El Auditorio Marina Sur fue testigo de una sesión doble de maratón este fin de semana. Además de los participantes en el maratón de Valencia, miles de ravers de toda España y el resto del mundo se dieron cita para una nutrida sesión de ejercicio en la pista de baile. Dos escenarios, más de diez horas de goce y diversión, 15.000 asistentes, y un line-up diseñado para todos los gustos. ¡Que empiecen la fiesta!

Durante una la jornada del sábado, Valencia fue testigo de un despliegue de creatividad, música y producción que demostró por qué elrow es sinónimo de alta calidad. Ya fuera en el escenario Dance with the Serpent, el reino de la serpiente, lleno de colores brillantes, como la piel de uno de estos reptiles, o el escenario de Blackworks, santuario de hard dance que en esta edición se decantó por un decorado minimalista, resultaba complicado no asombrarse ante el excelente trabajo visual que conlleva este festival y su montaje.


El primer artista que disfrutamos puso tono a todo el ritmo de nuestra tarde. Lava y magma en las paredes. Rojo y negro por doquier. Decoraciones que simulan un mundo infernal subterráneo y que nos hicieron entrar en calor al compás de los beats de Future 666. Contundencia, energía y sonidos capaces de cortar el aire en dos. Desde el primer beat, quedó claro que aquí no había lugar para aquellos a los que no le gustan los ritmos acelerados ni los bpms altos.

A continuación, tocó escuchar la sesión de otro de los pesos pesados de las primeras horas del evento: Adrian Mills, un nacional crecido y educado en Alemania, donde algo parecen saber sobre techno y esas cosas. Debido a la cancelación de Omaks, Mills regaló al público una sesión extendida que concluyó en una ovación por parte de todo el público. El DJ se aseguró de que nadie olvidase quién acababa de poner de cabeza el escenario completo, pinchando algunos de los temas que nunca fallan en sus sesiones como ‘Que pasa’ de Human Error.

Las siguientes sesiones las disfrutamos a ritmo de bombo y caja, mucho, pero mucho bajo. El B2B entre Rendher y Ale de Tuglie, seguido por la sesión de Bastian Bux pusieron a tono al público del Dance with the Serpent. Sampleos de hip hop, snare rolls a montones, y ni un solo empalme descuadrado. Una vez consumidos estos excelentes aperitivos, rematamos con el primer plato fuerte de la noche en materia de 4×4: Franky Rizardo. Sacando sus mejores armas como el remix de ‘Famax’ y Brighter Days (Marco Lys Remix), Rizardo devoró la pista con facilidad y maestría.

Entrados ya en el calor de la noche, volvimos al fulgor y la intensidad del escenario Blackworks. En cabina, uno de los jefes de la marca: Dexphase. El cofundador de la marca madrileña inyectó una nueva dosis de energía, llevando el tempo al límite y dejándonos sin aliento. Su set fue una declaración de intenciones: no importa cuanto sea de oscuro, siempre hay espacio para un drop aún más explosivo.

Y entonces, por fin, llegó el que discutiblemente era el set más esperado en este escenario. Fatima Hajji entró en escena, y su presencia transformó el ambiente como solo lo hacen los más grandes de la industria. Cada drop, cada build-up, igual que un latigazo resonando en cada rincón de la cueva. Era imposible no rendirse ante su dominio absoluto de los platos. Fatima no solo mantuvo la energía, sino que la llevó a su máximo nivel. En medio de clamores y energía, Valencia se rindió ante una de las artistas más dominantes del panorama actual.


Con la madrugada, llegamos a dos sumamente esperadas sesiones de cierre. El cofundador de Blackworks, Skryption quien cerró el escenario con un set que combinó todo lo que habíamos vivido horas anteriores. Su mezcla de sonidos duros con texturas melódicas fue una decisión muy acertada para un público agotado pero con ganas de darlo todo hasta el fin. El artista demostró que sabe cómo llevar una fiesta de su clímax a su cierre, asegurándose de que la última nota quede en nuestras mentes mucho después de que se apaguen las luces.

En el escenario de elrow, el don alemán y leyenda certificada del house Loco Dice puso un broche, no de oro, sino de diamante y piedras preciosas al zapateo en el auditorio marina sur. Su sesión, de quererlo así, podría sonar como un solo track interminable. Así de limpias son sus transiciones. Con la maestría de quien conoce su biblioteca como la palma de su mano, el DJ proveniente de Düsseldorf repartió vocales de rap en portugués e italiano, percusiones étnicas y sabiduría del arte de la mezcla. Un cierre de festival digno de aplausos.

Aunque durase la mitad que la edición del año pasado, elrow y Blackworks trajeron la fiebre del baile al centro de Valencia por segundo año consecutivo. Solidez, preparación y mucho trabajo puesto en crear un concepto y marcas coherentes y de calidad, las cuales se unen para demostrar su fuerza y el excelente momento que atraviesan.

Sebastian Chong
Escucho de casi todo, pincho house y derivados e intento producir lo que sea, sin mucho éxito hasta el momento