¿Estamos llevando a cabo una forma de vivir privilegiada obviando e ignorando los sucesos sociales que nos rodean? ¿Ayudan los colectivos solidarios de la club culture a dar voz e informar sobre los genocidios que ocurren en la actualidad o es una forma de seguir demostrando nuestra ignorancia mientras estamos “de fiesta”?

Posiblemente, nos pasamos nuestro día a día envueltos en nuestra propia realidad y pasando por alto, con menos o más frecuencia, la realidad de los demás. Una realidad que, si bien depende de muchos factores, radica en gran parte en el lugar que a uno le toca criarse y vivir. La situación que el pueblo palestino ha estado sobrellevando desde tiempo atrás, y sobre todo visiblemente de forma masiva este último año, se ha traducido en un terror distópico que aún no parece tener un fin.

Firmado por una gran cantidad de DJs y músicos, el colectivo anónimo Ravers for Palestine escribió por primera vez en un post de Instagram durante el mes de octubre: “Nos negamos a participar en espacios y colectivos que ignoran la violencia del colonialismo y al mismo tiempo se benefician de la creatividad de músicos y artistas del Sur global y de las comunidades transnacionales”.

Como resultado, este colectivo anónimo pretende sacar un potencial revolucionario de la vida nocturna. Para hacer esto posible, se ha estado boicoteando cualquier organización, evento o individuos que hayan atentado o sacado provecho del genocidio ocasionado en Palestina. No es un secreto que tras lo ocurrido con Hör, uno de los canales de Youtube más reconocidos previamente que transmitían sesiones de artistas de música electrónica, la comunidad online ha empezado a estar más alerta y consciente respecto a elegir más cuidadosamente lo que consumen.

Durante el mes de noviembre, los incidentes ocasionados en Hör, consistieron en pedirle a DJ Téa, durante su sesión, remover su kufiya (pañuelo), al igual que el set de Sam Clarke fue interrumpido por llevar una camiseta que expresaba su apoyo a Palestina. La respuesta de la organización fue que podría ser considerado, por parte de la audiencia, como un ataque hacia Israel y que sería algo insensible. Sin embargo, no tan solo el propio Sam Clarke, sino gran parte del público que tiene el canal se preguntó si hubiesen pedido lo mismo, si el caso fuera al revés.


Muchos fueron los artistas que, tras lo ocurrido, borraron su set del canal, no queriendo formar parte de una organización que claramente no solo no mostraba apoyo hacia la situación con Palestina, sino que “castigaba”, de alguna forma, a sus artistas que sí lo hacían. 

Más allá de Hör, ha habido situaciones aún más antiguas, coincidiendo que gran parte de estas han ocurrido justamente en Berlin, algo un tanto extraño y controversial dada su historia. Y aunque alguna de estas situaciones ocurrió antes del bombardeo masivo de Israel a Gaza, tras el hecho, la nación ha tomado aún más en sus manos boicotear a las organizaciones que no muestran esta solidaridad.

Es más, siendo Berlin el nido de la vida nocturna, se creó una petición con el nombre ‘Strike Germany’, que básicamente trata a rechazar el uso por parte de las instituciones culturales alemanas de políticas macartistas que suprimen la libertad de expresión, específicamente las expresiones de solidaridad con Palestina.

Por ello mismo, los artistas se ven en una situación controversial en la que o bien, por un lado, luchan por unas causas sociales necesarias, pero a costa de su propio bien económico al negarse a tocar en sitios que no respetan la libre expresión en ese sentido, o por mismamente haber sido silenciados. O, por otro lado, seguir compartiendo su música a costa de todo el contexto aterrador que nos rodea. 

To rave is to resist”, definitivamente ya una realidad, al haber conseguido entre colectivos de música y la unión de su propio público amplificar las voces marginadas y generar conversaciones sobre temas sociales que a menudo son pasados ​​por alto por los líderes políticos.

Al Diaz [email protected] /Miami Herald

Foto de portada por Julian J. Giordano

Ann Emilova
Dreamy vocals, melodías oscuras y un toque nostálgico me hacen fluir al ritmo del sonido experimental. Interesada en el arte en todas sus formas.