uso de Roland TR-909 y sonidos analógicos, que sonaron espectaculares en los altavoces. La última hora sí mejoró, con un desarrollo más groovero y potente, y el kick consiguió levantar algo más a la pista. Pero, en conjunto, su set de dos horas se percibió como muy denso, y dejó a muchos con la sensación de que no alcanzó el nivel que se esperaba.
Tras Jeff Mills, llegó uno de los nombres más queridos del festival: Óscar Mulero, posiblemente la mayor leyenda del techno español. Como siempre, ofreció un set impecable de techno hipnótico, cargado de texturas, mezclas precisas y esa capacidad única de transmitir su energía a la pista. Aunque su estilo puede resultar más denso para un público no tan acostumbrado al techno profundo, su sesión fue muy bien recibida y dejó al público satisfecho. Además, hay que destacar las visuales que acompañaron su set, una auténtica locura que se sincronizó a la perfección con la música, potenciando la experiencia y convirtiéndolas en uno de los elementos más memorables de su actuación.
El Open Air continuaría con un set muy esperado: Funk Assault. Lamentablemente, no pudimos disfrutar del dúo completo, ya que Chlär no pudo viajar por problemas con su pasaporte. Aun así, Alarico ofreció una sesión muy sólida, que comenzó con un enfoque más hipnótico, evolucionando hacia grooves más marcados y potentes al final.
Aunque el set fue bueno y se notó la técnica y estilo característico de Alarico, la falta de Chlär se hizo evidente: su presencia aporta siempre un extra de contundencia y groove que, en esta ocasión, quedó un poco diluido. El resultado fue una sesión mezclada entre hipnótico y hard groove, que cumplió, pero que dejó la sensación de que podría haber tenido más ritmo y fuerza, especialmente para las horas que era y las expectativas generadas por Funk Assault.
A medida que avanzaba la noche y se acercaba el cierre del festival, la contundencia del Open Air seguía en aumento, y llegó uno de los nombres más queridos del público: Héctor Oaks. Con sus vinilos, ofreció un set cargado de hardgroove desde el inicio, con mezclas precisas y temas que encajaron a la perfección en la progresión musical que se venía desarrollando durante la jornada.
Poco a poco, Héctor fue aumentando la intensidad, incorporando pasajes más melódicos y elementos de trance, sin olvidar su mítica mezcla de ‘La Línea de la Vida’ con ‘Poem Without Words’, que repitió con maestría un año mas. A pesar de las críticas que ha recibido últimamente, su actuación estuvo impecable, sin fallos aparentes, y se convirtió en el enlace perfecto entre la progresión previa del festival y el cierre final. Además, introdujo sutiles toques de schranz y elementos psicodélicos, preparando al público para lo que vendría con Indira. En definitiva, un set muy sólido y memorable de Héctor Oaks, que cerró la jornada dejando al público satisfecho y con la energía en lo más alto.
Finalmente, llegamos al cierre de la jornada del sábado, y para muchos, al cierre del festival, con Indira Paganotto. Su actuación recibió algunas críticas por parte del público, sobre todo en un día donde el techno predominaba en el Open Air, y donde Indira, como sabemos, no representa ese estilo, sino que suele trabajar más con psytrance o incluso hard techno. Aún así, Indira fue fiel a su propuesta y dejó un set peculiar y muy trabajado. Se notaba que había preparado cada detalle con antelación. Comenzó con full-on psytrance acelerado y poco a poco fue aumentando la contundencia para incluir hard techno psytrance bassline. Sorprendentemente, a lo largo del set fue bajando los BPM, incorporando techno más groovy, sin grandes mezclas pero con transiciones constantes, lo que dio al set un carácter dinámico y cambiante.
Hacia el final, volvió a subir los BPM, combinando psytrance y cerrando con hard techno psytrance bassline en una faceta más melódica, incluyendo guiños a tracks clásicos como ‘Voodoo People’. El resultado fue un set confuso pero interesante, que logró cerrar el festival aunque no satisfizo del todo a quienes esperaban una continuidad con el techno que estaba habiendo a lo largo de la jornada.
Serían las 10 de la mañana cuando oficialmente terminaba el festival. Para muchos, ahí concluía la experiencia… pero todavía quedaba más. Solo una hora después, a las 11 de la mañana, comenzaba el after del domingo, una cita que sorprendió a todos y que dejó sensaciones al nivel de cualquiera de las jornadas anteriores.

El inicio fue más cercano al house, pero poco a poco se fue elevando la contundencia hasta desembocar en un domingo donde el hardgroove fue el gran protagonista. Una elección muy acertada: ni tan suave como el house para la gente del hard techno, ni tan duro como el hard techno para la gente del house… Un sonido movido, equilibrado y que, a esas horas, funciona prácticamente para todo el mundo.
El line-up tampoco defraudó: Luxi Villar y Goncalo B2B Raúl Pacheco que mantuvieron el listón muy alto. Y como broche, Carlos Pérez B2B K-Style reaparecieron el domingo tras dos años, para cerrar de nuevo el after. Su set fue sencillamente espectacular: hardgroove old school, con toques de trance, algo de bumping y pinceladas de hard house. Un viaje contundente en el que nadie dejó de bailar, a pesar de las horas que ya pesaban tras tres días intensos de música.
De nuevo, Carlos Pérez y K-Style pusieron un golpe sobre la mesa, demostrando por qué siguen siendo los referentes absolutos en el norte. Año tras año y set tras set confirman que su sitio en la escena y dentro de Aquasella debería ser más importante. Y surge inevitablemente la pregunta: si artistas como Essan (quien tiene un gran protagonismo en el norte) han conseguido con todo mérito cerrar la carpa La Real y el festival este año, ¿por qué no Carlos Pérez y K-Style? El techo de estos dos DJs es muy alto, y cada vez resulta más evidente que merecen un escenario y un horario de mayor protagonismo.
Si has llegado hasta aquí, lo primero, gracias. En resumen y definitiva AQUASELLA 2025 ha sido una gran edición del festival asturiano. Un intento bastante logrado de agradar a todos en el que, y siempre bajo nuestro punto de vista, la organización lo ha conseguido. Artistas de todo tipo, asistentes de todas las generaciones pero con un sentimiento conjunto y una gran sensación de unión. AQUASELLA vuelve el 13, 14, 15 y 16 de agosto en la que será ya su vigésimo novena edición. Pues nada, habrá que volver.