El estrés, el cansancio, la saturación, la ansiedad, el insomnio. Para mucha gente, este es el pan de cada día. Largos días de duro trabajo y cortas noches con poco tiempo para descansar. Todo esto puede llegar a desarrollar graves problemas de salud, no sólo física, sino también mental. Pero llegas a casa, te pones cómodo, te tumbas con los cascos, te pones tu música favorita, y automáticamente todas esas malas sensaciones parecen no existir más.

Tu set favorito que te hace viajar a ese festival en el que lo pasaste en grande con tus amigos; una emotiva sesión de trance o progressive house que puede llegar a sacarte las lágrimas; un tema de hardcore que saque toda tu energía y te levante a bailar; o una sesión de chill house para echar una cabezada. La música son sentimientos, estímulos, y saca lo mejor de nosotros. Y eso es lo que ha sabido ver la musicoterapia. En este artículo hablaremos sobre en qué consiste esta actividad y cómo puede ayudarnos en concreto la música electrónica.

¿Qué es la musicoterapia?

De acuerdo con la Asociación Internacional de Musicoterapia y como su nombre indica, la musicoterapia es la actividad que emplea la música y/o sus elementos (sonido, ritmo, armonía y melodía) para promover y facilitar diversos aspectos como son la comunicación, el movimiento, las relaciones o el aprendizaje para así poder satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales o cognitivas, ya sea en niños o adultos. En otras palabras, es la forma de mejorar la salud mental gracias a la música.

Cuando pensamos en esta actividad, automaticamente nuestra mente la asocia a la música clásica, ya que es verdad que su relajante estilo ayuda a combatir el insomnio y otras enfermedades, como el alzheimer. E incluso algunas personas creen que reproducirla durante el embarazo es bueno para el desarrollo del feto. Pero lo cierto es que, a la hora de usar la música como terapia, debe escogerse un estilo diferente en función del objetivo que se deseen alcanzar. El tiempo. el ritmo, la armonía, la tonalidad, la intensidad y la instrumentalización son factores clave a la hora de tener en cuenta qué estilo de música se debe escoger.

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Por ejemplo, si lo que se quiere es causar una excitación y mayor actividad, se deberá escoger una música cuyo tiempo y ritmo sean rápidos. Por otro lado, los instrumentos de viento mental transmiten un carácter alegre y divertido, mientras que los de cuerda son más expresivos y penetrantes. Por lo tanto, muchos estilos de música electrónica, y no solo los más calmados y relajantes como puede ser el tech house, encajan en los perfiles buscados en diferentes sesiones de terapia. La variedad de subestilos que ofrece este género es un punto más que a favor en este campo.

La música electrónica como remedio para la ansiedad

Que le digan a Robert Wilson que la música electrónica no vale para esto. Robert fue controlador aéreo durante 19 años, uno de los trabajos más estresantes que existen, hasta que un día sufrió lo que pareció ser un ataque al corazón que acabó derivando en un grave problema de ansiedad que le obligó a retirarse. Mientras otros encuentran su solución en la meditación o la práctica de otras actividades relajantes, Robert la encontró en el techno. De esta manera, tras dos años buscando, descubrió que su medicina era la producción de este género electrónico.

Robert alega que la sensación de tener la cabeza y las manos ocupadas en la producción y el djing fueron el mejor remedio contra su ansiedad. Además, su pasión por las matemáticas le ayudó a la hora de seguir los tiempos y pinchar techno. Su evolución ha sido tal que ha llegado a tener actuaciones en fiestas y festivales.

Terapia tanto mental como física

Lucas Cachero es otro claro ejemplo del poder que tiene la música electrónica sobre la salud, ya no solo mental, sino también física. Lucas ha vivido sus 24 años con parálisis cerebral, en silla de ruedas y con medio cuerpo inérte. Con su sueño de ser DJ profesional y sintiendo que la música le relajaba, contactó con el productor y DJ asturiano Tête de la Course para comenzar a dar clases.

Dando dos horas a la semana, la misión empezó por encontrar qué género se adaptaba más a Lucas, que resultó ser el house más americano al estilo de Lil Louis o Joe Claussel. Con unas cuantas clases, el progreso tanto psicológico como físico ha sido impactante: tanto alumno como profesor aseguran que Lucas ha mejorado notablemente la movilidad de la mano derecha, y ha llegado hasta a levantarse de la silla por su propio pie. Lucas cuenta que ahora sus objetivos son comenzar a producir sus propios temas y, con mucho esfuerzo, dedicación y ayuda de su maestro, llegar a andar.


Nuestra musicoterapia para este verano – ‘Welcome Summer’

Raquel Cerezo
Madrid. Escucho un poquito de todo pero mi corazón se lo ganaron el dubstep y el drum & bass. Protocol, Organization of Events & Corporate Communication.