Hay veces en las que un festival se convierte en leyenda no por lo que ofrece, sino por cómo sobrevive. No por tener los escenarios más espectaculares o el mejor line up, si no por la gente que hay detrás entre bambalinas. Tomorrowland 2025 será recordado por muchas cosas, pero sobre todo por haber sido el año en que la música venció al fuego
Hay años en los que Tomorrowland es un festival. Hay otros en los que es una celebración. Y luego están los años como este, donde lo que ocurre excede lo artístico, lo musical o lo espectacular. En 2025, Tomorrowland fue otra cosa: una lección de resiliencia colectiva, un monumento a lo imposible, y una historia que comenzó con fuego.
Miércoles 16: El incendio
El miércoles previo al arranque del festival, el corazón de Tomorrowland ardía. Literalmente. Un incendio arrasó con el Mainstage, dejando la estructura central del festival calcinada, derrotada, en ruinas. El golpe fue duro y la incertidumbre absoluta. Sin embargo, lo que pasó después no estaba en ningún guion ni en ningún manual.

Dentro del catálogo de catástrofes, inconvenientes o contratiempos que manejaba el festival, que su escenario principal ardiese en llamas a poco más de 24 horas de su apertura no estaba en ninguno de los planes. Y mucho menos en los de el que escribe estas líneas, que se encontraba en un ferry camino a Ibiza con escasa conexión a internet y pensaba que sus compañeros le estaban gastando una broma.
Pero hay veces que lo planeado no es tan necesario como la improvisación, y quienes hemos ido a Tomorrowland en alguna otra ocasión sabemos que allí la magia existe. Como probablemente si estás leyendo estas líneas estés enterado de lo que ocurrió, haré un spoiler en esta crónica: todo salió bien.

Jueves 17: The Gathering
El jueves por la mañana, mientras Dreamville comenzaba a llenarse de vida, la organización comenzaba el desmontaje de lo que quedaba del escenario principal. En paralelo, más de 100 personas trabajaban sin descanso, literalmente sin dormir durante dos días seguidos, para intentar lo que parecía imposible: reconstruir un nuevo Mainstage desde cero, en tiempo récord.
Dreamville es siempre una locura encantadora. Un hormiguero humano en el que conviven primeras veces, reencuentros, cerveza fría, tiendas montadas a la carrera y vecinos convertidos en mejores amigos en 10 minutos. Desde las 13:00 ya había música en el escenario principal del camping. Este año, además, se sumaba un segundo escenario, que abría una hora más tarde y añadía aún más ritmo a la bienvenida. El ambiente era de una euforia contenida, esa mezcla de ilusión por lo que empieza y de ansiedad por lo que podría no llegar a pasar.

A mitad de tarde llegaba el comunicado oficial con los dos escenarios posibles. Escenario 1: montar un nuevo Mainstage y abrir todo el recinto con normalidad. Por supuesto, la opción ideal Escenario 2: trasladar todas las actuaciones previstas del Mainstage al escenario del camping, manteniendo solo esa zona operativa para los 38.000 residentes de Dreamville. Mientras tanto, el resto de asistentes (con entrada sin camping) disfrutarían del recinto abierto, pero sin Mainstage ni los artistas de este escenario.
La reacción colectiva fue extraña: mezcla de nervios, aceptación y fe. La idea de vivir un Tomorrowland sin Mainstage era, cuanto menos, insólita. Pero también quedaba claro que, de cualquier forma, Tomorrowland no se iba a rendir. Alivio global por parte de todos los asistentes, que desde cientos de países de todo el mundo veían que, finalmente, su sueño no se iba a frustrar.

Musicalmente, el primer día dejó un buen puñado de sorpresas: sets inesperados de Oliver Heldens, R3HAB y Sub Zero Project que eran las sorpresas de esta edición (aunque servidor echó de menos a Afrojack, si bien confiamos en su mítica aparición del W2) y que sirvieron para encender los ánimos y mantener la magia a pesar de todo. Mención especial al set de Odymel, uno de los nombres revelación del año, que al día siguiente abriría el Mainstage en un b2b inolvidable con Pegassi.
El cierre con Sub Zero Project, acompañado de una pirotecnia fue un momento de comunión total. Nadie sabía qué pasaría mañana, pero esa noche en Dreamville, todos éramos uno. Los afters improvisados, la emoción intacta y el privilegio de brindar con cerveza aún fría (para todos los que conservaban aún algo del cold beer pack) hacían del jueves uno de los días más mágicos del festival.

Viernes 18: Magical Friday
A primera hora del viernes, la historia cambió para siempre. Debby Wilmsen, portavoz oficial del festival, nos lo confirmaba a la prensa con la emoción apenas contenida: Habrá Mainstage. Abriremos con normalidad. Solo cambia el horario: el recinto abre a las 14:00 y el escenario principal a las 16:00.
El nuevo Mainstage era una estructura completamente distinta. Nada de decorados imposibles ni elementos oníricos. Solo un ortoedro brutalista recubierto por pantallas LED: 40 metros de ancho, 7 de alto. Contundente. Sobrio. Vivo. Detrás, como un símbolo que no se esconde, los restos calcinados del escenario anterior. No lo taparon. No lo maquillaron. Lo dejaron ahí, como advertencia, pero también como monumento.

Desde que se abrieron las puertas, miles de personas corrieron hacia el Mainstage. No para bailar aún, sino para aplaudir a los trabajadores. Cada cierto tiempo, sin que nadie lo pidiera, estallaban aplausos. Algunos aún montaban los arrays de sonido, otros ajustaban FX o probaban visuales. Seguían trabajando mientras miles ya disfrutaban. El escenario fue naciendo delante de nuestros ojos. Y crecía con cada hora que pasaba. Es justo mencionar en este momento que el trabajo incansable de los trabajadores nos permitió a los asistentes vivir una de las ediciones más únicas de la historia del festival.
El primer set, Odymel b2b Pegassi, fue energía en estado puro. La gente bajando corriendo, aplausos por las primeras canciones, los trabajadores que continuaban trabajando mientras la música sonaba, y una energía colectiva que se podía palpar en el ambiente. En Freedom, John Summit volvió a confirmar por qué es uno de los grandes nombres del momento en un show hasta la bandera. En CORE, Tripolism y Bora Uzer nos regalaron una sesión elegante, hipnótica y de pura clase.

En Atmosphere, reinó la contundencia: Novah, el b2b de Azyr y Nico Moreno, pura potencia sin concesiones. Y en Crystal Gardens, Vintage Culture nos devolvía la mejor versión de sí mismo, con un set de house emocional que nos recordó al Lukas que nos hizo enamorarnos de él. No me malinterpretéis, me encanta el melodic techno, pero echaba de menos su faceta más housera.
Arodes b2b Shimza fue uno de esos momentos que definieron el viernes: groove, conexión y ritmo sostenido, también en Crystal Gardens. Y en The Great Library, Matisse & Sadko b2b Third Party nos hicieron llorar de alegría con su oda al progressive house. Nostalgia en estado puro.
Para concluir el viernes, no podemos olvidarnos del icónico cierre de Freedom por parte de Eric Prydz, este año sin visuales tematizados, el drum and bass de puro baile de Camo & Krooked, ni del debut de nuestro paisano James de Torres, en el stage Melodia by Corona, donde pudimos verle a primera hora de la tarde firmando un set cargado de emoción y orgullo, con muchos españoles acercándose a saludar en el que era el primer punto de quedada oficial de muchos amigos y compañeros.

Sábado 19: Incredible Saturday
El sábado comenzaba con Charlotte de Witte al frente: contundente, directa, sin rodeos. Una declaración de intenciones. Con todo el festival ya funcionando en horario normal, y a las 15:30 ocurría algo que iba a llenar aún más de vida el Mainstage: la quedada anual de españoles en el Troll del Mainstage.
Este año fue más multitudinaria que nunca. No solo españoles: latinoamericanos de todos los países se sumaron, y la emoción fue inmensa. La mayoría de hispanohablantes del festival concentrados en un solo punto. Como cada año, apareció B Jones para saludar, firmar algún que otro autógrafo y recordar que, sí, nosotros también estamos aquí dejando huella.

Me quedé un buen rato en el Mainstage porque lo que venía era imperdible: el final del b2b entre DubVision y Third Party, ideal para corear entre compatriotas. Luego, el set de Miss Monique, en estado de forma brutal y demostrando que es una de las figuras de la escena, y por supuesto el regreso de B Jones al Mainstage con un show redondo: una nueva ID con StadiumX presentada en directo por los tres, una interpretación en directo de Imagine con Cammie Robinson cantando en directo y la presentación de su nuevo tema con Alok, ‘Left to Right’, con un crowd control a la altura de los lyrics del tema.
B Jones hará brillar todo Tomorrowland con su nuevo tema ‘Left to Right’ junto a Alok
Después nos fuimos a Freedom con Mahmut Orhan, en un escenario completamente renovado: mismas dimensiones, pero las legendarias mariposas del techo han sido sustituidas por 196 pantallas LED cuadradas con movilidad independiente. Ya lo vimos en la presentación a prensa el viernes, pero durante los sets comprendimos su verdadero poder. Pantallas que bajaban, subían, formaban ondas, estructuras geométricas… un nuevo nivel de inmersión. Lo hablaba con colegas por WhatsApp durante los sets: si en vídeo parece impresionante en persona directamente carece de sentido.
Acudimos a Atmosphere, para ver a Patrick Mason y a nuestra querida Indira Paganotto, pero tuvimos que irnos porque llegó el momento más esperado del día: Axwell b2b Sebastian Ingrosso b2b Steve Angello.

No actuaron como Swedish House Mafia, pero lo que ofrecieron en Crystal Gardens fue aún mejor: tres amigos compartiendo cabina, jugando con los platos y volviendo a las raíces. El recinto estaba tan lleno que había gente bailando desde el puente. Tres horas y cuarto de set que fueron del house más fresco a los clásicos de SHM, y de ahí al progressive más icónico de Tomorrowland. Bailé con compañeros de medios (mención especial a Dancing Astro y a AllMusicSpain), lloré con mashups imposibles y salí de allí sabiendo que había vivido algo irrepetible.
Puedo confirmar que es el set más increíble que he vivido en persona (y garantizo que no han sido pocos). Hablando con compañeros contábamos que muchos empezamos en esto por la magia que nos transmitió el trío cuando aún eramos muy jóvenes, y desde luego, creo que todos acertamos en sacrificar el resto de impresionantes actuaciones que se estaban desarrollando en los otros 14 escenarios para poder disfrutar del trío de suecos haciendo un set que pasará a los anales de la música electrónica. A decir verdad, estoy contando las horas para que el set esté disponible en YouTube y poder revivir una y otra vez las tres horas y pico más espectaculares de mi historia en la música electrónica.

Domingo 20: Glorious Sunday
El domingo es siempre especial. El cuerpo dice basta, pero el corazón pide otro round. Empezamos el día en CORE, cómo no, con Bibi Seck repartiendo house del bueno. Set bailongo y público conectado. El stage estaba hosteado por DJ Boring y su Colour Club, y sabíamos que sería una apuesta segura. He de admitir que cada vez que lo abandonaba lo hacía con pena, pero también con el sentimiento de que iba a regresar.
En Freedom, tres bombazos seguidos: El debut de Sammy Virji, llenando hasta la bandera con su mezcla de house y UK garage, un público totalmente embravecido y un show técnico de altas miras aprovechando las posibilidades del stage.
Continuaba Argy presentando New World, con un repertorio de música nueva y una narrativa envolvente y Sara Landry, demostrando por qué es la reina del hardtechno y el referente indiscutible del género también en Europa, a pesar de venir desde el otro lado del charco.

En The Rose Garden, Da Tweekaz y su ya tradicional takeover de Tweekamania: fiesta, hits y descontrol. Aunque no te guste el hardstyle es imposible no bailar en cuanto avanzas tres pasos dentro de la multitud: literalmente te atrapan.
En Atmosphere, Funk Tribu nos regaló un set groovy y desenfadado como parte del takeover de EXHALE de Amelie Lens; y en Crystal Gardens, el b2b entre Samm y Ajna fue el mejor homenaje al afro house que podíamos pedir. Magnifik como sello y como comunidad está viviendo su mejor momento, y se notó entre los chorros de agua y buena música que llenaban el legendario escenario.

La lluvia apareció justo a tiempo para regalarnos uno de esos momentos inolvidables: fuegos artificiales en mitad de ‘Imaginary‘ con Brennan Heart a los mandos en The Great Library, otro escenario renovado pero que mantiene su esencia clásica. En House of Fortune by JBL, vimos a Amelie Lens en un formato insólito, lejos de su stage hosteado, con una energía brutal y el suelo del escenario literalmente vibrando. Para los que no hayáis estado, «el JBL» es un escenario muy pequeño pero en el que de vez en cuando aparecen artistas de primer nivel, como fue el caso.
El cierre de David Guetta fue emocionante, con un discurso de la voz de Tomorrowland que nos recordó algo simple pero esencial: El Mainstage no es la producción. Es la gente.
Y para cerrar como se merece, volvimos a CORE, donde Oscar and the Wolf (presentando After Hours), DJ Boring y HAAi (tanto por separado como en B2B) nos regalaron una última secuencia de bailes que repetimos casi de forma ritual tras el W2 del año anterior.

Conclusión: un nuevo hito en la historia de Tomorrowland
Tomorrowland 2025 no ha sido solo un festival. Ha sido un milagro. Un ejemplo de cómo, cuando hay pasión y comunidad, nada es imposible. Nuevamente (y a riesgo de repetirme), quiero volver a hacer una mención especial a todos los trabajadores que con cero horas de sueño pero mucha fe y resiliencia hicieron algo que parecía imposible incluso para los más soñadores.
Ver a toda la industria unida, remando en la misma dirección, apoyando para que el evento saliera adelante, ha sido una de las cosas más bonitas que he vivido como profesional. Y lo más fuerte de todo: la experiencia fue exactamente igual que cualquier año. O mejor.
El Mainstage no fue el más espectacular. Pero tenía algo que ningún otro ha tenido nunca: vida propia. Lo vimos nacer. Lo vimos crecer. Y lo vimos triunfar. No tengo dudas: sabía que algún día alguien destronaría Amicorum Spectaculum y ha ocurrido cuando menos y cómo menos me lo esperaba. Pero puedo confirmar que mi nuevo Mainstage favorito es el de 2025.
LIVE TODAY. LOVE TOMORROW. UNITE FOREVER.
