Ni siquiera la lluvia pudo detener la increíble combinación que siempre suponen Brunch Electronik y el Parque Enrique Tierno Galván. Las dos últimas fechas del año en la capital: un sábado sold-out con SACRO by MËSTIZA y un gran domingo melódico con Rivo, Korolova y Argy
Si el pasado fin de semana Brunch Electronik nos regaló un arranque de otoño difícil de mejorar, con Amelie Lens y FISHER como grandes protagonistas en el Tierno Galván, este segundo asalto en Madrid ha venido a confirmar que la marca atraviesa uno de sus momentos más sólidos en la capital. El tipo de público, el ambiente y la experiencia general fueron muy similares a las de aquellas dos primeras jornadas, sobre las que ya hablamos en nuestra crónica, con la misma diversidad y el mismo espíritu festivo que tanto caracteriza a la marca Brunch. La diferencia vino en lo musical, al tratarse de estilos diferentes, y sobre todo en lo climático: un Madrid algo más frío y con lluvia intermitente el domingo, aunque, afortunadamente, ni eso impidió el disfrute ni obligó a detener la música en ningún momento.
En esta ocasión, la propuesta del sábado giró en torno al espectáculo ‘SACRO’ de MËSTIZA, acompañadas por MRGOODALF, Pomboklap y DJ Burlak, mientras que el domingo se reservó para un viaje más melódico con Rivo, Korolova y Argy. Dos jornadas muy distintas en estilo pero iguales en entrega, que confirmaron por qué Brunch Electronik sigue siendo uno de los encuentros electrónicos de referencia en la capital.
En la primera de ellas, pudimos escuchar primero un warm-up a cargo de DJ Burlak, encargado de abrir la tarde. Le tomó el relevo Pomboklap, aportando sus característicos ritmos tribales, seguidos por el groove elegante de MRGOODALF, que mantuvo la pista en movimiento y preparó el terreno para el momento más esperado del día: la visita de ‘SACRO’, el concepto de uno de los dúos más en forma de la escena nacional: MËSTIZA.
Reconocidas por su fusión de elementos del folclore español (con especial protagonismo del flamenco) y la música electrónica de corte tribal y afro, Belah y Pitty Bernad se han consolidado como unas de las artistas más cotizadas y populares del país. A ello contribuye también su cuidada iconografía: sus inconfundibles sombreros, el estilismo minuciosamente escogido y una puesta en escena cargada de simbolismo. Exactamente eso es lo que pudimos presenciar en el Tierno Galván este pasado sábado: ‘SACRO’ desplegó toda su estética con velas y candelabros sobre la cabina, acompañados por seis bailaoras que, desde la propia pista, animaban con diferentes atuendos a lo largo de la actuación.
El set arrancó con una introducción marcada por samples de pasos dobles, acordes de guitarra, palmas flamencas y varios “olés”, una pequeña muestra de lo que marcaría la tónica del resto de la tarde desde el primer minuto. Lo que siguió fue un buen y divertido extended set de tres horas, en las que el público pasó de un inicio algo frío a un tramo final completamente entregado. Más allá de algunas críticas que suelen acompañar al dúo (especialmente las que señalan que el foco de su propuesta está más en el show visual y el «postureo» que en lo estrictamente musical), lo cierto es que MËSTIZA volvió a demostrar un poder de convocatoria indiscutible. Con el sold out colgado varios días antes del evento y un espectáculo que mantuvo entretenido a un público amplio y diverso, Belah y Pitty confirmaron que su fórmula conecta con un sector de la escena que busca algo más cercano a la performance que a la cultura de club tradicional. Y no hay nada malo en eso. Al final, la electrónica tiene espacio para todo: hay públicos distintos para propuestas distintas y, precisamente Brunch Electronik convierte esa diversidad en una de sus mayores virtudes.
Y llegaba el domingo, última de estas cuatro jornadas otoñales de Brunch Electronik en la capital. Un closing que nada tenía que ver musicalmente con el sábado o con las otras dos jornadas del anterior fin de semana. Para calentar motores hasta las 16:30, Mamba Nera abrió el Tierno Galván, siendo relevada por Rivo.
El francés ofreció un set de dos horas con una progresión muy marcada: comenzó con un sonido más leve, una especie de fusión de afro house e indie dance; un sonido muy similar al del sello Magnifik Records, de Samm y Ajna. De hecho, pudimos escuchar algunas tracks de dicho label, como ‘Licence To Dance’. Hacia el ecuador de su sesión, evolucionó a un sonido mucho más contundente, poniendo tracks como ‘Nocturnal’, ‘4 Ya Mind’ o un increíble remix aún sin lanzar de Adam Sellouk para la mítica ‘Mind Dimension’ de Tiga. Y en la última media hora, Rivo decidió parar ese ritmo frenético para introducir ese sonido que mejor lo define: unas melodías tremendamente emotivas y épicas que te ponen los pelos de punta en plena pista de baile. Introdujo varias IDs que proximamente lanzará, y también algunas de sus tracks más reconocibles como ‘Stay Here (Jos & Eli Remix)’, o sus remixes de ‘We Could Be Love’ y ‘You & Me’.
Después llegó el turno de Korolova. Risueña y con una presencia en cabina tan llamativa como cercana, se ganó rápidamente al público del Tierno Galván. El inicio de su set dejó uno de los momentos más especiales de la tarde, cuando compartió escenario con Rivo para pinchar su remix de ‘Last Night’, tema original del productor francés. A partir de ahí, la ucraniana ofreció dos horas de techno melódico en estado puro, alternando pasajes más rítmicos y contundentes con otros marcados por pausas melódicas que regalaron al público instantes memorables, como cuando sonó el clásico de RÜFÜS DU SOL, ‘Innerbloom (PACS Remix)’. Fue precisamente en ese tramo, con el sol poniéndose en el horizonte, cuando comenzó a caer la lluvia. Lejos de arruinar la fiesta, lo único que consiguió fue aportar un toque aún más épico al cierre de temporada en el Tierno Galván. Como detalle a comentar, chapó a la organización, que, al menos en la zona de backstage, repartió ponchos para que los asistentes pudiésemos protegernos de dicha inclemencia metereológica.
En cualquier caso, y afortunadamente, la lluvia no se alargó demasiado, y a las 20:30 hacía acto de presencia el headliner de la cita: Argy. El griego desplegó su particular sonido dentro del techno melódico, con esa presencia en cabina tan magnética como personal. Durante su hora y media de sesión pudimos bailar al ritmo de buena parte de su repertorio, con temas como ‘Melodia’, ‘Voices In My Head’, ‘WIND’ o, cómo no, ‘Aria’, con la que firmó el cierre tanto de su set como de la temporada. Lo que más nos sorprendió fueron dos aspectos concretos. Por un lado, la velocidad: gran parte de la sesión se movió por encima de los 130 BPM, algo inesperado pero efectivo en el contexto de un cierre. Por otro, el ritmo de las transiciones, que resultó algo más discutible: apenas había puentes entre canciones y la sensación era de ir de drop en drop, de la parte principal de un tema directamente a la del siguiente. Entendemos que se trataba de un closing breve y ante un público marcadamente comercial, pero en ciertos momentos se echó en falta un desarrollo más pausado y progresivo.
En definitiva, estas jornadas otoñales han confirmado por qué Brunch Electronik sigue siendo un referente en Madrid. Desde el espectáculo visual y tribal de SACRO con MËSTIZA el sábado hasta los viajes melódicos del domingo, el festival combinó música, ambiente y energía de manera impecable. El público, muy bruncher, respondió con entusiasmo, demostrando que hay espacio para todo tipo de propuestas.
Parece que cuando Brunch Electronik juega en el Tierno Galván, todo sale bien: la marca se mueve como en casa y el parque se convierte en el escenario perfecto para disfrutar de la música y la experiencia al aire libre. Esperamos que sigan acogiendo futuros eventos allí, porque pocas localizaciones funcionan tan bien y con tanta magia.







