El oscense firma una noche para el recuerdo en Sala Sonora con la penúltima entrega de una gira que ya podemos afirmar que ha sido un éxito rotundo
Muchos viven convencidos de que todo tiempo pasado fue mejor. Otros dicen que la nostalgia vende y que vivimos en una época donde echar la vista atrás se ha convertido en tendencia. En cualquier caso y más allá de modas, hay algo incuestionable: la gira ‘Alma Bakala’ ha sido recibida con los brazos abiertos. Tanto por los veteranos que vivieron aquella era en primera persona, como por el público más joven, ávido de descubrir el sonido que marcó a toda una generación y que ya forma parte de la historia de la música en nuestro país.
Tras colgar el cartel de sold out en Madrid, Barcelona y Almudévar, Andrés Campo, en este viaje por sus raíces como DJ Kuki, llegaba el pasado sábado 22 de febrero a Bilbao, preparado para encarar la cuarta entrega de este tour. Allí vivimos un nuevo capítulo de este recorrido sonoro tan especial y que, a las puertas de su desenlace, nos deja claro que el espíritu bakala está de vuelta… o que tal vez nunca se fue del todo.

Apenas pasadas las 12 de la noche, algo nos sorprendió nada más cruzar las puertas de Sonora: la sala ya estaba prácticamente a reventar. Algo que en un all night long tiene todo el sentido del mundo, ya que los propios artistas suelen remarcar la importancia de entrar pronto al club para comprender mejor el recorrido de este tipo de sets y tener una visión completa del mismo. Pero en esta ocasión no hizo falta insistir, el público lo tenía claro desde el minuto uno.
No solo es que la sala estuviera llena, sino que la energía que se palpaba en el ambiente ya era arrolladora, anticipando una noche que prometía ser (y acabó siendo) memorable. Y es que, si hay algo que caracteriza las sesiones de Andrés y que esta gira está poniendo de manifiesto, es la conexión total que consigue generar con el público. No se trata solo de que el DJ ponga música y la pista responda, sino de algo que va más allá. En Sonora pudimos ser partícipes de un intercambio constante, una comunión genuina en la que Andrés (o Kuki, en este caso) daba y el público devolvía, creando una sinergia entre ambas partes que se notaba en cada drop, cada sonrisa y cada mirada cómplice del artista desde la cabina.
Si en el comienzo de ese tour en Hivernacle Madrid las visuales fueron un elemento importante, en esta ocasión en Sonora el enfoque fue totalmente diferente, siendo precisamente la cabina el principal foco de atención. Acompañado de algún que otro juego de luces, este ambiente más íntimo y propio de un club, lejos de restar intensidad a la experiencia potenció aun más la conexión entre artista y público. Todo se redujo a la música, a la energía compartida y a un viaje colectivo que no necesitó más artificios.

‘Alma Bakala’ se ha presentado como una especie de enfrentamiento entre Andrés Campo y Kuki, pero lo cierto es que en Sonora no hubo dudas sobre quien ganó el combate: esta vez Kuki se impuso por goleada. Desde el principio de la noche, el sonido que dominó la sesión fue el suyo. Durante las 6 horas que duró el set del oscense pudimos escuchar reminiscencias makineras que nos transportaron directamente a la época dorada de los parkineos y las míticas raves noventeras, así como temas de trance y progressive como ‘Expander-Flutricht Remix’, ‘Hypnotize’ o ‘Daytime’, que se fueron entrelazando con algunos beats de techno más contundente en una sesión en la que Andrés jugó y miró al pasado sin complejos.
Por supuesto que tampoco faltaron las referencias a ese característico sonido ‘Coliseum’, con clásicos como ‘Alone In The Sea’ o ‘El Viento’, que causaron gran furor en la pista. Y, como no podía ser de otra manera, la selección también incluyó auténticos himnos de los 90, desde ‘The Bells’ hasta el icónico ‘Así Me Gusta A Mi’ de Chimo Bayo, cerrando el círculo de una noche en la que la nostalgia y la euforia caminaron de la mano.
Con las luces encendidas, exhaustos de bailar y con una gran sonrisa en la cara de todos los allí presentes, terminamos así la cuarta entrega de ‘Alma Bakala’, reafirmando una vez más su éxito de acogida y de crítica. Una gira que ha despertado emociones, revivido recuerdos y conectado generaciones a través de la música. Y aunque esperamos que haya más fechas en el futuro, por el momento esta travesía del oscense terminó este sábado en la emblemática discoteca valenciana Chocolate con un set especial de 10 horas.
¿Es este el renacer de Kuki o solo un destello excepcional? El tiempo tendrá que decirlo, aunque lo que tenemos claro es que hay bakalao para rato.