El pasado fin de semana Ámsterdam se vestía de luto para decir adiós a uno de esos clubs que hacen grande a esta ciudad, y es que todos los clubers de los Países Bajos y gran parte de Europa tenían los ojos puestos en un lugar que ha demostrado ser un icono dentro de la escena de la música electrónica europea por una personalidad y esencia única.

De School, como su propio nombre indica, se trata de un antiguo colegio situado en la zona oeste de Ámsterdam y el cuál abrió sus puertas en 2016, siendo predecesor del mítico club Trouw. Hablamos de un club con una estética un tanto particular, y es que aún conservaba gran parte de lo que era ese antiguo colegio, por lo que una vez dentro podías caminar por sus antiguos y tétricos pasillos, bailar en su querida aula de música, pasear por su hermoso jardín, visitar su antiguo gimnasio o comer algo rico en su comedor escolar convertido a restaurante.

En nuestro paso por el último Amsterdam Dance Event no pudo faltar nuestra visita a De School

Disponía de un total de 5 salas entre las que se encontraban en primer lugar su sala principal llamada Club, un enorme sótano completamente oscuro y lleno de humo donde un espectacular sonido era el principal protagonista. Por otro lado teníamos una de las salas más especiales, la antigua aula de música llamada Muzieklokaal, donde cada mañana a través de sus ventanas empañadas entraban los primeros rayos de sol que alumbraban a todos los allí presentes creando un aura mágica en cada amanecer.

Además, podías encontrar una pequeña sala escondida en los baños del final del pasillo llamada De Lasserij, y Colt, una sala donde los audiovisuales, láseres y unas televisiones con contenido hipnótico acaparan toda la atención. Por último, la que era la propia cafetería del colegio se convierte también en un lugar donde bailar así como donde descansar y recuperar fuerzas.

Y es que se trataba de un lugar donde ir más allá, un lugar donde experimentar. Era un club donde su vida llegaba más lejos de sus pistas de baile, podías explorar este característico colegio e ir descubriendo las distintas instalaciones artísticas que estaban presentes por todas partes, encontrar los escondidos cuartos oscuros, conocer sus famosos toilets, conseguir un dibujo personalizado en su característica fotocopiadora, visitar las pequeñas aulas que aun conservan las antiguas sillas y pupitres del colegio o visitar su sala de video donde se reproducen videoproyecciones realizadas con inteligencia artificial donde podrás llevar a tu mente hacia el futuro más inmediato.


De School es mucho más que un club, es un espacio donde la música, el arte, la cultura y la gastronomía hacen de este un lugar un enclave único donde vivir una experiencia más allá a la que cualquier otro club en el mundo pueda ofrecerte.

En cuanto al modo de funcionamiento, se trataba de un club muy inclusivo, con fuerte apoyo a la comunidad LGTBI, estricta política de puertas, largas colas para acceder a él y con un personal muy comprometido y atento con sus clientes. Aquí podías vestir como quieras, incluso no ir vestido si te apetecía, nadie te miraría ni juzgaría, era un lugar donde la gente iba a bailar y disfrutar de la musica y donde podías encontrar al público mas peculiar que te imagines con sus atuendos mas excéntricos, donde por supuesto, el uso del móvil no estaba permitido.

La ventaja de tener licencia 24 horas, lo cual le permitía realizar auténticos maratones conocidos como Het Weekend, y es que una vez al mes las puertas del club permanecían abiertas desde el sábado noche hasta la mañana del lunes. Algo parecido fue su último evento celebrado los días 12, 13, 14 y 15 de enero llamado Het Einde (traducido como “El Final”), y es que en esta ocasión el evento se celebraría durante cuatro días non-stop con el objetivo de brindar la oportunidad al mayor numero de personas de poder despedirse de este queridísimo club.

Conseguir ser uno de los privilegiados que estaría presente en esta última fecha no fue para nada tarea fácil, y es que las entradas para el evento se vendieron en minutos. A partir de ahí, todo el que quisiera entrar debía unirse a una enorme cola que estuvo presente durante los cuatro días de celebración del evento, y es que no es que solo hubiera muy pocos tickets en puerta, es que una vez acabados solo se permitía entrar a una persona cuando otra salía. Esto provocó que muchas personas realizaran hasta 12 horas de cola, que unido a las duras condiciones climáticas con lluvias y gélidas temperaturas hacia que disfrutar de un ultimo baile en De School se convirtiera en toda una hazaña solo apta para los mas valientes.


En cuanto al line-up este se mantuvo en secreto todo momento, solo los allí presentes a través de carteles que encontrabas pegados en las paredes del club podías saber que artistas y a que hora tocarían a lo largo del día. Y es que aunque este line up no se conocía, nos podíamos imaginar algunos de los artistas que seguramente estarían allí presentes por la relación tan especial que han tenido con este club y por haber sido habituales en cabina, por lo que estábamos seguros que no podían faltar en el último adiós.

Además, si algo caracterizaba De School era por cuidar y dar visibilidad a artistas locales emergentes, por lo que algunos de ellos como Fafi Abdel Nour, Tsepo, Soft Break o DRKNGHTS estuvieron presentes junto con grandes nombres de la escena holandesa como Mad Miran, Interestellar Funk, Talismann, Job Jobse o Beste Hira, así como artistas de primer nivel como KI/KI, Blawan o Carista que tampoco querían perderse esta bonita despedida. En total fueron más de 80 artistas los que pasaron por las distintas cabinas de De School en las más de 65 horas en las que la música estuvo sonando sin parar mientras los artistas sacaban a relucir sus mejores discos para decir adiós a este legendario club.


Debido al gran número y variedad de artistas, esto dio lugar a un fin de semana en la que hubo cabida para todo tipo de géneros, donde el techno en su pura esencia fue el género más predominante, pudiendo escuchar la mayoría de sus vertientes desde sonidos más melódico o minimalistas hasta sonidos más contundentes como el industrial o el acid. Además géneros como el house, groove, disco o trance estuvieron también muy presentes durante todo el fin de semana e incluso el drum & bass, jungle, UK Garage o breaks tuvieron también sus momentos, proporcionando de esta manera a los asistentes una riqueza y variedad musical exquisita.

Una de las grandes preguntas es que supone la pérdida de un club tan importante como De School para la escena de Amsterdam y de los Países Bajos en general, y es que se trata del adiós de un club muy querido por el panorama artístico del país. Por suerte la escena holandesa es una de las mas cuidadas, disponen de una gran infraestructura y apoyo de los autoridades locales, y es que la música electrónica, los clubs y los artistas son considerados cultura, algo de lo que en España podríamos ir tomando nota.

De School se une a la temerosa lista negra de clubs que han tenido que echar el cierre, como ya pasó años atrás con otro importante club de la ciudad De Marktkantine, y al igual que está previsto que pase dentro de unos años con SkateCafe o Garage Noord. Esta es por desgracia una tendencia que va al alza en los últimos años en las grandes ciudades europeas, y es por ello que desde aquí nos gustaría pedir el máximo apoyo a este tipo de clubs, los que de verdad cuidan la cultura clubbing, apoyan a los artistas y cuidan a su público, es decir, los que realmente hacen que la música electrónica sea un arte en todos sus sentidos.

Hay lugares que son especiales por lo que te hacen sentir, por lo que has vivido en el interior de ellos o por lo que han conseguido transmitirte, y si a esto le sumas un genial equipo de trabajo detrás, artistas con amor real por la música y un público comprometido con la cultura club, se provocan unas sinergias que hacen de De School un sitio único e inigualable en el mundo. Solo nos queda decirte adiós y gracias, muchas gracias.

Como dirían por tierras holandesas, Voor altijd in ons hart (Para siempre en nuestro corazón)