La marca escocesa de whisky J&B, junto con la agencia madrileña El Ruso de Rocky lanzó esta semana ‘Visible Room’, una campaña que busca visibilizar a las personas con discapacidad y el espacio que por derecho ocupan dentro del ocio nocturno. En el marco del Día Mundial de las Personas con Discapacidad, esta acción permitió a un grupo de personas con discapacidad aparecer en un streaming de música electrónica masivo. El objetivo es romper estigmas y mostrar que este colectivo disfruta la noche tanto como cualquier otro, pese a las barreras sociales que enfrenta.

‘Visible Room’ se enmarca dentro de la plataforma ‘Mi Gran Noche’ de J&B, que promueve la inclusión real en el ocio nocturno. Un estudio realizado por la marca destaca que, aunque el 83% de las personas con discapacidad disfrutan salir de fiesta, muchas señalan que la principal barrera es la falta de empatía social. Con esta iniciativa, J&B invita a reflexionar sobre la necesidad de eliminar prejuicios y promover una representación igualitaria en espacios nocturnos.

La campaña también incluye un corto documental, donde los protagonistas relatan su experiencia y subrayan la importancia de la inclusión. En este, podemos escuchar directamente de un grupo de personas con discapacidad la experiencia que han atravesado desde ambos lados del debate de la inclusión. Esté esta inclusión presente a nivel estructural en un evento o no, los participantes hacen hincapié en la necesidad de involucrar a la sociedad en conjunto para alcanzar esta inclusión.


Complementando esta acción, J&B desarrolló junto a Ilunion Accesibilidad una guía de ocio nocturno inclusivo, dirigida a organizadores y establecimientos. Con ‘Visible Room’, J&B reafirma su compromiso con un ocio nocturno más accesible, llevando un mensaje contundente de inclusión a la escena de la música electrónica.

Y, puede que más de uno se pregunte, ¿Por qué la música electrónica? La respuesta radica en nuestro pasado, presente y la base de nuestra historia. Desde siempre, la electrónica ha sido uno de los auténticos géneros internacionales y con menos barreras culturales dentro de él. Ni la preparación musical, posición social, recursos u otros factores externos cambian el hecho de que en el dancefloor hay espacio para todos, y todos tenemos derecho a ese espacio.

Poco a poco, los valores que fundaron nuestra escena y le dieron su valor singular y único se difuminan dentro del océano comercial guiado por un modelo de negocios en el que las ganancias se traducen en el único valor. A nivel individual, resulta complicado luchar contra la máquina que puja por comercializar el 100% de nuestra escena. Sin embargo, son acciones como estas las que nos recuerdan que, mientras queden al menos dos personas dispuestas a reconocerse como iguales en la pista, el bombo seguirá sonando por los años de los años.

Sebastian Chong
Escucho de casi todo, pincho house y derivados e intento producir lo que sea, sin mucho éxito hasta el momento